“Laura” es una gran película y una gran obra de arte.
A caballo entre el cine negro, el suspense y el melodrama, está aderezada con toques de humor y es cita innegable para cualquier cinéfilo. Mucho se ha escrito y comentado acerca de este film, y no en vano, ya que el tratamiento que hace Preminger del amor, la obsesión y la posesión es tan elegante y sutil que consigue atrapar al espectador desde la primera escena.
A caballo entre el cine negro, el suspense y el melodrama, está aderezada con toques de humor y es cita innegable para cualquier cinéfilo. Mucho se ha escrito y comentado acerca de este film, y no en vano, ya que el tratamiento que hace Preminger del amor, la obsesión y la posesión es tan elegante y sutil que consigue atrapar al espectador desde la primera escena.
FICHA TÉCNICA: LAURA “Laura”
AÑO: 1944. DURACIÓN: 88 min.
PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: Otto Preminger.
GUIÓN: Jay Dratler, Samuel
Hoffenstein, Betty Reinhart.
Música: David Raskin.
FOTOGRAFÍA: Joseph LaShelle (B&N).
REPARTO: Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb,
Vincent Price, Judith Anderson, Dorothy Adams.
PRODUCTORA: 20th Century Fox. Productor: Otto Preminger.
GÉNERO: Film Noir.
SINOPSIS
Laura, una mujer elegante y
seductora, aparece muerta en su apartamento con la cara completamente
desfigurada por el impacto de una bala.
Al frente de la
investigación del asesinato se sitúa el detective Mark MacPherson que tendrá
que ahondar en la vida de Laura, en sus conocidos y sus relaciones, mientras un
retrato de Laura le observa desde el salón de su casa.
Estamos en 1944, Otto Preminger tiene un contrato firmado con
la Fox , y sus
relaciones con el gran Zanuck son
cuando menos tirantes, éste le ha prohibido dirigir para la Fox , pero aún así Preminger
sigue produciendo películas para el estudio. El proyecto de “Laura” está marcha, Preminger escribe el guión basándose en
la novela de Vera Caspary. Colaboran
con él el guionista Jay Dratler, el
poeta Samuel Hoffenstein (que crea
el personaje de Waldo Lydecker interpretado por Clifton Webb ), y Betty
Rheinhardt.
Cuando el guión estuvo
listo, Otto Preminger se lo envió cortésmente
a Vera Caspary que opinó así: “¿Por qué queréis hacer una película de
serie B con mi maravillosa historia?”
Esta censura por parte de la
escritora no fue más que el principio de una larga serie de trabas que fueron
presentándose durante todo el proyecto.
Preminger
envió el guión a Byrnie Foy que lo
rechazó y se negó a hacer la película, a
pesar de ello, Otto le convenció
para que se lo mandase a Zanuck.
Este lo aceptó y además descubrió que Foy
no había leído el guión hasta el final, por lo que le dijo:” Si no te gusta, lo produciré yo. Me lo llevaré a mi departamento y
lo haré como una producción de primera categoría”.
Pero eso no implicaba que lo
dirigiera Preminger por supuesto. Zanuck presentó el guión a varios
directores y fue rechazado por todos. A nadie parecía gustarle. Finalmente lo
aceptó Rouben Mamoulian, más por
motivos económicos que por que le gustase. Preminger
comentaba al respecto: “Cuando descubrió
que yo no era santo de la devoción de Zanuck, me ignoró. Empezó a diseñar los
decorados con el departamento de arte, sin consultarme. Empezó a reescribir el
guión, pero yo le paré los pies. Le dije «Has aceptado este guión, y este es el
guión que tienes que hacer»”.
Otro punto de desencuentro
fue la elección de los actores.
Zanuck
eligió a Gene Tierney, y Preminger aceptó también a Dana Andrews, ambos actores casi
desconocidos por aquel entonces.
