Director de cine norteamericano nacido el 11 de febrero de 1909 en Wilkes-Barre (Pensilvania). Su padre emigró desde Berlín a EEUU a la edad de 17 años, era un intelectual, profesor de lengua, teología y pedagogía que se preocupó de proporcionar a sus tres hijos (Herman, Erna y Joseph) una sólida base cultural.
Joseph se casó tres veces, en 1934 con Elizabeth Young con la que tuvo un hijo, en 1939 con Rosa Stradner que falleció en 1958 y con la que tuvo dos hijos, y en 1962 con Rosemary Matthews que le dio una hija, y al parecer con la que fue más feliz.
Joseph comenzó la carrera de medicina abandonándola después para trasladarse a los 19 años a Berlín, donde trabajó como corresponsal para el Chicago Tribune. Su encanto y simpatía le abrieron las puertas de la UFA donde tradujo al inglés los intertítulos de las películas mudas. Tuvo la oportunidad de vivir de cerca la época de apogeo del expresionismo alemán, se interesó por el teatro y aprendió a escribir los textos de las películas habladas.
En 1929 volvió a EEUU, llamado por su hermano Herman que por entonces ya trabajaba como guionista en Hollywood.
En 1929 volvió a EEUU, llamado por su hermano Herman que por entonces ya trabajaba como guionista en Hollywood.
EPOCA COMO GUIONISTA
La llamada de su hermano le “salvó” de acabar sus días como periodista, Herman le anunció que había un puesto “hecho a su medida” en la Paramount. El cine sonoro se acababa de estrenar y Herman escribió los diálogos para la versión hablada de “The Dummy” (1929) mientras que Joseph escribía los títulos de la versión muda.
Su aire europeo, su correcta forma de hablar, su aguda inteligencia y su intuición para explorar el alma humana le facilitaron un arrollador ascenso en los estratos de la meca del cine.
La figura de su hermano también contribuyó a su ascenso, Herman era un hombre hosco y amargado, desengañado del mundo del periodismo sensacionalista. Escribió el guión de “Ciudadano Kane” (1941) él sólo, con apenas una colaboración en los retoques por parte de Orson Welles, una espina que este último llevaría clavada toda su vida. Fue amigo de Groucho Marx y se abandonó al alcohol que finalmente acabó con él a los 56 años.
Joseph trabajó para la Paramount en films como “June Moon” (1931) y “Si yo tuviera un millón” (1932) de Ernest Lubitsch, “El pan nuestro de cada día” (1933) de King Vidor, o “El jardín de Alá” (1934) de Cukor.
En ese momento trabajaba también para la MGM escribiendo y colaborando en la elaboración de guiones como el de “El enemigo público número uno” (1934) de W.S.Van Dyke, película que consiguió el oscar al mejor guión y que ganó Arthur Caesar que fue quien firmó el guión, y también en otras como “Cuando el diablo asoma” (1934) también de Van Dyke.
EPOCA COMO PRODUCTOR
A partir de 1935, Louis B. Mayer, desatendiendo la petición de Mankiewicz de dirigir sus propias películas, lo nombró productor, trabajo que desempeño hasta 1942. “Tienes que gatear mucho antes de poder andar”, fue lo que le dijo Mayer. Durante esta época produjo 19 películas.
La primera de ellas fue “Furia” (1936) dirigida por Fritz Lang. En aquella experiencia, Mankiewicz aprendió a odiar a Lang, un personaje excéntrico, lleno de talento, déspota y megalomaniaco, pero del que también aprendió a usar la cámara para captar la esencia de la vida.
Otras obras maravillosas que produjo en esa época fueron, “Maniquí” dirigida por Frank Borzage, e “Historias de Filadelfia” (1940) de George Cukor entre otras. Pero su deseo de dirigir sus propios films, le llevó a abandonar la MGM y pasar a trabajar para la 20th Century Fox.
EPOCA COMO DIRECTOR
Tenía ya 37 años cuando empezó a dirigir películas, demasiado tarde quizás, y dejó de hacerlo a los 63 probablemente demasiado pronto. Rodó 20 films, de los cuales al menos la mitad se encuentran entre los mejores de la historia del cine.
