Tras
diez años de exilio cinematográfico por tierras europeas, Hollywood volvía a
llamar a Orson Welles su hijo
pródigo más afamado, para dirigir una nueva película en la Meca del cine. Corría el
año1957 y Welles se reincorporaba a
la maquinaria de “La fábrica de sueños”
(en la que nunca encajó) para escribir, dirigir y protagonizar “Sed de Mal”, en uno de los come back más celebrados de la historia
del cine.
Una
película imprescindible que a pesar de su aparición relativamente tardía dentro
de la etapa clásica del género ha pasado a convertirse en una de las piedras
angulares del Film Noir. En esta obra maestra indiscutible,
Welles retoma de forma exuberante la
dialéctica del género enriqueciéndola en el apartado dramático con ecos shakespearianos a los que se suma una
puesta en escena pletórica de virtuosismo consiguiendo con ello un inigualable
ejercicio de estilo.
FICHA TÉCNICA: SED DE MAL
“Touch of Evil”
AÑO: 1957. DURACIÓN: 111
min. PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: Orson Welles.
GUIÓN: Orson Welles. MÚSICA: Henry Mancini.
DIRECTOR: Orson Welles.
GUIÓN: Orson Welles. MÚSICA: Henry Mancini.
FOTOGRAFÍA: Russel Metty (B&N).
REPARTO: Charlton Heston, Orson Welles, Janet Leigh, Marlene Dietrich, Joseph Calleia, Akim Tamiroff, Dennis Weaver, Ray Collins, Mort Mills .
REPARTO: Charlton Heston, Orson Welles, Janet Leigh, Marlene Dietrich, Joseph Calleia, Akim Tamiroff, Dennis Weaver, Ray Collins, Mort Mills .
PRODUCTORA: Universal Pictures. Productor: Albert Zugsmith.
GÉNERO: Film Noir.
SINOPSIS:
Miguel Vargas, un alto funcionario de la policía mexicana, y su esposa Susan
están pasando parte de su luna de miel en una ciudad fronteriza del norte del
país. En ella operan los Grandi, una familia de mafiosos a los que Vargas persigue
y a cuyo jefe están a punto de procesar.
El
matrimonio es testigo de la explosión de un coche en la parte estadounidense de
la ciudad que ocasiona la muerte de sus ocupantes, un empresario norteamericano
y una stripper, el policía mexicano
deduce que la explosión ha sido provocada por una bomba colocada con antelación
en la parte mexicana de la ciudad. La investigación de doble homicidio, en la que
Vargas colaborará como asesor, es asignada al desagradable capitán de la
policía Hank Quinlan, un policía tan implacable como punible por sus métodos
poco ortodoxos.
No
es infrecuente que algunos de los más inspirados autores cinematográficos
ejecuten sus trabajos más sobresalientes en películas de encargo, ahí tenemos sin
ir más lejos el ejemplo de “El Padrino” de Francis Ford Coppola,
una de las películas más reconocidas de todos los tiempos que fue fruto de un
encargo. Este es el caso de Orson Welles en la que a mi juicio es la más
sobresaliente de sus películas “Touch of Evil”, una película de
estudio que llegó a las manos de Welles de forma indirecta y que acabó
convirtiéndose en una de sus obras más personales, intensas y celebradas.
La
historia comenzó cuando Albert Zugsmith, productor de la Universal ,
ansioso por atraer a Charlton Heston
hacia su nueva producción de cine negro, jugó ante éste la baza de la presencia
de Welles, como intérprete, en la futura
película. La estrella aceptó, pero impuso la condición de que Welles participase no sólo como actor sino
también como realizador.
Finalmente
la Universal contrataba a Welles como guionista,
intérprete y realizador, otorgándole además el control y la supervisión del
montaje.
A
pesar de esta última prerrogativa el montaje de Welles (con una duración entre 105 y 114 minutos) fue desestimado
por los directivos del estudio que exigieron escenas explicativas o un nuevo
montaje.
Welles fuera ya de
contrato rehusó hacer ningún cambio y la Universal
encargó al director Harry Keller (“Sombras en la Noche ” 1956) el montaje
definitivo.
El
resultado fue un estreno de 95 minutos, que por supuesto, no satisfizo a Welles que indignado remitió una carta
a la Universal reprobando los cortes. En 1998 el
productor Harry Schmidlin, gracias a
las extensas notas que el autor dejó sobre la cinta, supervisó una
reconstrucción de la película fiel al original de Welles de unos 111 minutos de duración.
La
cinta se nutre de un sustancioso guión escrito por el propio Welles basado en
la novela pulp “Badge of Evil”
de Whit Masterson; Welles
partiendo de un producto literario de corte popular, tal y como ya había hecho
anteriormente con “La dama de Shanghai”,
construye una potente trama de oscuridad y corrupción de dimensiones shakespearinas dotada de profundas lecturas morales.
La
historia enfrenta a dos policías física y moralmente opuestos en un campo de
batalla (una sórdida e innominada ciudad fronteriza en la que la amoralidad y
los comportamientos ilícitos son endémicos) en el que ambos ejercerán sus
irreconciliables modos (impregnados de sus respectivas personalidades) de
entender y ejecutar una labor policial de investigación criminal.
Miguel
Vargas (Charton Heston) joven, democrático,
honesto y racional versus Hank
Quinlan (Orson Welles) físicamente
repelente, marcado por sus prejuicios raciales, siempre dispuesto a dejarse
guiar por sus instintos de viejo policía y a falsear pruebas para inculpar a
sus sospechosos.
Así
describía el propio Welles a sus
protagonistas:
Aludiendo
a Vargas: “Me interesa más el carácter
que la virtud. Algo que podríamos llamar moral aristocrática en oposición a la
moral burguesa sentimental, esta me asquea, prefiero el coraje a todas las
virtudes.”…“El personaje de Heston en Sed de Mal es un ser superior, y no
porque sea buen mozo o este en el candelero, no: es debido a que es una persona
civilizada y tiene una cultura más honda. No se trata sólo de que sea bueno e
incapaz de hacer canalladas, sino de que comprenda que significa ser bueno. Así
tenemos a un hombre que puede responder al sinvergüenza sin tener siempre la
palabra virtud en la boca y los argumentos que opone al abusivo poder
policial son aquellos que sólo un hombre
cultivado puede oponer.
Y
ahora sobre Quinlan: “Es un error creer
que miro con cierta indulgencia a Quinlan. Para mí es odioso, no hay ambigüedad
en su carácter. No es un genio, es un maestro en su género, pero un hombre
detestable. Mi aportación personal al filme es mi odio hacia el abuso que la
policía hace de su fuerza. Y evidentemente es más interesante hablar de estos abusos
personificados en un hombre de una cierta envergadura -no sólo física sino de
tipo humano- mejor que en un “poli” vulgar. Quinlan es mejor que un "polizonte" normal, lo que no impide que sea odioso. Algo que no implica ninguna ambigüedad
subyacente por mi parte, ya que se puede sentir simpatía por un crápula ya que
la simpatía es algo humano, de ahí mi ternura hacia la gente por la que no
disimulo en absoluto mi repugnancia. Pero precisamente porque es un hombre de
cierta envergadura, un hombre de corazón, es inevitable experimentar una cierta
simpatía hacia él”.
