Han pasado ya muchos años desde
que comenzó mi idilio fílmico con la “La
huella” de Joseph L. Mankiewicz,
y la pasión que siento por esta película no se ha visto alterada por las
sucesivas revisiones y las diferentes lecturas (cinematográficas y teatrales)
de la obra de Shaffer que he tenido
ocasión de ir disfrutando con el paso de los años.
La película de Mankiewicz, una vez superado el impacto
de su primera visión, se revela como un rico crisol en el que confluyen una
sustanciosa e ingeniosa trama magníficamente representada, en la que el juego y
el engaño constituyen sólo la punta del iceberg de un discurso que aglutina las
conclusiones filosóficas de su director. Abarcando éstas un abanico
que va de las cuestiones puramente estilísticas y formales a las sociológicas y
generacionales; todas ellas al servicio de un nuevo y definitivo ejercicio
de disección, con mirada cínica, del ser
humano y sus dudosas motivaciones.
Sin más preámbulos os
invitaré a disfrutar de esa fiesta cinematográfica que es “La huella”, mi película favorita de Joseph L. Mankiewicz, una obra maestra del cine que constituye el testamento
fílmico de uno de los directores más inteligentes y críticos del cine clásico
norteamericano.
FICHA TÉCNICA: LA HUELLA “Sleuth”.
AÑO: 1972. DURACIÓN: 138
min. PAÍS: Gran Bretaña, Estados Unidos.
DIRECTOR: Joseph L. Mankiewicz.
GUIÓN: Anthonny Shaffer. MÚSICA: John Addison.
GUIÓN: Anthonny Shaffer. MÚSICA: John Addison.
FOTOGRAFÍA: Oswald Morris.
REPARTO: Lawrence Olivier, Michael Caine, Alec Cawthorne, Margo Eve Channing, John Matthews, Teddy Martin, Karen Monfort-Jones.
REPARTO: Lawrence Olivier, Michael Caine, Alec Cawthorne, Margo Eve Channing, John Matthews, Teddy Martin, Karen Monfort-Jones.
PRODUCTORA: Palomar Pictures.
Productor: Morton Gottlieb.
GÉNERO: Suspense. Thriller Psicológico.
SINOPSIS:
Andrew Wyke, un maduro y afamado escritor de novelas de misterio, invita a Milo
Tindle, joven peluquero y propietario de dos salones de belleza, a tomar unos
cócteles y pasar la tarde del domingo en su magnífica casa de campo. Una vez
allí, Wyke hace saber a Tindle que está al corriente de que él y su mujer
Marguerite son amantes, pero sorprendentemente, le asegura estar encantado con
la idea de deshacerse de su frívola y caprichosa esposa. De esa guisa propone a Tindle un artificioso
plan para simular el robo de unas valiosísimas joyas de su propiedad, que
pasarán a poder de los amantes asegurándoles una inyección económica capaz de
sustentar su elevado tren de vida, y a su vez permitirá a Wyke cobrar la
suculenta cifra por la que las joyas se hallan convenientemente aseguradas.
Como
ya anticipo en el encabezamiento “La huella” es un film sumamente rico
en los tres aspectos fundamentales por los que podemos valorar la calidad
global de una obra cinematográfica: Guión, interpretaciones y realización.
A pesar de ello la película no consiguió recolectar una
gran cantidad de premios, ya que coincidió temporalmente con una de las mejores películas de
todos los tiempos “El padrino” de Francis Ford Coppola, pero obtuvo
cuatro nominaciones a los Oscar de 1973: Mejor director, mejor actor (Lawrence Olivier), mejor actor secundario
(Michael Caine) y mejor banda sonora.
Estando además nominada para cuatro premios Bafta y tres Globos de Oro. Pero no debemos dejarnos engañar por este aparente fracaso
en cuestiones de currículum, ya que nos hallamos ante una cinta merecedora sin
duda de todo tipo de recompensas en los citados apartados y en muchos otros.
Anthony Shaffer, dramaturgo y guionista
cinematográfico, trasladó con fidelidad el libreto de su obra teatral homónima
al guión de la película.