El papel de Waldo Lydecker
fue asignado a Laird Cregar
(Jack el destripador en “TheLodger”) en primera instancia, pero Preminger
no estaba de acuerdo, opinaba que debía ser un actor desconocido y sobre todo
que no hubiese hecho previamente papeles de malo, de lo contrario toda la
historia se desmoronaría. Entonces Preminger
propuso a Clifton Webb, un actor muy
conocido en el mundo del teatro pero que a pesar de llevar 18 años en la Metro
cobrando un dineral, no había hecho ni una sola película.
A Zanuck no le gustó la propuesta y aún menos cuando Rufus LeMaire, que estaba presente en
la conversación, afirmó: “Yo estaba en la Metro cuando hizo una prueba
para ellos, y es fileno (homosexual). No podéis darle el papel”.
Otto Preminger no se dejó convencer y apostó con más fuerza por Webb, consideraba que era el actor ideal para dar a la película ese
aire newyorkino y urbanita que quería recrear y que lo diferenciaba del
ambiente de LA.
Zanuck
accedió a ver la prueba de Webb para
la Metro , y se la pidieron a LeMaire. Los días fueron pasando y la prueba no llegaba, finalmente
Preminger se enteró de que dicha
prueba no existía, que se la había inventado LeMaire con intención de sabotear a Webb. Preminger no dudó
en aclarar la situación forzando el careo entre Zanuck y LeMaire, y este
último tuvo reconocer que había mentido.
Así es como Preminger consiguió que Zanuck le permitiese hacer una prueba a
Webb. Pero los problemas no acabaron
ahí.
Webb que
había aceptado el papel, se negó a hacerla: "Si
tu señor Zanuck quiere verme, joven, que venga a verme. Yo no voy a hacer
ninguna prueba. Y menos con una señorita a la que no conozco de nada”.
Se refería por supuesto a Gene Tierney. Una vez más Otto se las ingenió para salir del
atolladero, consiguió que hiciera la prueba interpretando un monólogo teatral en
el que Webb estaba solo en escena. Y todo ello a pesar de la petición expresa
de Zanuck de que fuera un fragmento
de la película y no de teatro.
Preminger
que no tenía gran apego a su permanencia en la Fox se
arriesgó a desobedecer las órdenes del mandamás una vez más. Cuando Zanuck vio la prueba aceptó a Webb para el papel de Waldo.
Preminger,
a pesar de la difícil relación que mantuvo con Darryl F. Zanuck nunca dejó de reconocer su grandeza y buen ojo a la
hora de ser flexible, ya que a pesar de su carácter sumamente despótico era
capaz de ceder cuando la ocasión merecía la pena.
Elegidos ya los actores
principales, comenzó el rodaje a cargo de Mamoulian,
que como dijo Preminger: “No le considero un mal director,
simplemente no entendió la obra”.
Mamoulian
no aceptó la ayuda de Preminger ni
siquiera le dejó pisar el plató. Las primeras tomas fueron enviadas a Zanuck que las consideró un absoluto
desastre y que echó la culpa de todo a Preminger:
“Ese Dana Andrews al que estás
promocionando es un aficionado sin sex appeal, y Clifton Webb es fileno. Judith
Anderson debería haberse quedado en el teatro y tu deberías haberte quedado en
tu sitio, en NY o en Viena”.
Una vez más Preminger se defendió y convenció a Zanuck de que la dirección era la que
fallaba. Se puso a representar la película delante de Zanuck, explicándole como debía ser cada escena en vez de cómo se
estaban rodando. Zanuck accedió y le
pidió a Mamoulian que lo volvieran a
intentar.
Al día siguiente, delante de
varios testigos, Zanuck le preguntó
a Preminger: “¿Crees que deberíamos apartar a Mamoulian de la película?” “Si”
contestó Otto,” De acuerdo, puedes empezar a dirigirla” dijo Zanuck.
De esta forma y después de tanto
avatar, Preminger conseguía ponerse
al mando del rodaje de “Laura”.
El rodaje a partir de ese
momento, tras salvarse los escollos iniciales, el resto del proyecto se desarrolló
sin incidentes, hasta que llegó la primera prueba de montaje en la que Zanuck quedó decepcionado y exigió que
se cambiase el final. El final se reescribió y se volvió a rodar, algo que no
convencía en absoluto a Preminger.