Esa
“Simpatía por el Diablo” tan presente
en toda la obra del genio es la razón por la que los cahieristas Bazin y Truffaut enarbolaron, no sin buenas
razones, la tesis de que “personaje
ideal” propuesto por Welles a lo
largo de toda su filmografía es un individuo amoral (desde un punto de vista
convencional) pero dotado de un sentido de la vida shakespeariano, al que mueve un fin último de naturaleza superior y
al que no se puede juzgar con las mismas leyes que al resto de los humanos. Este
tipo de personajes dotados de una ambigüedad moral, terrible a la par que grandiosa,
pueblan la gran mayoría de sus películas y casi siempre fueron interpretados
por el propio Welles: Kane, Quinlan, Othello, Michael O´Hara. Macbeth, Arkadin…
Como
podeis apreciar en sus declaraciones el director rechazaba esta interpretación
y condenaba moral e intelectualmente a estos personajes (especialmente a
Quinlan, Arkadin y Kane) aunque admitía cierta simpatía e incluso admiración
por sus “valores humanos”.
Quizás
por esa simpatía o simplemente porque estos personajes también gozan de ese
coraje que el director tanto admiraba, Welles
vuelca su gran talento interpretativo sobre ellos, dotándolos con una
incuestionable grandeza.
La
tensión generada entre esta grandeza y su inmoralidad les impregna de un aura
similar a la de un ángel caído o de un héroe condenado, algo propio de los
personajes de Shakespeare y que en “Sed de Mal” sirvió a Welles para redimensionar una trama prototípica
del cine negro con elementos propios de las tragedias de su autor teatral
favorito.
Pero
no debemos olvidar otro toque muy importante, también de índole shakespeariana, bien presente en la película como es la
sátira.
Personajes
como el tío Joe Grandi (Akim Tamiroff)
o el guarda nocturno del motel Mirador (Dennis
Weaver) están dotados de una comicidad estrafalaria que contrasta con el
carácter oscuro de toda la trama.
Estas
influencias shakespearianas envuelven
y alimentan el núcleo argumental puramente Noir
de la cinta, en el que se dan cita ciertos arquetipos propios del género: La
denuncia social frente a la corrupción policial y los prejuicios racistas. El
pasado angustioso (el asesinato no resuelto de la esposa de Quinlan) del que no
puede escapar el protagonista. Y ese universo de determinismo en forma de “pesadilla fatalista” por el que todos
los acontecimientos de la trama se van entrelazando de una forma tal que inevitable
e ineludiblemente dirigen a los protagonistas hacia un fin previamente
anunciado.
Sirvan
estas líneas de diálogo, uno de mis favoritos de la película y de todo el género, entre una de las más potentes parejas
del Noir, la formada por el capitán
Quinlan (Orson Welles) y la vidente
Tanya (Marlene Dietrich), para
ilustrar este último punto:
-Vamos, adivíname
el porvenir.
-Ya no lo
tienes.
-¿Qué quieres
decir?
-Lo has
agotado completamente.
La
realización de “Sed de mal” es
sencillamente brillante, y en ella se dan cita todos los hallazgos de narración
y forma utilizados por Welles en sus
películas previas. Configurando una especie de cóctel supervitaminado entre “Ciudadano Kane”, “Macbeth”, “La dama de Shanghai” y “Mr. Arkadin” en el
que la puesta en escena está concebida a partir de dos ejes fundamentales: el
plástico y el rítmico.
En
el apartado plástico destacan tanto el uso de los objetivos de corta distancia
focal (18,5mm) que acentúan violentamente la perspectiva consiguiendo (sobre
todo en los contrapicados) violentas deformaciones del espacio y de los rostros
de los personajes sin perder la profundidad de campo.
Como
la magnífica fotografía de corte expresionista iluminada en claroscuros, tan
propia del cine negro como del cine wellesiano,
que destaca especialmente en las secuencias de exteriores nocturnos, para las
que se vale de luces de baja intensidad que generan rostros parcialmente
iluminados y sombras amenazadoras.
Estas
propiedades ópticas y la iluminación son explotadas al máximo tanto en los
largos planos secuencia como en las secuencias de planificación fragmentada,
armonizando los efectos de profundidad de campo con una movilidad casi
acrobática de los encuadres en la que se suceden los contrapicados, los picados
y hasta algún plano cenital.
Y
es que gran parte de la magia de “Sed de
Mal” se sustenta en el ritmo de su planificación, tan estilizada como
vertiginosa. Los personajes permanecen casi siempre en movimiento dentro del
cuadro, ya sea en planos cortos o largos, fijos o en movimiento.
Una
sensación de continuo movimiento que Welles potencia con un ágil montaje
rítmicamente encadenado y con la excelente banda sonora de Henri Mancini en la que los bongos marcan el ritmo de una pegadiza
melodía jazzistica de corte lounge.
Este
ritmo incansable y frenético es el mismo en el que se debate Vargas (Charlton Heston) tratando a la vez de
esclarecer el asesinato, hacer justicia
y la proteger a su esposa. O el mismo en el que cae Quinlan (Orson Welles) cargándose
progresivamente de su inercia de corrupto y perdedor.
En
definitiva toda la cinta está impregnada del ritmo de esa turbia ciudad que reúne
lo peor de cada país, y que tan magníficamente viene retratado por Welles en el famoso plano secuencia que
abre la película.
La
secuencia es un prodigio de talento visual y de destreza técnica, su duración
supera los tres minutos y los movimientos de cámara están rodados con la ayuda
de una grúa.
La
toma comienza con la colocación de una bomba en el maletero de un coche en
primer plano, al subir los ocupantes al coche y ponerse este en marcha el plano
se va abriendo, al desplazarse la cámara hacia arriba y hacia atrás, y se
desplaza siguiendo al coche que se
mezcla entre una bulliciosa multitud de paseantes entre los que transitan
Vargas (Charlton Heston) y su esposa
Susan (Janet Leigh). Acercándose de
nuevo la cámara seguirá, por un tiempo, al coche y a los Vargas, hasta que finalmente
se queda con éstos que se detienen y se besan… y BOUUUUM la secuencia se corta para ofrecernos el plano del coche
destrozado y en llamas.
Sencillamente
genial, Welles conjuga ritmo, forma
y contenido para mostrarnos el entorno oscuro, violento y en continuo
movimiento en el que se va a ver inmerso el matrimonio protagonista.
Dejo
para el final el análisis del apartado interpretativo, de nuevo brillante.
Un
mérito que debemos conceder al fabuloso elenco de protagonistas y secundarios y
al propio Welles, excepcional por
partida doble, tanto en la descripción de los personajes como en la dirección
de los actores que los interpretan.