La
trama propuesta por el autor gira entorno al combate mantenido por sus dos
protagonistas principales Andrew Wyke (Lawrence Olivier) y Milo Tindle (Michael
Caine), dos contendientes con distintos orígenes y estilos que se
enzarzarán en un durísimo toma y daca, perverso, ingenioso y sin cuartel. Con un
único objetivo, el de doblegar y humillar completamente al rival.
Wyke
(Lawrence Olivier) el fino estilista, un hombre culto y de gusto
refinado no sólo es un perfecto representante de la high class británica sino que además se nos muestra como un adalid de
"los buenos y viejos tiempos". Una época añorada en la que los elegantes hombres
de su posición social eran portadores de los más altos valores y recibían las
más preciadas recompensas en forma de triunfos, hermosas damas y bienes.
En
la otra esquina descansa, por poco tiempo, el aspirante Tindle (Michael
Caine), un duro fajador advenedizo, un falso inglés hijo de un inmigrante italiano, un
arribista con aspiraciones. Un cockney pillo disfrazado de moderno hombre de negocios, capaz de seducir con su poderoso encanto sexual a las aburridas y ricas esposas de
mediana edad para conseguir ascender económica y socialmente.
Y
presentados los rivales comienza el combate, tras las primeras escaramuzas en
forma de cínicos pinchazos dialécticos, comienza el primer asalto y con él el
fragor de la batalla. Wyke, un adicto a los juegos de ingenio y a morbosas
mascaradas, consigue arrastrar al ambicioso Tindle (gracias al brillo de sus
valiosísimas joyas) a un juego en el que el escritor llevará la batuta y la voz
cantante y por el que el peluquero se verá sometido gradualmente a distintas
humillaciones, estableciendo entre ellos una dialéctica dominador-dominado, que
culmina con un Wyke triunfante.
El
superior ha castigado duramente al inferior, poniéndolo en su sitio y con ello
ha restablecido el equilibrio que éste último no debería haber osado alterar.
Poco le durará al escritor
la sensación de triunfo, ni para disfrutar siquiera del tiempo que dura una
canción de Cole Porter, una copa de chablis
helado o una tostada de sabroso beluga. Porque al poco de apagarse los fuegos
del primer asalto, tanto el juego como el engaño continúan y el burlador
acabará siendo burlado. De ello se encargará el inspector Doppler, un tozudo policía,
de esos que Wyke gusta ridiculizar en sus novelas, que acorralará al estirado
escritor dándole un poco de su propia medicina.
Gracias a los excelentes
diálogos de los que está dotada la confrontación entre Tindle y Wyke, Shaffer y
Mankiewicz nos plantean cuestiones como
el éxito y el fracaso, la importancia de la posición económica y social, los
sentimientos de inferioridad y el orgullo. Con un trasfondo formado por los
celos, el sexo y la lucha de clases configurando con todo ello un diabólico juego
de poder y manipulación plagado de inesperados giros. Pero de ésto y mucho más hablaremos largo y tendido en nuestro cine-fórum,
ya que “La huella” es una película tremendamente rica sobre la que
dialogar largo y tendido.
En
el apartado interpretativo sólo cabe alabar a Michael Caine y a Lawrence
Olivier, ellos son el alma de esta película. Su extraordinario trabajo consigue
llevar aún más allá este duelo entre antagonistas irreconciliables, haciéndonos
disfrutar tanto o más de su enfrentamiento como intérpretes que con el de sus
propios personajes.
Comentaba
Mankiewicz a propósito: “Fue curioso el comportamiento de ellos entre sí. Cada
uno estaba temeroso del otro. Caine temía darle la réplica al más grande actor
de teatro de Inglaterra y Olivier se sentía inferior con respecto a Michael y
su categoría de estrella internacional de cine. Ensayamos dos semanas antes de
empezar la filmación y poco a poco sus mutuos recelos se disiparon y funcionaron
extraordinariamente bien. A Lawrence le fallaba, un poco, la memoria al
recordar las largas y complicadas parrafadas de Anthony Shaffer y esto le
mortificaba mucho. A pesar de todo dio una brillante interpretación. Fue
apasionante hacer La huella con dos actores de ese calibre y en un solo
decorado.”
