William Wyler (Mulhouse hoy Francia,
entonces Alemania, 1 de julio de 1902 - Los Ángeles, 27 de julio de 1981) se
trasladó a los Estados Unidos en 1921 y fue un prolífico y sobresaliente
director de cine estadounidense, tres veces ganador del Premio de la Academia
Casado
dos veces y amante de Bette Davis a
la que conoció durante el rodaje de "Jezabel".
William Wyler, fue un director
cuestionado por los críticos de su época y por otros directores contemporáneos.
Se le criticó porque hacía un cine sin estilo, se le llamó el artesano del
cine. Existía un pulso entre su cine y el de Orson Welles que no dudaba en descalificarle. Sin embargo no
todas las voces fueron negativas, el famoso crítico teórico y cinematográfico
francés, André Bazin fundador
de Cahiers du Cinéma apoyó
el trabajo de Wyler. Al parecer
de Bazin nadie sabía
contar una historia como Wyler.
Abordó todos los géneros: cine negro, comedia, western, melodrama, musical….
ARTESANO
Para
muchos su trabajo sería el de experto artesano que ensambla los esfuerzos de
talentos puestos a su servicio por un productor de visión. Un examen
superficial de las fichas técnicas de sus films parece confirmar ese enfoque
.Para muchos, el estilo de Wyler es
únicamente la suma que arroja la producción hollywoodense en su mejor expresión (el
mejor decorado, vestuario, fotógrafo, música…….), pero sin aportar un estilo
propio.
MÁS
QUE UN ARTESANO. UN ESTILO
Y,
sin embargo, un film de Wyler es
una creación absolutamente identificable, una creación cuya unidad de
concepción y realización se impone inmediatamente, cuya vinculación –de enfoque
y estilo– con su obra precedente y subsiguiente es fácil de trazar. Wyler es de los que han hecho
menos concesiones a las supercherías del "autor"
a expensas del estilo.
La
perfecta neutralidad y transparencia del estilo que no debe interponer ninguna
coloración, ningún índice de refracción entre el espíritu del lector y la
historia.
Todos
los esfuerzos de la puesta en escena tienden a suprimirla y los actores
alcanzan un máximo de potencia y de claridad. Por ejemplo hablando de"La loba", la obra de Lilian Hellman apenas ha sufrido
con la adaptación: el film respeta el texto casi íntegramente y resulta
evidente no solo lo que el cine añade a los medios del teatro sino que además,
el máximo coeficiente cinematográfico coincide paradójicamente con el mínimo
posible de puesta en escena. Nada podía multiplicar tanto la potencia dramática
de algunas escenas como la inmovilidad absoluta de la cámara. Cualquier
movimiento que un realizador menos avezado hubiera introducido en calidad de
elemento cinematográfico, hubiera servido tan solo para rebajar el voltaje dramático.
Aquí la cámara no está en el lugar de ningún espectador. Es ella, gracias al
encuadre de la pantalla y a las coordenadas ideales de su geometría dramática,
quien organiza la acción.
OBJETIVIDAD
En
uno de los artículos más largos que se han dedicado a Wyler, André Bazin ha
sostenido la teoría de su impersonalidad. Para demostrarla se apoya Bazin en
una análisis detenido de algunos films (principalmente: "La loba" y "Los
mejores años de nuestra vida") y en unas declaraciones del mismo Wyler. Este había dicho: “I have always tried to direct my own
pictures out of my own feelings, and out of my own approach to life”, lo
que puede traducirse así: “He tratado
siempre de dirigir mis películas de acuerdo con mis sentimientos y de acuerdo
con mi enfoque de la vida”. Pero Bazin leyó
y tradujo mal estas palabras porque no advirtió que el out no
significaba en este caso “fuera” sino que estaba articulado con el verbo to
direct. Su versión dice pues: J’ai
toujours essayé de diriger mes films sans tenir compte de mes sentiments et de
ma propre conception de l’existence. Qué es exactamente lo contrario de lo
que Wyler dijo.
Su
mayor error fue confundir impersonalidad con objetividad. Lo que caracteriza el
estilo de Wyler es
precisamente la objetividad.
PROFUNDIDAD
DE CAMPO
La
objetividad del estilo de Wyler parece
más notable si se examina detenidamente uno de los recursos técnicos del cine
sonoro que él ha contribuido a crear: la profundidad de campo. Toda su obra
posterior a 1936 muestra sus experimentos y sus conquistas en perfeccionar las
posibilidades dramáticas de este recurso, es en "La loba" y en "Los mejores años de nuestra vida" (ambas de Toland) en que Wyler explota hasta el límite sus
posibilidades dramáticas. Su detallismo casi supersticioso para dar veracidad a
lo cotidiano en el empleo frecuente de la profundidad de campo o, por lo menos,
en la puesta en escena simultánea.
De
esta utilización de la profundidad de campo para fines dramáticos y para la
exposición compleja de acciones se deriva un tercer beneficio: el análisis
dramático de las relaciones humanas. Puede constatarse una predilección
evidente por los guiones psicológicos con fondo social. Wyler ha llegado a ser maestro en
el tratamiento.