Un
excelente Charlton Heston, convenientemente
caracterizado de mexicano, capaz de
combinar su habitual intensidad interpretativa con el estilo profundo, poético
y levemente alucinado de los habituales protagonistas interpretados por Welles.
Como se nota la mano maestra del genio a la hora de insuflar estos matices en
la composición que hace Heston del decidido,
integro, justo e incansable Miguel Vargas.
Janet Leight realiza uno
de sus mejores trabajos para la gran pantalla dando vida a Susie Vargas, una
mujer tan valiente como atractiva, capaz de permanecer al lado de su esposo a
pesar del acoso al que se ve sometida por la familia Grandi. Sus mejores
momentos los consigue cuando es torturada psicológicamente en su habitación del
siniestro motel Mirador sin poder dormir, castigada por la música a todo
volumen y amenazada por los pandilleros de la familia mafiosa. ¿Qué tendrían
los ominosos moteles de carretera que eran capaces de sacar lo mejor de la
bellísima Janet Leigh?
Destacan
a su vez en la categoría de actores de reparto el habitual de Welles, Akim Tamiroff como el tío Joe Grandi; histriónico, viscoso y poco
capaz para desempeñar el papel de jefe de familia mafiosa. Dennis Weaver como el vigilante nocturno tarado del motel Mirador y
Joseph Calleia como el confiado
sargento Pete Menzies.
Mención
aparte merece la vidente Tanya (Marlene
Dietrich) la antigua amante de Quinlan, misteriosa y hierática. Un
personaje casi sobrenatural, conocedora del pasado y del destino fatal del
policía, una especie de crossover wellesiano entre la femme fatale del cine negro con las parcas y las sibilas de la
mitología clásica.
Y
para el final lo mejor, el personaje más excepcional de toda la cinta, como no
interpretado por el propio Welles,
el capitán Hank Quinlan.
La
corrupción moral de Quilan impregna su desagradable físico, obeso y sudoroso,
arrastrando su pierna por la cojera. Su apariencia se asemeja a la de un
cadáver abotargado, algo que nos anticipa el fin al que está predeterminado.
Para
interpretar a Quinlan Welles se
transformó físicamente de manera espectacular, envejece, engorda y se afea a
conciencia, como queriendo dejar constancia de su renuncia a interpretar
papeles de jóvenes protagonistas.
Sólo
tenía 42 años.
De
los muchos e impagables momentos que nos ofrece Welles en su interpretación me quedo con la magistral secuencia
final de la película, un auténtico tour
de force visual, en continuo movimiento, que se desarrolla a lo largo de un
paseo cuasiinfernal ambientado en un expresionista escenario de canales de
detritos, pozos y bombas petrolíferas.
Una manera de concluir la cinta tan brillante o más que el mismísimo fin de “La dama de Shanghai”.
No
me extenderé más, aunque me dejo opiniones y datos para el cine fórum, sólo quiero
invitaros una vez más a ver “Sed de Mal”,
mi película favorita del gran Orson
Welles y una de mis mayores pasiones cinematográficas.
Esto es CINE NEGRO. Soberbia.
ResponderEliminarhola!! muy bueno tu blog, te sigo!
ResponderEliminarDe las mejores de Orson Welles. El personaje de Quinlan es un indeseable y un corrupto; Welles se transforma aún más físicamente para dejarnos claro todo lo negativo del personaje, como comenta David. El componente humano que sale a relucir a veces lo acerca más al público, curiosamente, y esa ironía final que Welles deja sobre la mesa dándole la razón, sin tenerla en las formas, (¿casualidad o instinto divino? Quiero creer que es más una casualidad) para dejarnos con incertidumbres un tanto molestas, hacen del personaje interpretado por Orson Welles un enigma en sí mismo. Analizándolo fríamente tendríamos que tenerlo claro: si Quinlan tuviera pruebas que inculparan a los que él cree las pondría a disposición de la justicia y ya está, pero no lo hace porque no las tiene y juzga como un Dios sin serlo y sin tener ninguna capacidad de premonición que lo haga infalible. Como el mismo Orson Welle dice, no hay tanta ambigüedad en el personaje, es un corrupto y no tiene nada de noble, contrariamente a lo que representa Vargas, mexicano y diferente en todo a Quinlan (racismo y rabia acumulada de la gente que es como Quinlan).
ResponderEliminarMe gusta muchísimo la ambientación de la película: pesadillesca, turbadora, opresiva; en eso tiene mucho que ver el estilo que le da Welles a las secuencias, con un expresionismo marcado y movimientos de cámara acompasados al gran ritmo de la película. Esa densidad pastosa se la da una atmósfera sobrecargada, pegajosa, tan pegajosa y molesta como los personajes que acechan a los Vargas.
Un saludo, David y gran entrada.
Me parece mucho más atractivo el personaje de Quinlan por no ser tan evidente como el de Vargas. Después de todo es más fascinante un personaje que no se conoce tan bien y en el que su aspecto oscuro es como un agujero sin fondo lleno de imperfecciones con las que posiblemente luche y sufra. Vargas lo tiene todo claro y es transparente; es bueno y no hay más, más fácil de conocer y entender.
ResponderEliminarNecesitaría volver a ver "Sed de mal" para poder aportar algo nuevo a tu increible entrada (intentaré la revisitación de este gran clásico). Me siento apabullado y sólo puedo comenzar felicitándote por este gran trabajo.
ResponderEliminar"Sed de mal" también es mi película favorita de Welles. También creo que Heston y Leight hacen dos de las mejores interpretaciones de su carrera, por no hablar del propio director que está soberbio.
y sin duda alguna, por resaltar algún detalle técnico, el plano secuencia inicial me parece una auténtica obra de arte en todos los aspectos. Es introductoria y premonitoria. Es impecable en la realización. Es original. Es capaz de mantener el suspense durante 3 largos minutos que no me producen otra cosa que desasosiego. Toda la retahila de personajes que van apareciendo en ella están perfectemente coordinados....Simplemente es, para mi, uno de los mejores arranques de la historia del cine.
Lo dicho, volveré a verla y me pasaré de nuevo para entrar en la psicología de los personajes y en los entresijos de la historia.
En cualquier caso mi más sincera enhorabuena.
Saludos
Poco se puede decir acerca de una obra maestra como "Sed de mal" que no resulte manido. Es simplemente soberbia, sobre todo en su apartado técnico y formal. Siendo algo malicioso, tengo que decir que, aunque Welles me parece un genio, en su cine siempre he encontrado cierto desequilibrio entre continente y contenido. En "Sed de mal" esto se hace más evidente que en obras temáticamente mucho más ricas como "Ciudadano Kane" o "El cuarto mandamiento". ¿Coincides conmigo o estás completamente entregado a la causa wellesiana? :). Por cierto, tu entrada me ha parecido excelente.
ResponderEliminarUn abrazo, camarada.