La forma de trabajar del
director en la dirección de sus actores influyó notablemente para crear ese
clima de tensión y de agresividad controlada que ambos mantienen en la
película. Mankiewicz gustaba de
explicar en privado al actor, con el guión en la mano, como debía interpretar éste
su papel. De tal forma que Olivier
sólo sabía de forma vaga lo que Caine
iba hacer en cada escena y viceversa, consiguiendo con ello que ambos se
sorprendiesen recíprocamente con sus interpretaciones.
Todo un lujo este choque interpretativo
entre dos de los más grandes actores del cine británico. Un Lawrence Olivier maduro en un momento dulce como actor de cine y ese actor
genial que es Michael Caine, en esta
cinta tan joven como extraordinario.
Ahora haré referencia a la
magnífica labor de Mankiewicz en la
realización, como director de orquesta de tan extraordinaria obra. La cinta cuenta
con un marcado carácter teatral que conjuga las pretensiones de Shaffer de reflexionar sobre la
representación en el teatro de la vida, con el gusto del director por un cine
potentemente dialogado y portador de un mensaje que haga salir de las salas a
los espectadores con algo en lo que pensar.
El director comentaba: “Trabajo para un público que va a escuchar mi
cine tanto como a verlo. Mi convicción profunda es que después de que el cine
contrajera el compromiso de ponerse a hablar tiene la obligación de decir algo.
El cine es un medio de comunicar ideas, sensaciones y reflexiones mediante una
continuidad de efectos visuales. Siempre he tenido un punto de partida teatral
o literario.”
Esta es una cuestión sobre lo que
hemos insistido muchas veces, a lo largo de nuestro ciclo dedicado al cine de Mankiewicz, afirmando a su vez, que su
exhaustiva dependencia del dialogo no va en detrimento de su pericia como
creador de imágenes. En “La huella” Mankiewicz, deja a un lado sus
habituales recursos y echa el resto en una expresiva e inquietante
planificación. En la que acentúa los primeros planos de los actores, vigilando
sus miradas oblicuas de jugadores de póker, sus gestos de rabia y de venganza, de
victoria y de derrota, concluyendo con esa carcajada final de Tindle.
El rodaje tuvo lugar en los
famosos estudios Pinewood de
Londres, donde se recreó el interior de la mansión de Wyke, único escenario del
film a excepción del jardín con forma de laberinto en el que arranca la cinta,
y un par de escenas breves en el exterior de la casa. En pantalla, esta unidad
de acción se convierte en un elemento de enorme importancia dramática, ya que
no sólo alberga a los protagonistas sino que sirve de marco a la inquietante
colección de juguetes y autómatas de Wyke, los verdaderos actores de reparto de
la cinta. Mankiewicz
se acerca obsesivamente con la cámara a estos ingenios mecánicos haciéndolos
símbolo y metáfora del juego que ambos contendientes desarrollan en pantalla. Consiguiendo
con ello aportar a la película un espíritu cínico, grotesco y ominoso. Este
tono se ve notablemente acentuado por la música John Addison unas veces burlona e intrigante otras; y la fotografía
de Oswald Morris absorbente,
tenebrista y claustrofóbica.
Y así, con tan magnífico
epitafio, finalizó Joseph L. Mankiewicz
su carrera, consiguiendo sintetizar en un brillante ejercicio de estilo su discurso
sobre el engaño y el mundo de las apariencias, la ambición, el arribismo, la
lucha intergeneracional y la lucha de clases. Una cínica pero preclara visión
de la naturaleza humana con sus luces y sus sombras.
Una maravilla.
P.D. No puedo dejar de citar
la excelente reseña, un lúcido análisis lleno de erudición cinéfila, que el
amigo Fernando Genovés dedicó a la
película en su imprescindible blog “Cinema Genovés”.
No se me
ocurre un mejor complemento para mi comentario
Estupenda. Es muuy dificil realizar una película solo con dos actores sin caer en el tedio y el aburrimiento. "La huella" está muy lejos del aburrimiento. De hecho, es una de las películas más entretenidas que recuerdo. La ver´por segunda vez y ¡qué ganas!.
ResponderEliminarPelícula imprescindible.
ResponderEliminarNo se me ocurre nada mas.