Afortunadamente para el director
al pase programado con el nuevo final asistió Walter Winchell, amigo de Zanuck,
que felicitó a éste por la obra aunque matizándole que no se entendía bien el
(nuevo) final, y comentando que tenían que cambiarlo. Una vez más Zanuck cedió y se avino a restaurar el
final propuesto inicialmente por Preminger.
El resultado de este sinfín
de trabas no deja dudas:
La interpretación a cargo de
Gene Tierney, Dana Andrews y Clifton Webb
resultó espléndida, los personajes se complementan a la perfección y aportan
matices y detalles que los enriquecen a todos. Los tres comparten protagonismo.
Los actores secundarios son sólidos y creíbles. Vincent Price presentado aquí, sorprendentemente, como galán es de
prometido de la fallecida.
La trama está tan bien
engarzada que los giros del argumento son una auténtica sorpresa para el
espectador. En esta sorpresa radica gran parte del suspense y originalidad del
argumento. Y como marea de fondo, Preminger
nos regala con su particular abordaje de la obsesión. La que siente Waldo por
Laura, esa mujer a la que ha moldeado, a la que considera su obra, y de la que
está perdidamente enamorado. La obsesión de MacPherson por la asesinada Laura,
y por el retrato de ella que parece observarle desde la pared del salón donde
está colgado.
Preminger
utiliza como recurso el flashback, la
voz en off de Waldo, para relatarnos
la personalidad y los encantos de Laura, y lo hace de forma tan convincente que
hasta el espectador queda prendado de ella.
En su peculiar estilo para
no interferir en el público, la cámara apenas se mueve, los planos son largos y
siguen a los actores imperceptiblemente. Sutilmente se va desarrollando la trama, que crece en
suspense y acapara toda la atención del espectador hasta el desenlace final,
sorprendente e inteligente.
La ambientación es
exquisita, acompañada por la fotografía de Joseph
LaShelle que ganó el oscar a la mejor fotografía en blanco y negro.
La música corrió a cargo de David Raksin, un joven y novato
compositor que por aquel entonces no había compuesto nunca una partitura
cinematográfica. Un día entró en el despacho de Preminger y tocó una melodía titulada "Laura”, a Preminger le gustó y decidió usarla. Su primera
intención había sido utilizar “Summertime”
de Gershwin, pero no obtuvo el
permiso para hacerlo.
La película fue un éxito
descomunal de público y crítica. Y años más tarde se convirtió en todo un
clásico.
Clifton Webb fue nominado al oscar como mejor actor de reparto y Lyle
Wheeler al de mejor dirección artística. Tierney y Andrews
alcanzaron el estrellato, y la melodía de "Laura" a la que más tarde puso letra Johnny
Mercer se convirtió en un tema de éxito. En cuanto a Preminger,
nada mejor que las palabras del propio el propio Zanuck: “Este éxito es tuyo
Otto. Lo reconozco”.
Adelante pues compañeros,
veamos una vez más esta deliciosa película, y pasemos a los comentarios para
profundizar en todo aquello que ha quedado en el tintero.
Un saludo
Que maravilloso hubiese sido si Clifton Webb ganase el Oscar como Actor de Reparto. Pero no fue así. Me permito corregirte. Ese año de 1945, por errores de la Academia en sus nominaciones, el ganador fue Barry Fitzgerald por "Going My Way", que también competía como Actor Protagonista junto a Bing Crosby por la misma película. "Laura" solo ganó el premio a Mejor Fotografía en Blanco y Negro.
ResponderEliminar@Atticus
ResponderEliminarGracias por la corrección.
Maravillosa película, genial, cine de Hollywood del de siempre, junto con La mujer del cuadro, de lo mejor que ha podido hacer nunca.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, camarada Cristina:
ResponderEliminarCompletísima entrada para una de mis películas favoritas de cine negro. La relación de "Laura" con Hitchcock es muy curiosa, ya que le debe algunas cosas a su "Rebeca" (la ausencia presente) y anticipa otras (amor necrófilo) de su "Vértigo". Por cierto, ¿no consideráis que la segunda parte del filme puede no ser más que una fantasía onírica? Yo la interpreto así, y creo el filme da varias pistas al respecto.