"Sed de mal" de Orson Welles es una obra maestra del cine. Un filme que sigue asombrándome y entusiasmándome cada vez que vuelvo a visionarla (y ya son unas cuantas). Welles coge un género tradicional y lo innova con una capacidad creativa portentosa. Demuestra con ello la banalidad del experimentalismo y el vanguardismo, de cualquier tipo y época. La verdadera y fructífera innovación sólo se realiza desde el respeto a la tradición. Y eso hace el bueno de Welles. Nada más y nada menos. Eso le hace ser tan bueno...
ResponderEliminarEscribes, David, en tu estupenda entrada, sobre la amoralidad de los personajes de la obra. Yo creo que más que de "amoralidad", sobre todo, en el caso de Quinlan, hay que hablar de "inmoralidad". La diferencia es de suma importancia en una película que trata, precisamente, sobre el conflicto entre el bien y el mal. Fíjate sino en el mismo título original de la cinta.
Salucines
Sólo te diré una cosa, es mi preferida, sin lugar a dudas ¿ por qué ? no sabría decirlo...
ResponderEliminarSaludos Susan, sigo con el problema !!!
@ Cinemagnific y Greta
ResponderEliminarTeneis razón es una película excepcional.
Gracias por participar y bienvenida a Ciclos Greta.
Tremenda entrada, mis felicitaciones. Entre otras cosas coincido con Fernando R. Genovés en la puntualización de la inmoralidad del personaje que interpreta Wells.
ResponderEliminarAmoral es alguién que no tiene moral, ni buena ni mala, ni frio ni calor. Inmoral, es aquel que conociendo, o dotado de moral, no sigue sus designios.
Como dice Wells en la entrevistas, sus personajes, como Quinlan en esta ocasión, si que tienen valores elevados, y hasta buenas intenciones, capaces de empatizar. EL problema es los mounstruos que construye.
Un saludo y mi enhorabuena por el post.
No solo de lo mejor de Orson. Una de las mejores peliculas de la historia del cine. Toda una leccion de direccion de actores y gusto por la camara. De ritmo admirable que no decae en todo el metraje y con una interpretacion de Marlene Dietrich absoutamente sobrecojedora en su desencanto.
ResponderEliminarSaludos
Tengo que volver a verla. La vi hace años en el programa de Garci, me acuerdo aún de como analizaban la secuencia inicial que era magistral.
ResponderEliminarTambién recuerdo a Marlene Dietrich en un papel muy distinto de los suyos habituales.
Saludos
@Javi
ResponderEliminarComienzas poniendo el dedo en la llaga de lo que en apariencia va a ser el punto más interesante de este cine fórum. ¿Por qué ese final? Welles aparentemente "redime" a Quinlan, su "culpable" (el zapatero) es el verdadero culpable del homicidio y por si fuera poco Tanya pone el epitafio al "héroe" caido "Era un gran hombre"... y nosotros nos preguntamos:
-Pero Orson ¿cómo nos haces esto?
-Has estado toda la película convenciéndonos por activa y por pasiva de que Quinlan es inmoral, de que abusa de su posición de poder y de que el fin no justifica los medios... y al final parece que le da la razón... No me extraña que los cahieristas se sacasen la teoría del "héroe wellesiano" o "personaje ideal" una especie de superhombre de Nietzche cuya moralidad está por encima de la moralidad burguesa judeo-cristiana.
Yo también creo que el personaje de Quinlan es mucho más rico, y lo que es mucho más interesante para la evolución de la trama un personaje más Noir.
ResponderEliminarQuinlan es un looser, uno de tantos del cine negro, él es el protagonista de dos de los arquetipos argumentales del género:
-El pasado angustioso del que no se puede librar: El asesinato de su esposa, en el que el asesino escapó a las pesquisas de Quinlan,su único fracaso profesional. Este hecho le ha marcado de tal forma que es muy probable que le haya hecho ser implacable con los sospechosos y capaz de falsear las pruebas. Pero curiosamente subvierte su odio hacia el asesino (y quizás justifica con ello su fracaso) e idealiza el estrangulamiento como método infalible de asesinato... y lo hace suyo cuando acaba con el molesto tío Grandi.
-Y el desenlace fatal ineludible previamente anunciado o la pesadilla fatalista: Quinlan se encuentra con su némesis, Vargas, y comete el error de menospreciar su inteligencia, su honradez y su testarudez desde el momento en que el subterfugio de la dinamita es descubierto por Vargas ninguna de las maniobras de Quinlan para salir impune de su crimen servirá de nada... va a acabar mal, algo sobre lo que poco a poco vamos recibiendo pìstas fundamentalmente en sus contactos con Tanya y en su progresiva y rápida degradación personal.
Vargas e un héroe, un superhombre tal y como el propio Welles contaba en la entrevista.
Quinlan es un personaje "impresionante", buen sabueso, pero un mal policía que abusa de su posición de poder y que es protegido por sus superiores y subalternos.
@DeWitt
ResponderEliminarGracias hombre, la verdad es que he disfrutado realizando la entrada, me ha permitido ver una vez más la peli y releer bastantes cosas interesntes sobre ella.
Como bien dices las interpretaciones son extraordinarias, Heston y Leigh consiguen dos de las mejores interpretaciones de sus carreras y Welles no les va a la zaga. Una cosa curiosa del rodaje es que pese a que hubo un buen rollo generalizado fue un tanto accidentado. Janet se rompió un brazo y Welles se hizo un esguince de tobillo (el bastón de Quinlan le vino de lujo para esto).
Änimo y revisala que bien merece la pena, un saludo y gracias por tu comentario.
Me gusta mucho el final de la película.
ResponderEliminarGenial entrada, como siempre!!
ResponderEliminarUna de las cosas que más me llama la atención (bueno, todo me llama la atención) es precísamente su banda sonora, que por su ritmo ayuda a incrementar la tensión de la película aún a pesar de que no es un típo de música habitual en este tipo de películas.
Cuanto más se ve a Welles más nos damos cuenta de su genialidad y siempre encontramos en sus películas cosas absolutamente impresionantes.
Un saludo
@Ricardo
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con tu apunte camarada... :) El humo de la fogosa grandeza de Welles no ciega mis ojos.
Welles consigue a nivel formal lo que muchos otros directores que se apoyaban en puestas en escena teatrales (Mankiewicz, Cukor...) no consiguieron: Narrar con lenguaje 100% cinematográfico.
En sus primeras pelis Kane y los Ambersons Welles consigue generar una especie de "escenarios teatrales" en los que ejecutar sus planos secuencia gracias a la profundidad de campo y a la ampliación lateral del mismo. Esto le permite ejecutar en plano fijo una secuencia con toda la fuerza dramática de una escena teatral. Pero ahí no queda la cosa, con su erudición cinematográfica y su talento visual enriquece este plano fijo con múltiples recursos cinematográficos, traduce ese lenguaje teatral a cinematográfico. Y finalmente con el montaje es donde ejecuta la transformación definitiva.