David: tenía hecho el comentario desde hace 3 días, antes de irte unos días de descanso (sabía que la pondrías en tu blog); y ahora que leo tu entrada, muy buena, como siempre, hay cosas que se repiten, supongo que algo normal en estos casos. Y ahí va lo que tenía escrito:
ResponderEliminarMuy similar a Mujeres en Venecia, con un Lawrence Olivier controlando el tinglado montado por él mismo, aparentemente.
Detectivesca, teatral, como una representación: es una obra de teatro rodada tremendamente divertida; el director no se corta poniendo un telón, abriéndolo y cerrándolo. Tiene un sentido del humor finísimo y simpático. La trama que desarrolla en muchas de sus propuestas podría ser como una de las novelas del protagonista. Los diálogos son brillantísimos, magistrales.
En la primera parte de la película, cuando se representa el robo de las joyas, el hecho se convierte en un reproche continuo de Olivier hacia su mujer. Su mujer lo ha herido y él cree que es una malvada insensible, sacando todo tipo de trapos sucios.
Lo latino (y lo que no es autóctono) VS Lo anglosajón. Es un enfrentamiento cultural y de valores entre un tipo de persona (la de clase y posición, de nobleza no sólo de cuna sino de Espíritu) y otra (la que tiene que ganarse la vida a base de sacrificio, aunque para ello haya que tener cierto grado de astucia malévola). Olivier cree que Michael Caine es inferior como lo puede ser un negro (eso se lo dice el propio Caine poniendo el ejemplo de un hombre de color y lo que puede sentir Olivier por él). Olivier es un racista y un chovinista y siente odio porque un tío de fuera, un italiano (aunque Caine naciera en Inglaterra, Olivier lo ve como a un extranjero usurpador de lo británico), haya conseguido llevarse a su mujer. Y a partir de ahí viene la lección que le quiere dar…
El resentimiento de Olivier hacia su mujer y el odio hacia su amante lo llevarán a preparar un plan por el que Caine se sienta humillado, pero ese plan inicial se convertirá en un juego de humillaciones mutuas en forma de juegos y con continuos giros… Atención Spoiler (no leer lo siguiente si no se ha visto la película)… Un juego en el que terminarán perdiendo los dos…/Fin del Spoiler
A propósito de lo que dijo Cristina contestando a algo que dije sobre la entrada de vuestro blog, Mujeres en Venecia: sospecho que en la personalidad de Rex Harrison en Mujeres, y en la de Olivier en La huella, hay algo con lo que su director simpatizaría, alguien que pudiese mover las piezas del puzzle de la vida a su antojo, como un juego, para atacar sobre todo un sistema con el que no está muy de acuerdo, sobre todo a esa gente que consideraba inferior, y que ambicionaba lo que no se merecía; creo que Mankiewizc era orgulloso y sentía desprecio por esa gente.
Mi debilidad por Joseph L. Mankiewicz no me permite ser muy objetivo, no obstante, sólo diré que "la huella" es una obra maestra en donde, coo bien dices, realización, interpretación y guión forman una pirámide perfecta.
ResponderEliminarBuena entrada!
Fantástica película donde nucas sabes dónde está el juego y dónde está la realidad!!
ResponderEliminarOtra vez estamos ante un obra muy teatral donde los sentimientos son el motor de todo lo que en ella sucede.
Estupendísimo guión magistralmente interpretado por dos de los mejores actores británicos del cine.
Espero poder ir poco a poco 'destripando' lo complejo de esta historia y todo su simbolismo.
Saludos!
Magnífica partida de ajedrez, un duelo de inteligencia entre dos de los mejores actores de la Historia del cine. Una película que deberían pasar en las escuelas.
ResponderEliminarSaludos
Perdón por haber estado tan "fuera", pero he tenido muy poco tiempo estas últimas semanas. Para resarcirme, he leído de cabo a rabo todo este sensacional ciclo que le habéis dedicado a este gran maestro. Después de esto, siento que me he perdido un gran debate, pero hay una gran coincidencia en la admiración que todos profesamos por este intelectual del celuloide.