Un abrazo.
Interesante cronología la de este making-of de "Laura", del que Preminger contra todo proóostico salió reforzado.
ResponderEliminarNo es de extrañar que hombre de su talante fuese uno de los primeros en salirse del control de los grandes productores de las majors.
Entrando ya en el cine fórum me gustaría resaltar de "Laura" el fantástico guión y las estupendas caracterizaciones de los protagonistas.
El guión no tan negro como el de otras cintas noir más arquetípicas del propio Preminger ("Cara de Angel" o "Al borde del Pelígro") oscila entre el thriller y el melodrama sin renunciar a ciertas dosis de suspense y a un carácter veladamente onírico (no hay que ver la célebre secuencia de la siesta de Andrews frente al retrato de Laura, con la entrada en escena de la bellísima Laura-Tierney).
Andrews da vida a un duro policía, un tipo de una pieza que resulta hechizado por el retrato de Laura. Más obsesionado por la propia víctima que por la resolución del caso, su amor por la fantasmal Laura es sumamente morboso y redimensiona a un personaje en principio bastante monócromo.
Laura, una bellísima Gene Tierney, es a la vez sueño y realidad. Es el personaje ausente a través del cual se filtra toda la cinta.
Tierney acierta al encontrar el punto adecuado entre la carnalidad y lo fantasmal necesario para su personaje.
Y Clifton Webb está extraordinario en su caracterización del pomposo y elitista escritor Waldo Lydecker. Aparentemente frívolo pero siempre protector con Laura... lobo con piel de cordero.
Mención a parte merecen otros dos conocidos "lobos", un tanto siniestros, que ejercen notablemente como secundarios en la cinta; me estoy refiriendo al gran Vincent Price, icono del cine de terror y protagonista absoluto de la serie de películas dedicada por Roger Corman a la obra de Poe. Y a siempre estupenda Judith Anderson, la inolvidable Mrs. Danvers de "Rebeca". Una pareja tal para cual y que inevitablemente acaban juntos en "Laura".
La realización de Preminger es como siempre ágil y acertada aunque quizás no tan madura y personal como la que podemos disfrutar en obras posteriores como "El hombre del brazo de oro". Aun así Preminger dota a su cinta de un carácter propio mucho menos influenciado por los recursos propios del film noir importados del expresionismo alemán, que sí están mucho más presentes en el cine de otros grandes realizadores que marcaron hitos en el género como Welles, Huston o Lang.
Bueno pues eso es todo de momento. Felicidades por tu interesante reseña Cristina
@Ricardo
ResponderEliminarHola camarada estoy completamente de acuerdo contigo en que la segunda parte del film apunta a una consumación de los deseos de McPherson por la vía onírica.
También me alegro que saques a colación los nexos de unión de la cinta de Preminger con dos de las películas más importantes de Hitchcock... impecable tu comentario.
¡Qué gran película!! Es una maravilla siempre, pero la primera vez que la ves, desconociendo la trama es una sorpresa tras otra.
ResponderEliminarEl punto clave en cuanto a sus actores creo que está en Webb. No recuerdo si lo había visto antes que en 'Laura', que este personaje lo ha marcado para siempre. Qué gran interpretación!!! Desde el primer momento, en la bañera, ya te parece antipático.
También quiero mencionar a Judith Anderson, en un papel (como muchos otros que interpretó) tan alejado a la genial señora Danvers!!!
Saludos.
Creo que has hecho, Cristina, una muy detallada y notable crónica de la pre-produción y la producción misma de esta película verdaderamente mítica. De entre todos los elementos del film, y que tú ya has apuntado, yo me quedo con uno en especial: la relación entre Gene Tierney y Clifton Webb. Casi diría que la película crece cuando está en escena el gran Mister Webb (genial también en la serie que hizo sobre Mister Belvedere). Y cuando aparece Vincent Price, la cosa ya roza lo sublime.