Además Welles es un experimentador nato, por vocación y por necesidad, se vale de las innovaciones técnicas siempre que puede buscando aportar en términos formales y de narración lo que nadie ha hecho anteriormente. Y si no tiene recursos económicos trabaja duro con el montaje, tras rodar cientos de planos (Othello y Falstaff) y acaba ejecutando su pirueta formal en la moviola.
Como bien afirmas este desequilibrio es muy grande en "Sed de Mal" donde tenemos a un Welles completamente "maduro" (gracias a lo experimentado anteriormente) en su forma de narrar que domina un lenguaje visual muy personal y virtuoso. Un Welles que además vuelve a disponer de la financiación y los equipos (humanos y tecnológicos) del cine de estudio hollywoodiense.
La aritmética no podía fallar pasta+talento desmedido+experiencia=Obra maestra.
El contenido de Sed de Mal no deja de ser un guión de cine negro, con una crítica (de orden social y progresista) contra los abusos que puede ejercer el poder policial y más tangencialmente contra el racismo de los norteamericanos frente a los latinos.
Es un buen contenido (de género, por tanto poco original) que Welles presenta como la lucha entre un poli bueno (Vargas) y un poli malo (Quinlan) reforzada con un tono trágico generalizado y con momentos cómicos deudores de su amado Shakespeare (Quinlan lavándose las manos manchadas con la sangre de su amigo o el freak vigilante nocturno del Motel).
Sigo aquí el speech camarada.
ResponderEliminarLos cahieristas (especialmente Bazin, pero también Rohmer y Truffaut) devotos wellesianos y pioneros en el estudio de su obra teorizarón al respecto sobre una unidad de contenido de orden filosófico en toda la obra de Welles, por la cual el director hacía apología sobre cierto tipo de individuo a los que Truffaut definió como "personajes ideales" Wellesianos.
Eran personajes dotados de una moral que calificaban nietzschiana, por tanto una especie de "superhombres", genios que no podían evitar hacer el mal (un mal visto desde el punto de vista moral convencional) porque tenían un fin último de índole superior y porque para ellos esa moral burguesa y judeocristiana no significaba nada.
Bazin esgrimió esta teoría (al poco de ser articulada por él mismo y por Truffaut en Arts y L´Observateur) ante Welles, en un encuentro que tuvo con la crítica y la prensa en París en 1958 que el propio Bazin califica como "extraordinario", en una de sus entrevistas al genio. Welles desestimó totalmente la teoría y tal y como describo en la entrada afirmó que él detestaba a sus personajes moralmente condenables (Kane, Macbeth, Harry Lyme, Arkadin y Quinlan) pero que sentía hacia ellos comprensión, amor de creador y simpatía humana.
Añadió además (vaya bajón que debió de darle al pobre Bazin que en su afán de intelectualizar más de la cuenta el cine de Welles le otorgaba categoría filosófica) que sus personajes tipo erán otros, personajes dotados de una moral aristocrática (un punto de vista caballeresco, que corresponde a ideas europeas y previas a la revolución industrial, nada nietzschiano, según dice Welles). Tipos que actúan sin discursos ni retórica pero que obran de manera justa y "moral", aqui encuadraba como sus heroes al propio Vargas y a Michael O´Hara, pero seguro que también pensaba en Mr. Wilson de "El extraño" o en el propio Leland de "Ciudadano Kane".
Sigo un poco más:
ResponderEliminarBazin sigue la entrevista y trata de rebatir a Welles precisamente utilizando a Quinlan como punta de lanza de su teoría, diciendo que en el final de la peli el propio Welles justifica implícitamente el proceder de Quinlan (y al mismo Quinlan) dándole la razón en lo referente a la culpabilidad del zapatero.
Welles, en babuchas y regalándose un whiskazo tras otro, le dice que eso es sólo una casualidad y que no tiene importancia y además hace a Vargas portavoz de su ideología, cito textualmente: "...lo que hay que tener presente es que, diga lo que diga, Vargas es mi portavoz. Además es mejor ver a un asesino libre que a la policia autorizada a abusar de su poder. Si se plantea la elección entre un abuso de poder policial y dejar a un asesino libre, hay que elegir esto último. Este es mi punto de vista. Así que considerando al joven mexicano culpable ¿cuál es exactamente su culpabilidad? Esto no nos concierne. La idea del film va por otro lado, éste hombre es s´0lo un nombre en un periódico a nadie le interesa verdaderamente si es culpable o no. El verdadero culpable es Quinlan." "Y cuando André Bazin escribe que Quinlan es un gran tipo etc. es porque Menzies, el amigo de Quinlan, así lo afirma. Menzies lo cree sinceramente, para él Quinlan es su Dios. El verdadero tema del guión es la traición, la necesidad en la que Menzies se halla de traicionar a su amigo. Y ahí si que hay verdadera ambigüedad porque fuerzo a Menzies a la traición (la decisión no es suya, es mía como escritor)algo que francamente en su lugar yo no hubiera hecho"... Des pués de eso Bazin ya lo dejó estar :) y no volvio a insistir con el tema.
@Fernando y Emilio
ResponderEliminarNo te falta razón amigo, Welles retoma el género negro (esta vez sin apenas ingerencias externas) en plena madurez como realizador, escritor y actor consiguiendo una obra maestra redonda (algo que no pudo cocretar en "La dama de Shanghai").
Dices algo muy interesante y es que Orson parte de los cánones del género, respetándolos completamente, y los enriquece con sus influencias shakespearianas y su genialidad técnica y formal. Y no de otra forma, algo que para mi (al igual que para ti) es fundamental.
Creo sinceramente que "Sed de Mal" es la última gran obra maestra del cine negro de la época clásica.
Respecto a lo que comentas sobre la inmoralidad (que no amoralidad)de Quinlan, la comparto e igual hacía el propio Welles.
Cuando escribo sobre los personajes amorales de Welles, estoy plasmando las palbra de Andre Bazin y Truffaut tal y como explico en el comentario previo. Ellos tachan de amorales a estos personajes porque para ellos la moral convencional no significa nada y por ello están por encima de los juicios realizados desde ese punto de vista moral.
Welles en su charla con Bazin, rechaza esta interpretación y le da una buena "zurra" a Bazin afirmando que estos individuos son detestables y que le repugnan desde un punto de vista moral y los compara incluso con Himmler.
Posteriormente afirma que le inspiran "simpatía humana"y que les dota de cierta grandeza y espectacularidad en su definición e interpretación para potenciar dramáticamente la película... La entrevista es magnífica y en su comienzo Welles juega malévolamente con el bueno de Bazin, contradiciéndole continuamente y lanzándole exuberantes exordios en contra de sus tesis, por haber teorizado por cuenta propia sobre su obra.
Os aconsejo (sino lo teneis ya ) el libro de Bazin "Orson Welles" reeditado por Paidós en su colección "Sesión Continua", muy rico e interesante desde el punto de vista del análisis de bazin de la obra de Welles e impagable por la transcripción de las entrevistas entre ambos.