ResponderEliminarY llegamos a Sleuth, una de esas películas que marcan la diferencia, ejercicio de estilo que permite una revisión constante de la que siempre sale jugo. La primera, sin duda, es la sorpresa. Parece una película hecha por Hitchcock (sin sus defectos). A partir de la segunda, los aspectos formales de la cinta resultan sorprendentes, y comienzas a descubrir que en el juego que plantea Mankiewicz hay mucho que aprender: atender a su simbología, a la dialéctica formal de este dúo fantástico de actores, al contenido de los diálogos que apelan a un espectador inteligente y a la vez ávido de entretenimiento.
No es muy habitual, pero inteligencia y entretenimiento van, en esta película, cogidos de la mano.
Enhorabuena, David y Cristina, por este ciclo con el que tanto he aprendido, y con tantos buenos comentaristas que han hecho tan animado el banquete cinéfilo.
Saludos
Es curioso, pero algunos cineastas han dado lo mejor de sí mismos en la última película realizada. Pienso, por ejemplo, en "Los muertos" de John Huston, en "A Prairie Home Companion" de Robert Altman… O en "La huella" de J. L. Mankiewicz.
ResponderEliminarEsta película es portentosa. Inteligente e ingeniosa como pocas, de un rigor y una perfección casi matemáticos. Compone una maquinaria narrativa donde las piezas encajan sin artificiosidad. Porque en el filme los protagonistas actúan como muñecos, polichinelas, marionetas de su propia trama. O son los mismos muñecos, los autómatas. Fíjate, por ejemplo, en la forma de caminar de Wike/Olivier en la escena en el jardín escribiendo (escenificando) las hazañas del detective producto de su imaginación. Y en Tindle/Caine, imitando los movimientos compulsivos del muñeco marinero.
Obra cinematográfica por encima de todo, no supeditada a su estructura teatral, sino superándola. Obra donde los detalles, las miradas, los silencios, son casi más importantes que los diálogos. ¡Y esta circunstancia se da en Mankiewicz, especialista en dicho menester!
¿Qué ha ocurrido, pues? Sencillamente, Mankiewicz con "La huella" ha conseguido la cuadratura del círculo. Ha cerrado su propio círculo creador de un modo superior.
Compruebo, David, que también a ti te gusta esta película…
Salucines
Aunque hay tanto que comentar, me limito de momento a sugerir que Manki, (lo llamaré así, porque ya es de la familia!) genera un juego en el que incluye al espectador que continuamente es "engañado" por la trama, y que nos ofrece un espléndido ejemplo del famoso teatro filmado, que llamaron los franceses.Como decía Manki, no sólo es un espectáculo visual, tambien hay que escuchar!
ResponderEliminarun saludo
@Marcos
ResponderEliminarUna película estupenda desde luego... pero eso de sólo dos actores... No, no hablamos de la misma película.
Aquí a parte de Caine y Olivier están Alec Cawthorne como el inspector Doppler, John Mathews como el sargento Tarrant y la gran Margo Eve Channing en el papel de la dama del impermeable rojo, Marguerite Wyke... ;)
No me invento nada que está en el IMDB http://www.imdb.es/title/tt0069281/ :)(:
Un saludo amigo y gracias por pasarte.
@Kinski y Piru
ResponderEliminarImprescindible como pocas y digna de esa asignatura cinematográfica que todos habríamos deseado tener en el instituto.
Gracias a ambos por vuestras pinceladas.
@Javi
ResponderEliminarVaya Javi con los deberes hechos desde hace días... Estupendo entramos pues en materia fílmica.
Muy interesante y correcto el hermanar a "Mujeres en Venecia" con "La huella", si bien a mi juicio esta última es una obra maestra y la primera se queda en una buena película.
En mujeres el personaje que interpreta Rex Harrison es tan manipulador, sibarita y falto de escrúpulos como el que interpreta Olivier; pero es muchísimo más empático que el mismo Wyke.
Mr. Fox (Harrison) monta toda la charada con un único fin, conseguir solvencia para mantener su tren de vida y por ello llega al asesinato y más tarde al suicidio. Es un hombre a la vez inteligente, pragmático y apasionado. Un cabrón fiel a sí mismo, capaz de apostarlo todo a su jugada. Nos cae bien aunque en el fondo sabemos que es egoista y malo.