Mankiewicz era un hombre de cine completo y además un entusiasta del teatro. Utilizó la imagen que aporta el cine para ofrecernos la palabra en espléndidos diálogos. Gran intelectual, fue guionista y co-guionista de sus obras. Adaptó al cine obras de Shakespeare, Tenesse Williams, Ben Jonson, Anthony Shaffer, Graham Green…
En una entrevista concedida a Días de cine el director comentaba: “Trabajo para un público que va a escuchar mi cine tanto como a verlo. El cine es un medio de comunicar ideas, sensaciones y reflexiones mediante una continuidad de efectos visuales. No soy capaz de hacer guiones enteramente originales. Siempre he tenido un punto de partida teatral o literario. A veces una simple noticia de un periódico me puede estimular”.
El suyo fue un mundo en blanco y negro, en su filmografía hay pocos títulos en color, incluso se negó a utilizar el color en películas como “Julio César”, porque según su opinión: “La sangre de César iba a dominar toda la escena, y no me pareció nada acertado que fuera el rojo de la sangre lo que dominara en las relaciones de Bruto, César y Marco Antonio”.
No podemos encuadrarlo dentro de ningún género determinado, pero cuando tocó alguno de ellos, lo hizo con gran maestría.
Sus diálogos están meticulosamente diseñados. Poseen gran intensidad y nos transportan a un mundo donde las ideas confluyen con los sentimientos.
Su cine es sólido, maduro y profundo, sus argumentos redondos y bien atados. Aportó su visión irónica del mundo y profundizó en el alma humana a la búsqueda del lado bueno y del lado malo.
Le gustaba dirigir actrices y diseñar para ellas caracteres fuertes y carismáticos. Se interesó por el choque entre la juventud y la madurez, como lo demuestra en “Eva al desnudo”, “El americano tranquilo” y “Cleopatra”.
Utilizó siempre el sonido directo, mientras otros directores como su amigo Fellini le aseguraba que era más fácil poner a los actores a decir: “Une, due, tre, quattro, cinque” para después doblarles y hacerles decir lo que se quisiera.
El flash-back es un elemento muy importante y reiterativo en su cine (imposible hacer en el teatro), argumentaba su importancia basándose en que el pasado del ser humano y sus pensamientos sobre el futuro afectan a su presente.
Su primera película fue “El castillo de Dragonwyck” (1946), la oportunidad se la dio Lubitsch que fue el productor, y al que siempre había admirado. Mankiewicz afirmaba que Lubitsch le había enseñado “lo que no hay que hacer” y que además le dio un consejo que siempre tuvo presente: “El film perfectamente dirigido es aquel en el que no se nota que ha sido dirigido en absoluto”. Mankiewicz reflexionaba al respecto: “He tratado de seguir la recomendación de Lubitsch y a lo mejor por eso no he sido nunca muy popular”.
Su era cine de gran calidad pero no siempre tuvo su correspondiente ganancia en taquilla. El mismo reconocía que sus películas nunca habían perdido dinero, pero sus ganancias habían sido escasas generalmente. Zanuk llegó a decirle: “Nosotros en la Fox, nos podemos permitir el lujo de tenerte gracias a lo que producen los musicales de Betty Grable”.
A continuación dirigió la poética obra de “El fantasma y la Sra. Muir” (1947) que le permitió ganarse la confianza del gran jefe Zanuk, gracias a lo cual dio el paso definitivo a la etapa más brillante de su carrera como director.
Con “Carta a tres esposas” (1949), consiguió el Oscar al mejor guión y otro a la mejor dirección. Detrás vinieron títulos inolvidables como “Eva al desnudo” (1950) película que obtuvo 6 Oscar y “Operación Cicerón” (1952) una interesante película de cine espías.
“Julio César” (1953) en la que Mankiewicz respetó con gran fidelidad el texto original de Shakespeare, recibiendo por ello los calificativos de “inculto” y “anacrónico” por parte de la crítica. El director la presentó al Festival de Venecia donde fue rechazada por el jurado alegando: “…sólo un director de Hollywood podía sacar a Bruto leyendo un libro, permitir que se oyeran las campanas de un reloj y que se hablara de sombreros o de ángeles”. Todo ello como diría Mankiewicz, son anacronismos que Shakespeare cometía a sabiendas en sus obras.