Un cordial saludo y gracias por vuestras opiniones. Salucines.
@Plared
ResponderEliminarEstoy contigo, los momentos que Welles y Marlene comparten en pantalla son enormes.
Dietrich a pesar de su reducido papel deja una huella indeleble en la película, consiguiendo con su composición hierática, distante, misteriosa y oscura clavar el personaje de Tanya en el acervo de los personajes más conseguidos del Noir.
Gracias por tu comentario y bienvenido
@Maribel
ResponderEliminarSi la revisas en contraras muchas cosas nuevas, esta peli es de esas a las que se les saca jugo en cada nueva revisión.
La secuencia inicial es fantástica, en tu revisión propongo que tu vista se convierta en la cámara e intentes descifrar los movimientos de la cámara (planteandote como están hechos) hasta que se corta el plano... un ejercicio sorprendente.
Un cordial saludo y gracias por el comentario.
@David C.
ResponderEliminarEl final de la peli es uno de los más conseguidos en la filmografía del genio, a mi entender tan bueno como el de "la dama de Shanghai".
No podía ser de otra manera, es un prodigio de planificación, fotografía e interpretación.
Para Welles era el momento clave de la película, ya que en él Menzies traiciona a su admirado amigo (que además le salvó la vida)cuando sus ojos se abren y admite que frecuentemente falsifica las pruebas para inculpar a sus sospechosos.
Esa elección es de capital importancia para Welles ya que ante estas dualidades (elegir entre lo moral y lo humano) se decantaba filosóficamente por lo moral (respeto, responsabilidad, justicia) aunque simpatizase instintivamente con lo humano (amistad, egotismo, aventura).
En la concepción de la secuencia se intuyen varias fuentes de inspiración shakespeariana de Macbeth y otello fundamentalmente aunque yo también asocio ese pase de Quinlan y Menzies con el descenso de Dante y Virgilio al Infierno en la divina comedia.
Otro asunto que interesaba a Welles de esta secuencia es plasmar la repulsión moral que experimenta Vargas al recurrir a una trampa poco caballeresca como es la grabación de la conversación para atrapar a Quinlan. El propio Welles admitía que los ejercicios gimnasticos, natatorios y de contorsionismo que sufre el bueno de Vargas para seguir a los paseantes son una metáfora del titánico esfuerzo que realiza el protagonista para acallar su propia moralidad (justificando un buen fin con unos medios que él considera inmorales). Welles decía que el aparato de grabación dirige al propio Vargas que para acometer la trampa se desconecta interiormente para dejarse llevar por el "funesto aparato".
Un saludo y gracias por comentar.
@manderly
ResponderEliminarGracias, estoy contigo la música que Mancini pone a la película es fantástica, aunque como comentas no es un sonido habitual en las pelis de género negro. Es un sonido muy de los años 40-50 un jazz orquestal con toques exóticos.
Es un tipo de música que a mi me gusta bastante, si quieres profundizar un poco más te recomiendo le eches un vistazo a la colección ultra-lounge y a sus discos "Mondo Exotica" y "Bongoland".
Puedes pegarte una escuchita en esta página http://www.ultralounge.com/
Gracias por tu comentario y disfruta de la escucha.
Me disculpo: ya sé que esto es un blog de cine y no un seminario de Lógica, pero no puedo evitar este tipo de bobadas mías:
ResponderEliminar¿La rubia esposa del prota era subnormal de baba o qué? Conoce el oficio de su marido, su reciente relación con el bajo mundo ¡¡y se va detrás de un desconocido por oscuras calles!!... Ni al primo idiota de forrest gump se le ocurre semejante cosa
Pero parece que la falta de raciocinio se le ha contagiado a su marido: un profesional de la lucha contra el mal deja a su mujer sin ninguna protección en un motel abandonado a unos pocos km de donde le consta que están sus enemigos. (Sin comentarios). Recordemos "Los intocables", donde Kevin Kostner debe ser más listo que Heston y lleva a su mujer a un lugar seguro para que no la encuentren los malos.
De verdad que lamento enturbiar vuestros comentarios con estos escrúpulos míos, pero yo lo primero que necesito para sumergirme en una narración (película o novela) es que los personajes aparezcan REALES en mi cabeza; lo que no sucede cuando hacen chorradas como las que comento.
Aparte de todo esto, creo que todos conocíamos la película, excelente, sólo por disfrutar del personaje de Wells vale la pena la película, aunque estuviera en sueco sin sutítulos.
Alguien me explicó que la primera secuencia era de las más largas de la historia del cine (¿se llama "secuencia" la parte que aparece sin cortes temporales, no?)
Es una gran película, hace más o menos un año hablé de ella en mi blog, aunque con una entrada un poco más modesta, la tuya está repleta de maravillosos detalles, y algunos desconocidos, por lo menos para mi.
ResponderEliminarla primera escena, con la cámara siguiendo el coche con la bomba, es mi favorita, es fantástica.
Aunque la verdad es que tengo que reconocer que cuando me compré la peli, lo hice porque salía Marlene Dietrich, y aunque cuando acabó quedé un poco decepcionado porque salía muy poco, lo cierto es que se fue poco a poco transformando en admiración hacia una de las mejores cintas de cine negro que he visto.
Es una pena lo que le hacían a Orson Welles, la de peliculones que podría haber rodado si no le hubiesen puesto siempre tantas restricciones.
@Javier
ResponderEliminarTienes razón, a mi siempre me han chirriado ambas cosas, que Susie se ponga a seguir al macarrilla, algo que podíamos justificar diciendo que:
-La atraen con una excusa (más o menos factible) de que tiene un mensaje para su marido, y ella esta preocupada por él, ya que se ha ido a emprender sus investigaciones.
-Es una mujer valiente y mide poco los riesgos. Esto lo demuestra varias veces en la peli... y es algo que la va a llevar a pasar un mal rato.
Lo que me chirría más es que Vargas no la proteja convenientemente, tras rehusar ella coger un vuelo e irse a tomar el sol a Acapulco.
Queda bien patente que esta muy enamorado de su mujer pero que también es un un hombre muy impulsivo y tenaz, la de dejarla sin protección en el motel de carretera perdido si que es flagrante más aún siendo propiedad de los Grandi... algo que él no sabía of course.
Una puntualización Javi la primera secuencia es una de las más largas del cine clásico sin cambiar de plano, es decir un plano-secuencia.
te dejo un par de definiciones:
SECUENCIA: Serie de escenas que forman parte de una misma unidad narrativa.
PLANO SECUENCIA: Secuencia que se rueda en un solo plano, en una única toma, sin ningún tipo de montaje, directamente y sin interrupción, y por eso conserva las unidades espacial y temporal.
@White Gold
ResponderEliminarCreo que el personaje de Marlene en esta peli es doblemente fantástico: Por lo bueno y por lo irreal.