Andrew Wyke, tiene unas motivaciones bien distintas, como tu mismo comentas monta todo su plan para dar una lección a Tindle (sujeto al que desprecia por todo lo comentado) para humillarlo. Wyke realiza un ejercicio de soberbia intelectual, campo en el que se supone muy superior a Tindle, planifica su juego y lo ejecuta fríamente. Creo firmemente que Wyke no sufre ni padece porque su mujer ya no le quiera, creo que ni siquiera le interesa. Es un tipo egoista, megalómano y pagado de sí mismo.
Odia Tindle no sólo por ser un plebeyo con pretensiones sino por ser más viril. La impotencia de Wyke es su único talón de Aquiles, su secreto mejor guardado y el único capaz de hacerle perder el autocontrol y sus poderosas capacidades intelectuales. En resumen, Wyke cae mal (a pesar de que comparte similitudes caracteriales con Mr. Fox) es un cabrón frio que obtiene un disfrute sádico con su juego de humillación.
Publico y sigo más tarde.
Yo era de la idea de que sí estaba resentido con su mujer; al menos eso me parecía a mí por los reproches típicos que se hacen cuando hay algún tipo de resentimiento. Si no le importara nada no lo haría. Y de ser así creo que sería porque aún podía sentir algo por ella (esto es lo que creía…) y ese despecho, el comportamiento, sería el típico comportamiento de quien lo siente.
ResponderEliminarPero seguramente, como dices, su mujer no le interesara nada en ese aspecto; es más, puede que la despreciara y los reproches sean más bien críticas nada disimuladas hacia ella. Ahora que lo dices me pega más eso. Un saludo, David.
Muy buen post, camarada. "La huella" me parece la obra maestra de Mankiewicz junto con "Eva al desnudo". Aquí, la teatralidad inherente al cine de su autor (su gran defecto en mi opinión), está completamente justificada por la trama, cosa que no ocurre en otras de sus películas. Y luego tenemos ese inmenso duelo interpretativo entre Olivier y Caine... Por cierto, del remake "perpetrado" por Brannagh hace unos años ni hablamos ¿no? :)
ResponderEliminarUn saludo, camarada.
Una petición, David, ¿no podríais poner en las entradas las 2 últimas pelis que postearéis (o las que os vengan bien a vosotros)? Sería para adelantar y ver antes las que ya tengamos. Creo que así se podían adelantar comentarios e iría aún más fluida la cosa.
ResponderEliminarPD: sólo es una sugerencia. Un saludo.
La tengo que volver a ver para comentarla porque la ví hace tiempo. intentaré verla hoy si puedo para compartirla con todos vosotros.
ResponderEliminarComo siempre un estupendísiiiiiiiiimo post!!!
Sois unas máquinas!!
Besotes
@Javi
ResponderEliminarSigo un poquito más, no trato de rebatirte sino de dar mi lectura de la peli, que en algunos aspectos coincide con la tuya y en otros difiere, pero en ningún caso pretende ser la "correcta", todas lo son, con todas aprendemos algo.
@Javi y a todos
En definitiva creo que Wyke desprecia a su esposa por preferir a Tindle. Pero ello no quiere decir que este dispuesto a que se la arrebate un "inferior".
Respecto a lo que comentas sobre la afinidad Wyke-Mankiewicz también he reflexionado sobre ello. Wyke a grandes rasgos coincide con Mankiewicz en que es intelectual, clasista y añorante de "los viejos tiempos".
Pero creo que hay que matizar algo estas afinidides:
-Mankiewicz es un intelectual, amante de la literatura, del teatro y el drama. Wyke es escritor sí, pero de un género menor (y de corte popular) como son las novelas de misterio tipo Agatha Christie, un género que a mi me parece que Mankiewicz se toma un poco a cuchufleta y que ridiculiza en sus películas (como ya vimos en Mujeres y también aquí en la parte del inspector Doppler). Creo que Mankiewicz se siente más intelectual que Wyke.