Esta desafortunada experiencia le llevó a negarse a intervenir en ningún festival competitivo. No creía que el cine fuera como “una carrera de caballos” donde siempre ha de haber un ganador. Se negó a ir a Cannes, a pesar de haber sido invitado en cinco ocasiones y lo calificaba de “rastro” en el que se iba a comprar y vender y donde lo que menos interesaba era el arte.
Afirmando al respecto: “… eso se lo dejo a Coppola, al que le encanta la publicidad y el aparecer en las entrevistas de la televisión, hechas durante los festivales, con la cara sudada y con pinta de estar “a bout de souffle”.
Su filmografía continua con “La condesa descalza” (1954), “Ellos y ellas” (1955), “De repente el último verano” (1959), y la famosa “Cleopatra” (1963). Esta última es una película que el director no gustaba de incluir en su filmografía, no la considera obra suya, ya que para él todo el proyecto acabo siendo una gran frustración, consumió varios años de su vida y casi le llevó a la muerte.
El proyecto inicialmente consistía en filmar dos películas, “Antonio y Cleopatra” y “César y Cleopatra”, pero los cambios de dirección en la Fox anularon el proyecto inicial para convertir esas dos obras, de las que Mankiewicz se sentía muy orgulloso, en un refrito de la mitad de duración al que titularon “Cleopatra”, y que fue un desastre de taquilla.
En el tintero quedó “El cuarteto de Alejandría”, el director pasó años escribiendo el guión y pensó que seria su obra definitiva sobre su tema favorito, las mujeres, pero que finalmente no dirigió.
“La huella” su última obra se estrenó en 1972. Desde entonces no volvió a trabajar, y se marchó de Hollywood alegando: “No vendré más por aquí: creasteis el cine y ahora lo estáis matando”.
Murió el 5 de febrero de 1993, en su casa de Beresford Hills, cerca de New York dando la espalda a Hollywood.
FILMOGRAFIA
· El día de los tramposos (1970)
· King: A Filmed Record... Montgomery to Memphis (1970)
· Carol for Another Christmas (1964) (TV)
· Un americano tranquilo (1958)
· Ellos y ellas (1955/I)
· La condesa descalza (1954)
· Julio César (1953)
· Operación Cicerón (1952)
· Murmullos en la ciudad (1951)
· Odio entre hermanos (1949)
· Escape (1948)
· El fantasma y la Sra. Muir (1947)
· El mundo de George Apley (1947)
· Solo en la noche (1946)
· El castillo de Dragonwyck (1946)
· Backfire (1946)
PREMIOS
· Su película más laureada es “Eva al desnudo” con la que ganó dos Oscar (1951) como director y guionista, el premio especial del jurado de Cannes (1950), el premio DGA o Director´s Guilt of America (1950), el Globo de Oro al mejor guionista (1950) y el premio de la crítica de New York como mejor director (1950).
· Por “Carta a tres esposas” ganó los Oscar como mejor director y como mejor guionista (1950) y el DGA (1949).
· Ganó el León de Oro del Festival de Venecia en 1987 como premio a toda su carrera.
MANKIEWICZ Y EL NUEVO HOLLYWOOD
Mankiewicz era un intelectual, un hombre culto y serio, que hacía sus películas para un público maduro y sensible. Tenía formada una opinión sólida sobre el mundo que le rodeaba, y no sentía reparos en hacerla pública.
Con el paso del tiempo el Hollywood que conoció Mankiewicz fue cambiando hasta el punto de hacerse irreconocible. Quizás él no se adaptara al cambio, o quizás el cambio ya no contaba con él, en cualquier caso, para Mankiewicz supuso una pérdida completa de los valores artísticos y estéticos que él consideraba la esencia del cine.
El director afirmó: “Hollywood ya no existe, se acabó el día en que la MGM subastó todas sus pertenencias. Hasta los zapatos rojos que Judy Garland usaba en el mago de Oz se vendieron. Se saldaron doce pares diferentes. ¿Cuál de ellos serían los auténticos que llevó Judy en la película? Los productores han desaparecido. Los escritores se han marchado. Las grandes estrellas ya no existen. Actualmente es como un gran burdel, donde se hacen las cosas más comerciales y espantosas que uno se pueda imaginar. Los grandes productores de antaño comparados a los de hoy fueron verdaderos artistas”.