Sus tres pequeñas intervenciones dejan epatado al espectador (al menos a mi) ¿qué hace ese personaje tan ajeno al ambiente de la ciudad fronteriza en medio de todo esto?... y ¿a qué se dedica? Parece un bar, pero nunca hay nadie salvo Quinlan, aparece siempre jugueteando con las cartas para leer el porvenir y siempre con la música de la pianola (que atrae a Quinlan hacia ella).
Todo muy simbólico, misterioso... como contrasta la frialdad de Tanya con la emoción de Quinlan por el reencuentro... ¡que relación amorosa¿? tan extraña y compleja! Entre el hastío, la ceguera y la fatalidad... y además Tanya sabe lo que va a ocurrir, conoce el fin inevitable al que se dirije Quinlan.
Un personaje increíble, como todos los que protagonizo Dietrich en esa época.
Por cierto tu que la conoces bien ¿qué te parece como la describo en la entrada?
"...Un personaje casi sobrenatural, conocedora del pasado y del destino fatal del policía, una especie de crossover wellesiano entre la femme fatale del cine negro con las parcas y las sibilas de la mitología clásica."
A mi me parece bastante inspirado, estoy particularmente orgulloso de estas líneas, creo que hacen justicia al personaje.
Gracias por tu comentario, releeré tu entrada.
David,gracias por las recomendaciones musicales. Las estoy escuchando estos días y me gustan mucho!!
ResponderEliminarSaludos.
Tras ver en repetidas ocasiones Sed de mal, en la retina conservo indeleble la imagen en primer plano de ese hombre gordo de impresionante papada, sudoroso, cabizbajo y pensativo que parece llevar sobre sus hombros una pesada carga. Transmite una impresión de desagrado y de ternura a la vez, es infeliz desde luego pero también parece cruel, es malo una persona que probablemente sea responsable de su desgracia. Está terriblemente amargado y triste. De fondo oigo una pianola y cuando la cámara gira, vemos junto a él a una mujer observándole con una mirada cargada de distancia y desesperanza. Ella es su oráculo, la que le dice algo que él ya sabe, y es que el tiempo se le ha acabado. Ese hombre ha agotado sus recursos, ya no tiene credibilidad ni para él mismo. Sus justificaciones y motivos son tan turbios como él mismo. Sin embargo también hay halo de humanidad en ese rostro y de grandeza que nos inspira cierta solidaridad o quizás debería decir cierta comprensión. Durante el film surgen a su alrededor los demás personajes que nos van desgranando los aspectos buenos y malos de Quinlan. Por un lado está Vargas, el bueno y honesto Vargas interpretado por un excepcional Heston, y que acaba contagiándose de ese “el fin justifica los medios” a pesar de que le resulta repulsivo, cuando manda a Menzies a sonsacar a Quinlan cargado con un micrófono. Vargas no se mueve por el lado ambiguo de la ley ni abusa de su poder y es un duro oponente para el policía corrupto. Al final gana la verdad, pero ¿qué verdad?:
ResponderEliminar1- La verdad de Quinlan que afirma que el detenido es el culpable, o
2- La verdad de Vargas que no entra en si es o no culpable del atentado y que ataca a Quinlan cuando descubre que ha utilizado pruebas falsas.
Esta es la crítica profunda que nos impone Welles, para él es mejor un delincuente libre que un policía corrupto o que abusa de su poder. A pesar de que nos recuerda que Quinlan tiene razón, y que como policía eficaz que es consigue atrapar al culpable.
Otro personaje que nos ayuda a entender a Quinlan es Menzies su amigo y admirador más fiel, el que le defiende hasta que descubre el engaño. Menzies también está del lado blanco de la ley, no aprueba la corrupción, y por supuesto es capaz de traicionar a su amigo cuando descubre que le ha estado utilizando y le tiende una trampa, lo mismo que Quilan se las tendía a los delincuentes.
Estoy con Javier respecto a la esposa de Vargas.Es poco creíble que ella acepte acompañar a un completo desconocido que ya a primera vista ofrece poca confianza, a un lugar desconocido.Tampoco son creíbles el tiempo y las condiciones que pasa en el motel, soportando estoicamente esa música infernal, y el trato que le dan.Janet Leight hace un buen trabajo, pero el personaje cojea.
ResponderEliminarSin embargo el personaje de Marlen es redondo, y su actuación impresiona.Ella nos permite ver la cara más humana del gordo y derrotado Quinlan.
Los demás personajes, el fiscal del distrito, los policías.....forman un conjunto ruidoso alborotador frente a los dos personajes principales, parcos en palabras y gestos innecesarios.
El ambiente de la ciudad fronteriza está espléndidamente retratado en su sordidez, su bullicio y sus excesos, hasta parece que percibimos el olor de esas calles negras y caóticas.
Por último no puedo evitar comentar, aunque se haya hecho ya repetidas veces, ese plano secuencia inicial que hoy en día asombra y que en su momento fue una gran innovación.Es como subirse a una ola y dejarse llevar en un balanceo expectante.
Un saludo
¿Llego a tiempo?
ResponderEliminarJo, cómo me conoces. Sed De mal, es para mi la gran obra maestra de Welles, MA G N Í F I C A !!!
leyendo tu reseña, me doy cuenta que es, junto a La Dama..., por ser cine negro mis favoritas del director. Nunca fui muy amante de western, pero el cine negro siempre me apasionó.
Me revisé hace poco este film, pues sabía que iba a aaparecer en el ciclo, pero ya sabes que voy falto de tiempo siempre, creo haber visto la nueva versión, por aspectos de la carta de la que se quejaba Welles a la productora: no habían pues letras de crédito que ensuciaran el portentoso plano secuencia inicial-Welles explicaba a Bogdanovich que había otro plano secuencia mucho más complicado en el film, pero a mi se me pasó-; o bien la famosa frase en que el personaje interpretado por Calleia explica lo de la bala que iba dirigida a él y que para Quinlan-según Welles no aparecía en el montaje de Keller.
A modo de anécdota comentar que es una sorpresa encontarte a Zsa Zsa Gabor haciendo un cameo en el film, decir que la peluca negra de Tania pertenecía a Elizabeth Taylor y que el personaje de Janet y el encargadoo del motel es premonitorio-¿vio Hitchcoch la película?.
Un abrazo!!!
Según palabras de Marlene Dietrich en sus memorias... la peluca que usa en Sed de Mal era la misma que llevaba en "En las rayas de la mano" y que encontró rebuscando en una caja de cartón
EliminarUn clásico del cine, no me extraña que tantos se hayan sumado a la discusión.
ResponderEliminarSaludos de un cinéfilo,
www.artbyarion.blogspot.com
@Cinexim
ResponderEliminarLlegas muy a tiempo, Cristina y yo este verano vamos a ir pilladisimos, por lo que e ritmo de publicación, diálogo y opinión en otros blogs se va a ver muy realentizado (mucho más de lo que nosotros desearíamos) así que nuestras disculpas para todos los colegas y a migos cinéfilos. Espero que todo se normalice en septiembre al menos a paretir de la segunda quincena y nuestro ritmo de visionado de pelis y participación en la blogosfera se reactive... y así volvamos a la añorada normalidad.