Gracias
a la profundidad de campo que puede venir a completar la interpretación
simultánea de los actores, el espectador tiene la posibilidad de hacer, al
menos por sí mismo, la operación final de planificación. Cito a Wyler: "Tuve largas conversaciones
con mi operador Gregg Toland.
Decidimos buscar un realismo lo más simple posible. La capacidad que tiene Gregg Toland para pasar sin
dificultad de un término a otro del decorado, me ha permitido desarrollar mi
propia técnica de la planificación. Así puedo seguir una acción evitando los
cortes. La continuidad que se consigue así, hace los planos más vivos; más
interesantes para el espectador que estudia cada personaje a su gusto y hace él
mismo sus propios cortes".
EL
PERFECCIONISTA
Cuentan
de William Wyler que,
durante el rodaje de "Jezabel",
obligó a Henry Fonda a
repetir una toma hasta en cuarenta ocasiones. Cuando el actor, visiblemente
molesto, le preguntó qué era exactamente lo que quería, Wyler le respondió con un lacónico
“sólo quiero que lo hagas bien”.
EL
ACTOR
El
mismo cálculo estético que le hacía escoger la profundidad de campo en las
tomas, tenía que llevarle a reducir al mínimo necesario para la claridad del
relato el número de planos. Si Wyler ha
buscado sistemáticamente, un universo dramático perfectamente neutro, sería
ingenuo confundir esta neutralidad con una ausencia de arte. Pero nadie sabe
mejor, sin embargo, contar una historia en el cine. Para él, la acción es expresada
en primer lugar por el actor. Es en función del actor como Wyler, al igual que el director
teatral, concibe su trabajo de valorización de la acción. El decorado y la
cámara no están allí más que para permitir al actor concentrar sobre sí el
máximo de intensidad dramática sin concederles una significación parásita.
TENSIÓN
DRAMATICA
Al
inmovilizar la cámara, al hacer jugar a los actores dentro de su campo
profundo, entrando o saliendo, alejándose o acercándose según un desplazamiento
muy calculado y que no excluye el movimiento de la misma cámara, Wyler consigue poner el acento en
un elemento de enorme importancia: la tensión dramática. La cámara no recoge
nada superfluo, no se distrae un segundo; su ojo se fija, escrutador,
incansable, en una zona privilegiada del escenario en que ocurre lo importante,
en que se desarrolla una acción que ha sido despojada de toda adiposidad y ha
quedado reducida a sus elementos esenciales. El juego de los actores participa
de esa intensidad; salen poco del campo de la cámara, están ellos mismos
continuamente sometidos a su escrutinio y la unidad de actuación no se rompe ya
que deben continuar representando aunque la cámara no los enfoque directamente.
FILMOGRAFÍA
• 1927 - El caballero
alerta
• 1931 - La casa de la
discordia
• 1932 - ¿Héroe o cobarde?
• 1933 - El abogado
• 1934 - Fascinación
• 1935 - La ciudad
sin ley
• 1935 - La alegre mentira
• 1935 - Una chica
angelical
•1936 - Esos tres
• 1936 - Rivales
• 1936 - Desengaño
• 1937 - Calle sin salida
• 1938 - Jezabel
• 1939 - Cumbres
borrascosas
• 1940 - La Carta
• 1941 - La loba
• 1942 - La señora Miniver
• 1946 - Los mejores años
de nuestra vida
• 1949 - La heredera
• 1951 - Brigada 21
• 1953 - Vacaciones en
Roma
• 1955 - Horas
desesperadas
• 1956 - La gran prueba
• 1958 - Horizontes
de grandeza
• 1959 - Ben-Hur
• 1961 - La
calumnia
• 1965 - El coleccionista
• 1966 - Cómo robar un
millón y...
• 1968 - Funny Girl
• 1970 - No se compra el
silencio
La carrera de Wyler está salpicada de éxitos, no sólo fue el director de la multipremiada Ben-Hur que mantuvo el record de película más laureada de los premios Oscars con once estatuillas hasta que James Cameron, 38 años más tade, lo igualó con su Titanic.
ResponderEliminarGanó tres Oscars al mejor director por "La sra. Miniver", "Ben Hur" y "Los mejores años de nuestras vidas". Siendo nominado hasta 9 veces más a dicho galardón.
También consiguió una Palma de Oro por "La gran prueba". Un premio BAFTA,un Globo de oro y un directors guild por "Ben-Hur". Y recibio una mención especial por "Jezabel" en Venecia.
Es grande aunque aparentemente parezca sólo un artesano; lo que ocurre es que su cine es discreto y no juega a nada... Los peores años de nuestra vida es una maravilla: dramón
ResponderEliminarMal tratado por la crítica de hace unas décadas, revisitado por la nueva crítica, es a mi juicio un director sin tacha. ¿Su estilo? No jugar a ser autor, lo que no le exime de autoría. Diríamos que es la antítesis de Trier, por poner un ejemplo intemporal. Y así, en este estilo "objetivo", como bien apuntas y valga la paradoja, su obra es un incesante buen hacer y trascendiendo a cualquier género. Firmó obras maestras en cualquier género que tocó, y apenas sin repetirse. Vamos, esto solo lo ha logrado él.
ResponderEliminarPD. Perdón por escribirte en un post antiguo, pero la entrada me ha parecido estupenda.