La decadencia de Hollywood estaba unida al hecho de que los verdaderos dueños del negocio eran los propietarios de las salas de proyección, por eso Louis B. Mayer, el todopoderoso hombre de la MGM fue despedido por el empresario de los cines Loew’s de NY.
Cuando se prohibieron los monopolios, la mayoría optó por la distribución, y la United Artist se hizo cargo de la Metro y todo fue bien hasta que confió en lo que el director calificaba de un nuevo “genio instantáneo”. Oigámosle de nuevo en otra de sus corrosivas declaraciones: “Porque en EEUU tenemos genios instantáneos, como las sopas instantáneas, el café instantáneo y el sexo instantáneo. Hay de todo instantáneo en mi país. Se echan unos polvos al agua y ¡presto!, ya está. Michael Cimino, realizó una película muy taquillera y la United Artist le dio carta blanca para que hiciera “La puerta del cielo”, sin preocuparse en absoluto del guión ni de la producción. Confió solamente en el talento de Cimino, quien se gastó todo el dinero de la productora. Con el resultado de todos conocido (……) Lo que pasa es que no hay tiempo para nada. Todo se hace precipitadamente y salen genios por todos los lados, como las setas tras una tormenta”.
Leyendo estas declaraciones de Mankiewicz resulta evidente que el ritmo de la vida “moderna” no se adecuaba a su espíritu ni a su trabajo, era un genio clásico, amparado en valores como la agudeza e inteligencia de los diálogos, en escudriñar los recovecos del alma humana, en alejarse del sensacionalismo y en dar un cine de calidad. Por eso nunca entendió el éxito del cine taquillero. Algo en lo que no puedo más que darle la razón, al menos en una buena parte de sus argumentos.
El director rechazó gran cantidad de los proyectos que le ofrecieron, decía no estar interesado en absoluto en “el mundo de las galaxias”. Se sentía incapaz de dirigir robots, y se negaba a estar pendiente de los ombligos y de las partes privadas de los protagonistas. Estaba asombrado por el éxito de algunas películas, en particular “ET” y “Sólo en casa”.
Según él los nuevos directores habían cometido un gran error al aprender a hacer cine en las escuelas o en las universidades. “Que se cultiven, que lean, que aprendan de Shakespeare, de Molière o de Cervantes….que empiecen desde abajo. Así es como se aprende a amar el cine y no teorizando en el aula de un instituto”.
Siempre fue diferente, no sólo por su intelecto sino, también por su aspecto. Por su sex appeal. Fue amante de Judy Garland, Loretta Young, Joan Crawford, Linda Darnell y sin duda de otras muchas.
Admiró a los grandes directores de su época: Elia Kazan, Billy Wilder, John Ford… y fue admirado por todos ellos.
Trabajó con los grandes actores de la época, y su afilado ingenio y su carácter dominante, le llevaron a no pocos enfrentamientos y dificultades.
En el rodaje de “De repente el último verano” ¡Katherine Hepburn le escupió a la cara! El director comentaba que Hepburn jugaba a la gran diva y quería dirigirse a sí misma, algo que el no estaba dispuesto a admitir.
Con Rex Harrison le unía una relación de amor-odio, le consideraba buen actor pero le crispaba los nervios con sus excentricidades.
Bogart le parecía grosero mal educado e imprevisible, además presumía de no aprenderse nunca los diálogos, pero con Mankiewicz tuvo que aprendérselos. Respecto a Marilyn ironizaba: “En su primer día de trabajo ya prometía lo que iba a ser. Llegó con una hora de retraso y su escena más corta hubo que repetirla veinticinco veces. Con esto queda todo dicho”
Y en efecto así queda dicha, no toda, sino sólo una parte de la verdad de Joseph Leo Mankiewicz. Un gran hombre del cine que nos legó sabiduría y arte. Un genio que se sintió poco comprendido y desplazado en el Hollywood de los años 70, tanto como para decir: “I am never quite sure whether I am the cinema’s elder statesman, or just the oldest whore on the beat”
Veamos pues las películas que esta nueva etapa de Ciclos de Cine nos ofrece de la mano de Mankiewicz.