Pero bueno vamos con Sed de Mal... es cierto por lo que te voy leyendo me he dado cuenta de que esta peli, tal y como me pasa a mi mismo, es tu favorita de Welles... Yo también soy más de Noir que de Western, pero por poco margen. Los apuntes que aportas son muy buenos y la mayoría los desconocía, el de la peluca es buenísimo ¿Se la pidió Marlene a Liz personalmente en plan buen rollito entre divas o fue en plan reciclaje de una peli previa?
El Cameo de Zsa Zsa siempre me sorprendió, sobre todo porque en el dvd que yo manejo el zumbante nombre de la neumática hungara aparece en grandes letras (sin embargo el de Cotten no) y luego sólo aparece un momentito y apenas tiene una linea de diálogo.
Y sí estoy de acuerdo contigo, tal y como como sugiero de forma indirecta en la entrada, Hitch eligió a Janet porque entre sus muchas virtudes estaba la de darlo todo (como actriz) en los moteles más terroríficos de la america profunda. ;)
Un saludo y gracias por el comentario.
Según palabras de Marlene Dietrich en sus memorias... la peluca que usa en Sed de Mal era la misma que llevaba en "En las rayas de la mano" y que encontró rebuscando en una caja de cartón
Eliminar@Arion
ResponderEliminarBienvenido Arion, gracias por comentar.
Me doy por invitado a visitar tu blog.
Un saludo.
Muy buena entrada David,la verdad es que esta peli se lo merece,a lo mejor lo que voy a decir puede sonar a sacrilegio para algunos,pero es que a mi me gusta mucho mas esta pelicula que
ResponderEliminar"Ciudadano Kane",tiene un comienzo verdaderamente genial ,con ese amor de pareja que trasmiten los dos paseando con total libertad,el espectador va temiendo cuando explotara y cuando lo hace cambia el tono de la pelicula y eso que acababa de empezar,sencillamente pero genial.
Debo verla de nuevo , para apreciar su magnitud.
ResponderEliminarSiempre le huí a las pelis noirs, ahora que tengo todo el tiempo del mundo, estoy viendo TODO, incluso policiales y terror.
Te sigo e invito a pasar por casa
olblueeyesisback.blogspot.com
Chau,
Silvia.
Hola David:
ResponderEliminarCiertamente, es difícil aportar algo nuevo sobre “Sed de mal” o sobre la obra de Welles en general, porque a estas alturas se corre el riesgo de repetirse o de caer en el sobreanálisis como parece que le ocurrió a Bazin. Muy interesante lo que cuentas sobre la interpretación psicológica del crítico francés y la respuesta incrédula del propio director.
En mi humilde opinión, creo que lo que hizo y sigue haciendo grande cinematográficamente a Orson Welles fue su faceta de artista total, y no sólo por sus incursiones en distintos medios creativos, sino por una singular intuición a la hora de integrar en el mismo cine todos aquellos aspectos humanos, tecnológicos y de las otras artes que podían ser válidas para dar con su propio lenguaje.
En su obra hay buen teatro (“Macbeth”), literatura (“Campanadas a medianoche”), arquitectura (“El proceso”), fotografía (“Ciudadano Kane”), pintura (“Fraude”) y gracias a su talento en el manejo de las angulaciones y profundidad de campo pudimos disfrutar en una pantalla de la mejor escultura antes del nacimiento del 3d. Yo lo veo así, “Otelo” es una escultura prodigiosa, la utilización de las tensiones entre líneas, planos y espacios vacíos no sólo da la medida humana de los personajes, sino la medida de su director como el primer gran escultor del espacio en la historia del cine. Otros lo intentaron antes, como mi idolatrado Murnau, pero no disfrutó en su momento de la tecnología necesaria y no pudo superar la segunda dimensión pictórica.
Luego hubo que esperar a Tarkovsky para conocer al escultor del tiempo, no el cinematográfico que ya había conocido buenos realizadores, sino aquel que más se ha acercado a su verdadera dimensión, aquella que además de dar movimiento a las dimensiones espaciales de la vida revela, de alguna manera, su misterioso sentido.
En cuanto a “Sed de mal” fue la película de Welles que más me sedujo en su primer visionado; me sigue pareciendo magnífica, pero ahora no me capta el mismo interés a lo largo de todo el metraje. Es lo contrario que me pasa con “Ciudadano Kane” o “El cuarto mandamiento”, que cuanto más las veo me parecen más disfrutables, ricas y complejas, quizás por la mayor profundidad de sus temas.
Es lo que tiene el cine negro, que engancha desde el principio, como “La dama de Shangai”, y encuentro en las dos películas unos matices crepusculares que aportan interés al género.
Me quedo con ese lugar indescriptible donde habita la presencia fantasmal de Marlene Dietrich, en el que parece nacer o morir la “carretera perdida” de David Lynch.
Lo dicho: un director que sabía muchos trucos, pero que supo regalarnos momentos de verdadera magia.
Mi enhorabuena para tí y para Cristina, que disfrutéis de las vacaciones y de un verano que yo aprovecho para sacar algo de tiempo y acercarme a uno de los blogs de cine más vivos y refrescantes.
Un abrazo.
Camarada David, menudo verano te debes de estar pegando :).
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola camarada,estas en lo cierto, todo un verano de excesos... sin tiempo libre para actividades lúdicas.
ResponderEliminarPronto volveremos a la normalidad.
Un abrazo.
David, os esperamos con ganas!!
ResponderEliminarUn saludo.
Hola
ResponderEliminarMe llamo Camila administro un directorio web/blog y me ha gustado su sitio web.
Me gustaría contar con su sitio en mi directorio, a cambio solo pido un pequeño enlace a mi página de películas, ¿Qué le parece la idea?
Mi correo es: camitorres20@gmail.com
Un beso! y SueRte con su site!
Pero bueno, ¿Cuándo termina para vosotros el verano? Que se os echa de menos...
ResponderEliminarAmigo, David, parece que tu retorno a la blogosfera se está alargando más de lo previsto. Espero que todo vaya bien.
ResponderEliminarUn saludo, estimado camarada.
Hola amigos,
ResponderEliminarDesde luego se está haciendo largo, esperamos resolver los problemas de cobertura y de conexión en general que tenemos para volver a la blogsfera cuanto antes.
Un saludo a todos y hasta pronto.
Cristina
hola mucho gusto mi nombre es victor, aqui dices que el ritmo en sed de mal es debido a que los personajes casi siempre están en movimiento osea no al ritmo de la historia, al avance de cada escena hasta llegar al final, porque imagino que en una pelicula si unos personajes se mueven poco no significa que no tenga ritmo que no avance no? sacame esa duda acerca del ritmo porque no lo llego a comprender gracias de antemano
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