ResponderEliminarLamento decirlo, pero cuando entra en el plano Dana Andrews, la cosa declina. ¡Y se trata del protagonista masculino principal! La verdad es que ni Preminger ni Lang lograron sacarle una emoción a este hombre.
Salucines
Fantastica película y muy bella Gene Tierney como siempre. Excelente Clifton Webb curioso que le pusiera pegas a Gene, volvería a trabajar con ella en "El filo de la navaja".
ResponderEliminarComo toda gran película puede verse desde muy diversos puntos de vista y interpretarse de distintas maneras. Tendría que volver a verla.
Un saludo
@Fernando.
ResponderEliminarLa primera vez que ví Laura, me quedé con la romántica historia del poli enamorado de la guapa, habrás de perdonarme, pues era yo muy joven y sensible....jeje. Ahora por supuesto disfruto infinitamente más con ese snob entrado en años, estirado antipático a conciencia, con un maravilloso humor de intelectual newyorquino, pagado de sí mismo y que mira al mundo desde su ironia y su sarcasmo. Por ejemplo la escena en la que Laura le aborda mientras está comiendo es fantástica. Realmente me encanta.
Saludos
@Manderly
ResponderEliminarLa sorpresa que comentas es precisamente lo que opinaba Preminger. Cuando su amigo Bogdanovich le pregunta acerca del éxito de la película, Otto le contesta que la sorpresa es el ingrediente esencial, y en su opinión por eso funciona la peli. En cuanto a mi experiencia personal desde luego la aparición de la muerta de repente en la habitación en mitad de la noche, fue de lo más sorprendente, y lo último que me esperaba.
Saludos
@Ricardo
ResponderEliminarResulta que no lo había pensado, me refiero a la fantasía onírica. Es un enfoque tan novedoso como el que da Preminger. Hubiese sido increíble que la película acabase con una escena en la que Pryce despierta a MacPherson mientras este está todavia dormido en el sillón del salon de Laura, y que todo hubiese sido un sueño. Un sueño hermoso que se ajustaba perfectamente a sus deseos.
Un saludo
@Piru
ResponderEliminarPues precisamente es curioso que Lang y Preminger que se conocían y eran amigos, dirigieran ambos dos películas el mismo año, y además con claras influencias recíprocas. Un tema interesante para comentar y profundizar en él.
Saludos
@Maribel.
ResponderEliminarPues por entonces Gene era una desconocida, que precisamente saltó al estrellato con esta película. Webb debía tener algo de Waldo, así que no consentía en rebajarse para hacer una prueba junto a una "Don nadie", que ya tenía asignado el papel, mientras que él estaba a prueba y pendiente del resultado. En el cine no era conocido pero en el teatro sí y mucho.Preminger contaba que el rodaje fue muy bien sin incidentes y cque el equipo estaba satisfecho con el trabajo.Eso debió ayudar a que quisieran repetir experiencia.
Un saludo
Aquí veo a Vincent Price mucho más grande de lo que recordaba (es muy alto). Webb se sale con su interpretación, elegante e ingenioso siempre. Me resulta difícil entender que no le dieran el Oscar.
ResponderEliminarLo que comenta Ricardo Pérez del amor y la muerte y la presencia obsesiva (y ausente) de la persona muerta recrea atmósferas un tanto inquietantes; ahí hay conexión con las dos pelis que mencionó Ricardo de Hitchcock.
Yo, sin embargo, veo más similitudes con otras de género similar como las de Fritz Lang La mujer del cuadro y Perversidad.