Un saludo para todos amigos cinéfilos.
Magnífico trabajo Cristina, vaya personaje que era Mankiewicz.
ResponderEliminarSólo recordaros que el periodo de votación de las siete películas sigue activo hasta las 21.00h de hoy.
Esta noche ya tendremos configurado el ciclo y mañana publicaremos la primera reseña.
@David.
ResponderEliminarPues sí que era un personaje, me da la impresión de que no dejaba indiferente a nadie, o se le quería o se le odiaba. Debió pecar de prepotencia y de ego subido de tono. Cuesta creer que K.Hepburn llegara a escupirle, ni a él ni a nadie a la cara.
Además en el rodaje de "La condesa descalza" insultó, medio en broma medio en serio,y delante de todo el equipo, a Ava Gardner, y ella nunca se lo perdonó. Hay que decir en su descarga que reconoció su error, y que sus intenciones habían sido las de propocionar seguridad a la actriz que se sentía muy insegura. Desde luego le costó la confianza de Gardner.
Su actriz preferida era Elisabeth Taylor,la adoraba,la consideraba una gran profesional, entregada y seria.Siempre tenía algún elogio para ella. Incluso reconoció que en el rodaje de "De repente el último verano",gracias a ella se consiguió sacar partido de Montgomery Clift que estaba hundido en las drogas. La considerbala última gran estrella de Hollywood.
Enfin, todo un personaje, un genio que se podía permitir ciertas "licencias" ....
Un saludo
Grande, grande, grande. Creó la que para mi es la mejor película de todos los tiempos: EVA AL DESNUDO...
ResponderEliminarMuy buen reportaje Cristina. Es uno de esos directores clásicos de los que vi muy pocas pelis. Por lo que nos pones, Cris, debía creerse pertenecer a la aristocracia del cine. Ahora tendré la oportunidad de adentrarme más en su filmografía. Un saludo. Ciao.
ResponderEliminarSin duda un director clásico en todos los sentidos. Me parece muy revelador el hecho de que quisiese hacer películas en las que no se notase el sello del director, totalmente opuesto al cine de autor de hoy en día. Lo de aprender con Shakespeare y no en las escuelas de cine dice mucho de una manera culta de ser y de afrontar el arte en general y el cine en particular que se ha perdido, o quizás ha mutado a motivaciones diferentes hoy en día. Un placer leer tan apasionante texto. Estaré atento al ciclo. Un saludo.
ResponderEliminarCon motivo de la triste noticia del fallecimiento de Elizabeth Taylor hemos decidido fundir el indispensable homenaje a esta gran actriz con una ampliación del Ciclo dedicado a J.L.Mankiewicz.
ResponderEliminarComenzando éste con la película "Cleopatra", automaticamente el film queda fuera de las votaciones y figurará como un extra dentro del ciclo.
Sólo nos queda manifestar nuestro pesar por el inevitable adios de otro de los grandes mitos del cine. ¡Que pocos quedan ya!
Hasta siempre Liz.
Mankiewicz, es de la vieja escuela de Hollywood, interesado en un cine que se estructuraba en el guión, de hecho él como guionista era buenísimo. Además tenía un humor mordaz, no os estrañeis que quitase de quicio a Hepburn, porque cuando quería era incisivo como nadie.
ResponderEliminarEs normal que convirtieran a Cleopatra en un refrito, porque si llegan a estrenar dos partes y la primera no consigue los resultados esperados, la segunda sería el metraje adicional más caro de la historia del cine. En esto creo que aunque caparan al director me parece una idea lógica.
Un saludo.
Qué buena y bonita idea la de incluir Cleopatra en el ciclo... ese es un buen homenaje. Un saludo, David
ResponderEliminarHabemus ciclo:
ResponderEliminar1- EVA AL DESNUDO, 20 votos
2- LA HUELLA, 15 votos
3- CARTA A TRES ESPOSAS, 14 votos
4- DE REPENTE EL ÚLTIMO VERANO, 13 votos
5- MUJERES EN VENECIA, 11 votos
6- PELICULA EXTRA: CLEOPATRA
Comenzamos mañana, gracias por vuetra participación en las votaciones.
