NACIDA AYER

-->

Es tiempo de risas en Ciclos de Cine ya que hoy hablaremos sobre “Nacida ayer”, una divertida comedia romántica basada en el mito de Pigmalión, a la que podríamos calificar como vaga precursora de uno de los mayores éxitos de Cukor, el musical “My fair Lady”.

La película dirigida por George Cukor en 1950, fue interpretada por la entrañable Judy Holliday, una actriz especialmente dotada para la comedia. Holliday obtuvo por el papel de Billie Dawn, la rubia tontorrona protagonista de la cinta, el oscar a la mejor actriz, venciendo a rivales tan temibles como Bette Davis  o Gloria Swanson, nominadas aquel año por “Eva al desnudo” y “El crepúsculo de los dioses” respectivamente.

FICHA TÉCNICA: NACIDA AYER “Born Yesterday”

AÑO: 1950. DURACIÓN: 103 min. PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: George Cukor.
GUIÓN: Garson Kanin, Albert Mannheimer. MÚSICA: Frederick Hollander. FOTOGRAFÍA: Joseph Walker (B&N).

REPARTO: Judy Holliday, Broderick Crawford, William Holden, Howard St. John, Frank Otto, Larry Oliver.

PRODUCTORA: Columbia Pictures. Productor: S. Sylvan Simon.

GÉNERO: Comedia Romántica.

SINOPSIS: El magnate Harry Brock, llega a Washington para ultimar un importante e ilegal negocio que le asegurará el control del mercado de la chatarra en todo el país. A tal efecto ha sobornado a un congresista, que trabaja para él en la esfera política, tratando de vulnerar las leyes antimonopolio.

Billie Dawn, la novia de Brock, es una joven superficial, inculta y sin apenas modales. Brock contrata a Paul Reval, un periodista culto e idealista, con el fin de educar a Billie para que ésta pueda desenvolverse correctamente entre la sociedad capitalina. Gracias al amor que surge entre ambos, la voluntad de cambio de Billie y las pacientes lecciones de Paul la joven experimentará una increíble transformación.

Cukor no podía imaginar a un escritor más apropiado para adaptar al cine la exitosa comedia teatral “Nacida Ayer”, que el propio autor de la misma, una obra  que desde 1946 venía representándose ininterrumpidamente en Broadway. No es casualidad que éste fuera Garson Kanin (autor teatral, director de cine y guionista) íntimo amigo y colaborador habitual del director, del que ya hablamos en “La costilla de Adán”.

Kanin construye una divertida comedia romántica entorno al personaje de Billie Dawn (Judy Holliday) una rubia tonta, típicamente norteamericana, novia del turbio Harry Brock (Broderick Crawford) un poderoso empresario sin escrúpulos. Billie, que a la postre no resulta ser ni tonta ni frívola, se enamora de Paul (William Holden) un apuesto periodista, guardián de los más altos valores democráticos, que acaba siendo contratado para educar a la chica y así pulir sus modales. Paul, también enamorado, trata de despertar la inteligencia de Billie, aletargada por una vida superficial y rica en lujos, así como de fomentar en ella el pensamiento crítico. Para ello comenzará una cariñosa docencia sensibilizando a la joven hacia las artes (literatura, pintura y música)  y a los valores éticos (democracia, igualdad y respeto entre los hombres). Esto hará que Billie “renazca” y sea consciente del vacío existencial en el que vive en su relación con Brock y de lo peligrosas y poco éticas que son las ambiciones de éste.

En “Nacida ayer” George Cukor vuelve a tratar una temática reiterativa en su cine: La voluntad de cambio vital en un personaje insatisfecho, normalmente una mujer y en este caso Billie Dawn, que sufre por no haber encontrado su papel en la vida.

Esta temática es una constante que el director desarrolla de forma prolija tanto en sus comedias como en sus dramas. En los dramas apuntaré personajes paradigmáticos de este discurso como son el de Greta Garbo en “La dama de las camelias” o el de Ingrid Bergman en “Luz que agoniza”. Así como en las comedias los compuestos por Katharine Hepburn en “Vivir para gozar” o en “La gran aventura de Silvia”.

En el caso de “Nacida ayer” la composición del personaje que realiza Judy Holliday es tan sumamente divertida que puede llegar a escapársenos este componente dramático, que en el fondo es uno de los dos motores, el otro es la historia romántica, que mueven la película.

Es obligatorio dedicar un generoso párrafo a Judy Holliday, una actriz procedente del mundo del teatro muy dotada para la comedia, capaz de aportar a sus divertidas composiciones un sensible estudio del carácter de los personajes que interpreta.

Algo de lo que podemos disfrutar, y mucho, con esta Billie un personaje al que ya había dado vida en el teatro. Graciosa (por momentos estrambótica) y creíble al mismo tiempo, de ella parten la mayoría de las situaciones cómicas que se dan en la película. Entre estas hay momentos descacharrantes como la partida de cartas con Harry o cuando canta e imita los instrumentos de una melodía jazz durante la visita del congresista y su esposa.

En 1950 la actriz fue investigada durante “La caza de brujas” por el FBI y no fueron encontradas evidencias de su vinculación con el Partido Comunista. Aun así y a pesar de que no estar incluida en las lista negras de Hollywood, la actriz tuvo muchos problemas para trabajar durante los tres años siguientes a la investigación. Afortunadamente George Cukor, su descubridor para el cine en “La costilla de Adán”, siguió contando con ella en esos años difíciles dándole las protagonistas de “Chica para matrimonio” (1952) y “La rubia fenómeno” (1953). Desafortunadamente la actriz tuvo que abandonar el mundo del espectáculo en el año 1960, como causa de una enfermedad fatal que nos privó de su talento a la temprana edad de 43 años.

Los protagonistas masculinos de la película no desmerecen en eficacia y buen hacer la maravillosa composición de Judy Holliday.

Broderick Crawford de vida al grosero y despótico rey de la chatarra. Un personaje que a pesar de erigirse como el villano de esta historia, no es maltratado por el director, ya que se le otorga una personalidad simplona y cierta vis cómica que acaban por humanizarle.

Muy al contrario William Holden se erige como un perfecto mentor y galán para Billie. Inteligente, culto, apuesto, paciente, sensible e idealista. Que más podemos pedirle al protagonista de una comedia romántica, si hasta las gafas le hacen más guapo.

Merece la pena citar también a los secundarios Howard St. John, el cínico asesor de Brock, y Frank Otto, el viejales que hace de chico para todo, ambos cumplen con solvencia y no pasan desapercibidos mientras están en pantalla.

Cerraré con una simpática anécdota sobre la Holliday ocurrida durante el rodaje de “La costilla de Adán”. Ya comentamos que la actriz estaba terriblemente nerviosa con su primera participación en el cine y este nerviosismo llegó a su máxima expresión durante el rodaje de la secuencia inicial de la película, en la que la protagonista espera a su marido a la salida del trabajo.

Según comentaba Cukor la actriz era incapaz siquiera de ponerse en el lugar que él indicaba por lo que tuvieron que repetir la toma un buen número de veces. Holliday avergonzada, al final del día de rodaje, repartió entradas gratis entre todo el equipo para que la viesen actuar esa misma noche en la representación de “Nacida ayer”, cuando Cukor le preguntó por qué hacia tal cosa la actriz le respondió: “Quiero que todos vean que se actuar y que no soy una imbécil”.  Tras 1642 representaciones Judy Holliday repitió su papel en el cine, dejando su sello personal en esta comedia clásica, que a buen seguro os va a hacer reir y pasar un muy buen rato.