En La mujer del cuadro también se podría tratar de un sueño, y al final se corrobora este hecho, pero ¿y si no se hubiera hecho un final así y sí otro diferente? De ser así no tendría por qué interpretarse como un sueño lo sucedido (relacionado con el final sería parecido a lo que pasa en Sospecha, de Hitchcock… ¿Es o no es Cary Grant un asesino? Pues sí que lo es y quedaría mucho mejor de esa forma, pero ese final impuesto, en este caso como un parche poco menos, hace que no lo sea). Hay que tener en cuenta que el cine negro coge mucho del expresionismo, de las femme fatale y como éstas arrastran a los hombres a un destino a veces cruel, o a la misma muerte (¿Es Laura una femme fatale? Supongo que sí); esas situaciones con riesgo podrían formar parte de lo onírico, pero no ser necesariamente sueños. Para mí en Laura no existe ese sueño, aunque se podría ver lo contrario y no quedar mal, pero yo me decanto por el realismo en una atmósfera como de ensoñación producida por las propias características del género noir.
De hecho para mí, y aunque suene raro (la opinión más generalizada es que es un sueño), en La mujer del cuadro tampoco se nos cuenta un sueño, para mí es algo real lo que le sucede a Edward G Robinson en un marco con connotaciones oníricas. Que parezca un sueño no significa que sea un sueño.
Un saludo, Cristina. Me ha gustado mucho la entrada. Otro saludo para David.
Felicidades por la estupenda entrada sobre Laura, una película mítica, ya no sólo del cine negro, sino de la historia del cine.
ResponderEliminarFilm delicado, exquisito, bien filmado y brillantemente interpretado. Imperecedero.
Discrepo con alguno de los comentarios por aquí vertidos, en cuanto a Dana Andrews, su impasibilidad es una de las bazas de su interpretación. Sin él sería impensable entender a ese detective tan vulgar.
Innegable la mano de Preminger sobre las interpretaciones secundarias de Price y Anderson.
Sensacional la fotografía en blanco y negro de Joseph LaShelle y la música de Raskin.
Maravillosa película que desprende esa magia, que distingue al buen film de la obra maestra.
A modo de epílogo, la maravillosa frase de la doncella: "No temo a los polis. De pequeña me enseñaron a escupir cuando viese a uno".
@ Javi
ResponderEliminarHola Javi, tu reflexión me ha hecho pensar en lo siguiente:
Yo tambien me inclino por la versión realista, más que por la onírica, y lo hago simplemente porque es tan difícil que se cumplan los sueños que al menos nos podemos permitir creernos lo en una peli. Curiosamente sería mucho más real que la historia no fuera más que un sueño de MacPherson que la realidad que ofrece el film en la que el sueño se hace realidad.
Un saludo
@Black Swan
ResponderEliminarEl detective es impasible y muy parco en palabras. De hecho Preminger utiliza a Waldo para contarnos los sentimientos de MacPherson. Ya la primera vez que vi la película me llamó la atención que fueran las palabras de Waldo, dichas con tono acusador y con cierto desprecio las pusieran de manifiesto los sentimientos del detective por Laura. Además lo hace en el momento oportuno, cuando el espectador lo tiene casi claro, pero sin que parezca una redundancia y sin adelantarse a los hechos.
Gracias por tus opiniones
Un saludo
@David
ResponderEliminarWaldo habla de Laura en la primera parte del film con el cariño del creador por su obra y como Laura ha muerto, puede hablar de ella con toda la subjetividad que da al vivo hablar del fallecido. Recordando sólo lo mejor, exaltando sus cualidades sin pudor, sin tener que ajustarse a la realidad, simplemente como si de un sueño se tratara. Waldo nos describe a un ser perfecto cuya única debilidad consiste en no acertar a distinguir al pretendiente que le conviene, pero que afortunadamente tiene a papa Waldo para guiarla y corregirla.
El amor de MacPherson por Laura es como dices morboso ¡Y tanto! ¡Se enamora de una muerta! Como no hacerlo con un Waldo que le disecciona el retrato de la mujer perfecta: guapa, inteligente, con clase, con talento…¿Cómo no prendarse?
Y precisamente cuando ese amor imposible empieza a “oler”, llega el toque magistral, la gran sorpresa y como si se tratase de una profecía autocumplidora LAURA aparece.