@ White Gold,
ResponderEliminarEn efecto, grande es la palabra adecuada,nos espera un disfrute cinéfilo con Mankiewicz, "abróchense los cinturones que va a ser una noche agitada"...
Un saludo
@Javi
ResponderEliminarDesde luego se lo debía tener muy creído, pero claro se lo podía permitir, era un genio!Revisaremos su filmografía para deleite de todos!
Gracias por tu comentario.
Un saludo
@David Amorós,
ResponderEliminarEs una buena comparación la que expones, es el contrapunto del cine de autor. Mankiewicz dijo en una entrevista:"En el momento en que el director se interpone entre la pantalla y el espectador ya no hay contacto ni comunión entre ellos. En el momento en que el público piense en lo bien que está hecho algo en particular o en cómo habrán rodado un plano, se pierde todo contacto y falla todo, pues el impacto dramático buscado se pierde. Hitchcock fue uno de los más grandes directores que han existido. El sabía perfectamente cómo coger entre sus manos a los espectadores y llevarlos hasta donde deseaba sin que jamás se notaran sus intenciones y sin engañarlo nunca ya no había contacto ni comunión entre ellos".
Desde luego sabía lo que se decía.
Un saludo
Aunque creo que Cleopatra es una película mítica en la historia del cine por muchísimas causas cinematográficas y extracinematográficas, no creo que sea la que mejor represente lo gran actriz que fue Elizabeth Taylor, pero me gusta vuestra propuesta de este pequeño homenaje en este día.
ResponderEliminarRespecto a Mankiewicz, excelente selección!!!
Saludos.
Gracias por tu reportaje Cristina. Muy bueno. Estoy deseando leer la primera crítica. Y me han entrado ganas de coger de mi videoteca "eva al denudo" o "de repente, el último verano" para volver a ver estas películas tan grandes con esos magníficos actores y ya de paso, recordar a nuestra muy querida y deparecida liz Taylor en "de repente, el último verano" donde como siempre, esta espectacular.
ResponderEliminarBesos
Cristina, muy buena aproximación al cine de Mankiewicz. Señalas en tu entrada dos aspectos de su obra que considero fundamentales.
ResponderEliminarPrimero, y a propósito del comentario de Lubitsch, lo que para muchos directores puede ser un defecto, para Mankiewicz constituye una virtud: su despreocupación por el estilo (Lubitsch, el muy pillo, sí lo tenía, vaya que sí). Esto hace que su trabajo como guionista y director de actores prime sobre la puesta en escena cinematográfica (no especialmente destacable). En sus mejores trabajos, parece que dirige teatro más que cine (Eva al desnudo, La huella) o ¡un musical en Broadway! (Guys and Dolls).
Segundo, Mankiewicz es un cineasta, básicamente, “intelectual”. Sumamente inteligente y brillante escritor, en los diálogos que escribe —y en las secuencias que rueda alrededor de ellos— está, a mi juicio, lo mejor de su obra.
Vamos a disfrutar de un interesante ciclo.
Salucines
@ Emilio J.
ResponderEliminarEl responsable del refrito fue Zanuck que acaba de ser nombrado presidente de la Fox (Mankiewick decía que gracias a sus intrigas) trás la destitución de Spyros Skouras. Mankiewicz había pactado con este las dos pelis, pero Zanuck no respetó el trato.
En una entrevista concedida a días de cine decía:
"Zanuck me hizo saber -cuando ya había terminado la filmación de las películas- que no tenía ninguna intención de que yo hiciera dos films diferentes. Se puso en contacto con mi montadora -una maravillosa mujer llamada Dorothy Spencer, que no tuvo ninguna culpa de lo que ocurrió después- y le ordenó a ella y a Elmo Williams que montaran, como mucho, cuatro horas, de las siete y media previstas por mí, para las dos partes. Así fue como este hombre destruyó por completo la estructura de la obra y mi sueño de que fuesen dos películas independientes. Arruinó lo mejor que había hecho en mi vida y destrozó las mejores interpretaciones que hubieran dado en sus carreras Elizabeth Taylor y Richard Burton. Yo estaba muy orgulloso -como pocas veces en mi vida- de lo rodado y escrito y de la carga emocional y dramática que tenían mis dos trabajos. Las relaciones de Cleopatra con César y, posteriormente, con Marco Antonio jamás se habían mostrado de la manera que lo hice. Era una historia y un drama perfectamente dosificados. Espero que el negativo original se encuentre escondido en alguna sala de montaje o en algún sótano de la Fox. Mi ilusión es rehacer de nuevo en la sala de montaje estos dos films. Pero, según pasa el tiempo, me parece que será imposible y que el público, adulto y formado, a quien iban dirigidas jamás las verán. El propio Zanuck me escribió una carta diciéndome que cómo podía concebir un personaje como Marco Antonio que se deja conquistar, dominar y destruir por una mujer. Si esto le hubiera sucedido a él -continuaba- le hubiera cortado los cojones a Cleopatra. Esto te puede dar una idea de lo que era Mr. Darryl F. Zanuck.