Otro punto que abordas en tu comentario es el de clasificar a Laura ente las películas de cine negro, como habitualmente se hace, sin embargo estoy de acuerdo contigo en que el tratamiento que le da Preminger es muy personal y aunque está influenciado por expresionismo alemán, no se puede considerar este film como expresionista puramente ni como negro exclusivamente.
Por fin un tema jugoso también es el roll que desempeñan Vincent Price y Judith Anderson, Ambos son tal para cual, unos oportunistas, no son buenas personas, como dice Anderson, y por ello se reconocen y alían entre ellos. No ocultan sus intenciones tras altos sentimientos como lo hace Waldo que quiere convencer de que su devoción por Laura es desinteresada, que actúa siempre por el bien de ella, para guiarla y protegerla sin obtener él beneficio alguno. Si acaso el del orgullo del padre por su hija o el del autor por su obra. Nada se dice hasta el final de ese sentimiento de amor mal entendido que crece en Waldo, haciéndole confundir amor con propiedad, interfiriendo en la vida de su protegida sin el consentimiento de ella, manipulando y entromentiéndose en sus relaciones con otros hombres para alejar a todo aquel que pudiera robarle de su tesoro. Nada se interpone en su camino, Laura es suya y de nadie más, prefiera verla muerta que saberla de otro.
Todo esto queda ampliamente explicado en la película, sin embargo le pondría un pero al desarrollo del guión, y es que a mi juicio los acontecimientos se desarrollan un poco rápido desde el momento en que aparece Laura.
Tras resucitar a Laura, quedaba el reto de que esta, en carne y hueso, estuviera a la altura del retrato que de ella nos hacen Waldo y los demás personajes. Considero que el guión consigue superar este reto y es importante porque una Laura por debajo de las expectativas hubiese restado calidad y veracidad al film.
Un saludo
HOLA SOY SUSAN LA ANÓNIMA.
ResponderEliminarPor debajo de su apariencia de cine negro Laura es, básicamente, una historia de amor. Un amor celoso, obsesivo, que acaba (o más bien empieza) desembocando en un crimen. En este sentido “Laura” tiene algunos puntos en común con Vertigo, de Hitchcock: en los dos casos encontramos el mismo elemento de obsesión amorosa, la misma fascinación por una persona a la que se cree fatalmente desaparecida; y en ambos casos, también, la supuestamente fallecida vuelve a aparecer de súbito entre los vivos, dándole un nuevo giro al argumento.
Laura podría ser considerado, también, como un magnifico ejemplo del cine con el que nos obsequiaba Hollywood en su época dorada. Con todas sus virtudes, pero también con sus defectos. Entre las primeras se encuentra, a mi juicio, la fascinación y el glamour que desprende su protagonista, una Gene Tierney en la cumbre de su belleza (y que triste y trágica fue su vida, tal como se cuenta en el documental incluido en los extras del DVD). También habría que señalar elementos tales como la sobresaliente dirección artística, la espléndida fotografía, la mítica y evocadora banda sonora, etc.
Y llegados a este punto, me pregunto si una película como Laura tiene algún defecto que se pueda destacar. Pero antes de responder a esta cuestión habría que precisar que esos defectos -si es que los tiene- tendríamos que atribuirlos mayormente a ciertas características y hábitos a los cuales era proclive la industria de Hollywood en aquella época, más a la película en sí considerada como obra individual. Entre ellos podríamos hacer mención, quizá, a un cierto estatismo producido por el peso excesivo de los diálogos en detrimento de la parte visual y de la acción. Con todo, esta preponderancia de los diálogos podría ser considerada, también, como totalmente natural si nos atenemos al origen teatral del argumento en el que está basado el guión. Otro factor que a mi juicio también sería mejorable tiene que ver con cierta sutil artificiosidad que planea sobre toda la película, atribuible básicamente a que –como la mayoría de las películas que se hacían en Hollywood por esa época- fue rodada íntegramente (incluso los exteriores) en decorados de estudio.
A pesar de estas leves objeciones, hay que reconocer que nos encontramos ante de una magnifica, además de mítica película. Una película cuyo elemento central es la irresistible fascinación suscitada por una mujer de misterioso encanto y belleza. Una criatura que conseguirá hechizar no solo a los personajes masculinos de la película, sino también al público de sucesivas generaciones.
Ni que decir tengo, que es de mis pelis preferidas.
petons.
@ Susan
ResponderEliminarEstupendo y profundo análisis de la peli. Muy acertados los defectos de los que hablas. Aunque quizás más que defectos propiamente dichos son características de la película, como el peso de los diálogos y ese fondo teatral.
Es una película espléndida e inolvidable.
Un saludo
Le he dedicado poemas, reseñas varias, horas y horas de admiración. "Laura", la película, debería estar en un museo para que todo el mundo la contemplara y comprobara lo que es el cine de verdad y cuando trasciende y deja de ser solo cine para convertirse en una obra maestra de arte, pura magia hecha realidad. Gene Tierney está espectacular, como nunca y Dana Andrews simplemente es el detective perfecto. Debilidad siento siempre por la figura de Waldo, maravillosamente encarnado por el señor Belvedere o Clifton Webb. Pura mgia, puro cine, pura debilidad la que siento por esta película. Y Laura... es solo un sueño (como dice la letra de su hermosa melodía)
ResponderEliminarPoco tengo que decir, me temo, después de tantos profundos análisis. Yo también me inclino por la versión realista con ambientación onírica, como apuntan Javi y Cristina, pero ese carácter doble -e intrigante- de la película es también otra de sus bazas. Los personajes están todos clavados, incluso el frío Andrews hace lo que tiene que hacer. Película tocada por la gracia, aunque no por la madurez de Preminger, es también su apuesta: podía haber salido mal, y ya seguro que a Preminger no le hubiésemos visto nunca más; pero ganó por goleada, sólo faltaba depurar un poco el estilo y voilà: uno de los mejores.
ResponderEliminarSaludos
@Marcos Callau
ResponderEliminar¡Que más se puede decir de esta película! Hablas de ella con tanta poesía y entusiasmo que quien lea tu comentario no podrá evitar desear verla de inmediato!!!!
Un saludo camarada.
@ Gourmet
ResponderEliminarLo cierto es que Preminger debía estar muy seguro de sí mismo cuando se lanzó a dirigir esta película. Arriesgó mucho pero según decía en su entrevista, consideraba que no tenía nada que perder porque las relaciones con Zanuck eran un desastre y no tenía posibilidades de dirigir con la Fox, así que se lanzó y ganó. Afortunadamente para los que desde entonces disfrutamos de la película.
Ese carácter intrigante del film es muy interesante. Todos los personajes tienen su cara oculta o casi oculta. Laura, de la que todos hablan, no está presente. Waldo que parece mostrarnos sus recuerdos abiertamente se esconde tras la fachada de hombre snob y distante. Vincent Pryce es el enamorado de: ¿ Laura o de su dinero? El detective se va prendando de Laura a través de los recuerdos de Waldo, va apartándose de la realidad al enamorarse de una muerta, y mediatizada por esto su labor policial queda al menos en entredicho. Pero en realidad no pierde el norte ni la compostura.
En fin real como la vida misma.
Un saludo amigo gourmet
Cristina, como dices la aparición de Laura es la mayor sorpresa. Creo que muchos somos los que pensamos que el personaje de Andrews está soñando... porque realmente Laura no se sorprende tanto como, yo creo, que debería sosprenderse. Pero como ya han apuntado, lo del sueño ya lo tenemos en otra película además de aquel mismo año: 'La mujer del cuadro'.
ResponderEliminarLo dicho, que siempre me llama la atención la no-sorpresa de Laura en ese primer encuentro.
Saludos.
@manderly
ResponderEliminarEsto es parte de la grandeza de Preminger como director, en sus películas el espectador siempre puede participar, descubrir los caminos y opinar.
Lo podemos ver con Laura ya que somos tres a favor de que Andrews sueña y otros tres que no lo hace.
Un saludo
suena interesante me encantaria poder admirar esta obra saludos
ResponderEliminar