Quién sabe, quizás algun día alguien rescate esas cintas y podamos comparar.
Gracias por tu comentario y un saludo.
@Manderly,
ResponderEliminarPues es cierto que Taylor tiene papeles más lucidos, sin ir más lejos: "La Gata sobre el tejado de zinc", pero es interesante que en Cleopatra actuara a las órdenes de un director que la adoraba y que según el decía consiguió una de las mejores interpretaciones suyas, claro que esa no la veremos completa por culpa de esos corte que sufrió la película.
Gracias por participar
Un saludo
@Lala
ResponderEliminarRevisaremos todas esas obras de arte durante este ciclo. Ya que lo mencionas, te adelanto un comentario de Mankiewicz respecto a Liz en "De repente el último verano”.
Esto fue lo que dijo: “(.....)Elizabeth Taylor, quien, aunque, a veces, sugiere cosas, es una gran profesional, atenta, siempre, a las mínimas indicaciones. Cuando la ves ensayar una escena te das cuenta de que ha seguido al milímetro tus indicaciones y que lo hace mecánicamente. Pero cuando se encienden los focos y oye decir «motor» se transforma en el personaje que has soñado y te emociona con su labor. Adoro a Elizabeth Taylor. Nunca se ha hecho justicia a su gran talento. La prensa la ha convertido en un mito, en una leyenda viviente y en una monstruosa devoradora de hombres. Elizabeth Taylor dio en “De pronto el último verano” su mejor interpretación cinematográfica y estuvo a un nivel dramático muy superior al de sus compañeros de reparto.
Gracias por tu comentario
Un saludo
@Fernando.
ResponderEliminarTambién William Wyler consideraba fundamental dar protagonismo al intérprete, no interferir en el momento mágico de comunicación entre espectador y actor. Se esforzaba por conseguir una prefecta transparencia y neutralidad. Algunos lo confundieron con falta de estilo. Craso error.
Contaba Mankiewicz que acudió a ver "La conquista del oeste" con su mujer. Le explicó que John Ford era el gran maestro, el gran jefe. Ella quiso saber cómo podía identificar las escenas rodadas por Ford de las de Hathaway o George Marshall, a lo que Mankiewick respondió: "Cuando veas que la cámara está quieta y no hace ninguna virgueria"
Y es que en la sencillez está la virtud, tanto en el cine como en la vida.
Respecto a su esencia de intelectual, es realmente lo que le diferencia de otros directores, también inteligentes, hábiles y efectivos. Mankiewick venía de una familia intelectual, del mundo verdadero de la cultura, el de los grandes clásicos, ese mundo que saborea con deleite el arte y la belleza en cualquiera de sus formas. Su arma era más la palabra que la imagen, sin duda, pero como la intelingencia vale para todo, utilizó el cine para propagarla. Esta entrada se iba a titular: "Mankiewicz :El intelectual", pero se quedó en Joseph Leo Mankiewicz, porque la sencillez es un grado.
Un saludo amigo cinéfilo
Debido a la triste pero esperada noticia, me alegro, empezar el ciclo con Cleopatra, es un pedazo de peliculón, indudablemente me quedo
ResponderEliminarcon la Liz Taylor DE REPENTE EL ÚLTIMO VERANO,
son films, qué nada tienen, qué ver, pero CLEOPATRA merece ser tratada y comentada aquí
tanto por el diréctor , cómo por esa actriz de
raza, qué era Liz Taylor.
Un ciclo interesantisimo.
Saludos, David y Cristina,
Enhorabuena, Cristina, por esta entrada. Un ciclo muy interesante de un cineasta "a la antigua", donde quizá se eche en falta alguna de sus primeras películas, al menos en las que podíamos cebarnos con algunos de sus defectos. Enseguida, la producción de Mankiewicz se volvió casi perfecta. Poco hay que reprocharle, salvo diferencias de estilo. Su intelectualismo le granjeó notables diferencias con el quehacer cinematográfico norteamericano. A su manera, fue un director más europeo que el resto de sus contemporáneos. Un director sin estilo -como W. Wyler-, es decir, con un estilazo. Nostálgico de otros tiempos de hacer cine, de concebir el cine, de sentirlo como un arte y no como un espectáculo. Hipócrita, a veces, en su crítica a un sistema de que era al mismo tiempo una piedra angular. Lúcido, como pocos en su país, al denunciar los mecanismos artísticos sometidos a la industria que sólo vela por la recaudación. En fin, todo un carácter.
ResponderEliminarY sí, me creo que la Hepburn le escupiera en la cara. Lo que no sé es si sería por motivos puramente cinematográficos. Y si no fue así, bien le queda a la biografía de ambos, jajaja.
Saludos, y hablemos de Cleopatra (película que me encanta, merecido homenaje a la Taylor, e infravalorada por casi todos).
@ Susan Lenox.
ResponderEliminarMe apunto a la Liz Taylor de "De repente el útimo verano". En Cleopatra es una auténtica pena ver el destrozo que supusieron los tijeretazos para la coherencia del personaje.
Un saludo y gracias por tu comentario.
@GCPG
ResponderEliminarExcelente síntesis de lo esencial de Mankiewick. Muy acertada.
Estaba convencido de que el arte no debe sufrir las limitaciones que impone el capitalismo, luchó por mantener su libertad como artista,pero una y otra vez sufrió los recortes de sus películas, los tijeretazos de la postproducción, y los enfoques economicistas. Estos no eran desde luego su prioridad, menospreciaba abiertamente a los representantes de la industria cinematográfica, aquellos que medían el arte, osea sus péliculas, en función de los dólares que les hicieran ganar.
Gracias por tu comentario
Un saludo
Película famosa por lo caótico de su rodaje, por llevar a la Fox a la ruina y por casi acabar con la carrera y la vida del gran Joseph L. Mankiewicz. Pero también marcó el final del Colossal, una época y una forma de hacer cine épico, grandioso, apabullante, excesivo en todo, en metraje, en actores, número de extras, decorados, exteriores.... una época que por desgracia no volverá, aunque permanece en el recuerdo un puñado de obras maestras incotestables como la que nos ocupa, cuyo reconocimiento llegó tarde. Por suerte disponemos de los 243 maravillosos minutos, de lo mejor que se ha rodado nunca, y que corresponden al montaje final que dio por bueno el director. Fueron dos años de rodaje agotador, con un Mankiewicz que rodaba de día y trabajaba por las noches en el guión, centrando su atención en el drama personal e intimo de tres personajes ambiciosos y poderosos que tuvieron en vida el destino del mundo conocido en sus manos. Nunca nadie como Mankiewicz ha sido capaz de conseguir tan perfecto equilibrio entre la espectacularidad y el dibujo intimista de unos personajes atormentados por el peso del poder, la ambición y el amor. Milagro de equilibrio entre una superproducción y cine de autor, "Cleopatra” cuenta con un extraordinario guión y una soberbia dirección de actores. Autentico “tour de force”, de infinitos registros y matices, entre una actriz gigantesca como fue Elizabeth Taylor al servicio del personaje de la reina Cleopatra y dos gigantes interpretativos de la talla de R. Burton -excelente Marco Antonio-, y de R. Harrison -un Julio Cesar irrepetible, todo al servicio de una puesta en escena portentosa, perfecta; un diseño de producción deslumbrante, un vestuario que ya es iconografía del cine y una banda sonora inolvidable del gran A. North, todo ello justifica sobradamente la consideración de esta película como obra maestra absoluta, injusta y tardiamente valorada como tal.
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