-Clasismo: Wyke como bien comentas es clasista, chouvinista y xenofobo (...una perla vamos), Mankiewicz era un clasista intelectual un elitista, despreciaba a los que no eran capaces de apreciar la "obra de arte", para los que la supeditaban a lo meramente económico (sus odiados productores) y a los que la envilecían convirtiendola en un espectaculo vulgar y pobre en contenido (los seriales radiofónicos o el cine tipo Star Wars). En definitiva castas poderosas e ignorantes del mundo del arte y el espectáculo. Creo, que generalmente no toma partido por las clases sociales altas y sí valora determinadas características en todos los individuos, sea cual sea su cultura o su extracción social, como son: la inteligencia, la honestidad y la ambición. Su cinematografía está llena de personajes que podíamos llamar "grises" (a medio camino entre lo positivo y lo negativo) que son bien tratados (incluso admirados por momentos) por el realizador; ahora mismo y mirando hacia atrás se me ocurren: Mr. Fox, deWitt, Octavio Augusto, la invisible Addie Ross y el propio Milo Tindle. Como puedes ver todos son inteligentes, determinados y fieles a sí mismos.
-Amante de los viejos tiempos: Esto está muy ligado a lo anterior, Wyke añora el pasado porque en el las clases estaban bien diferenciadas y los de su clase ostentaban todos los privilegios sin discusión. Sin embargo Mankiewicz añoraba el cine clásico respecto al cine moderno. Y añoraba el respeto implícito a lo teatral y literario (algo que se reconocía como abiertamente artístico) frente al cine entendido más como espectáculo y como industria en el Hollywood que él vivio.
Y esto es todo amigo ¿cómo lo veis vosotros?
@deWitt
ResponderEliminarComo puedes ver comparto tu debilidad por Mankiewicz un cineasta carismático y brillante con una obra de altísima calidad. Su cine es un cine inteligente, para adultos con sentido del humor y con capacidad de análisis.
Una maravilla.
@Manderly y todos
ResponderEliminarDestripemos pues querida compañera cinéfila que tal si empezamos con una pregunta clave: ¿Quién es el vencedor del duelo? ¿Wyke o Tindle? ¿Hay vencedor o sólo vencidos?
@Gourmet
ResponderEliminarCreo que hablo por todos, nos alegramos de que vuelvas a estar de nuevo "dentro", siempre es interesante a la vez que un placer contar con tus comentarios.
Como bien comentas en Sleuth hay mucha delicatessen a la que hincar el diente, de hecho no se muy bien como empezar así que voy lanzando propuestas. Tocas dos asuntos clave: La dialéctica y los roles cambiantes entre Wyke y Tindle. y la riquísima, yo diría casi inagotable, simbología de la que está dotado el film, algo en lo que Fernando en su comentario ya entra a todo trapo.
Vamos a ello compañero. Qué mejor que disfrutar de este suculento banquete, con Gourmets tan cualificados.
Pues ya hiciste la primera gran pregunta: ¿vencedores o vencidos? Digo como aquella congresista americana (eran los 70), que no se puede ganar una guerra como no se puede ganar un terremoto. Vencidos, pues.
ResponderEliminarDe la cantidad de símbolos, que como ya comentas, el amigo Genovés ha hecho mención, poco voy a decir porque apenas los recuerdo (tengo mucho más fresco el visionado de Mujeres...) pero está claro que todo elemento de la pantalla está ahí por algo. Mankiewicz no es de los que deja nada al azar. Paradójica resulta, por tanto, su interpretación de la vida como un juego a la que se le sustrae todo el azar. Y ahí están esos personajes de sus últimas películas, tocados por el spleen, por el hastío vital.
@Fernando
ResponderEliminarPues sí, tal y como te ocurre a ti y a otros muchos soy un amante de la "la huella". El idilio viene de largo, ya que es una de esas pelis que tengo hace la tira de años y aún disfruto en una copia original VHS.
En tu comentario hay varios puntos en los que calificas a la película que aprecio mucho.
-Perfección matematica, es uno de los puntos fuertes de la película, todo encaja todo es armónico pese a la reiteración del engaño como elemento vehículo introductor entre una subtrama y otra. La película goza de una estupenda simetría, una simetría de opuestos.
-Más cinematográfica que teatral, creo que es uno de los mayores méritos de Mankiewicz en esta película.
Comentaban los críticos de Cahiers du Cinema en un especial sobre el autor publicado en los 60´s titulado "All about Mankiewicz" que en el cine del director eran tan importantes los dialogos que era prácticamente imposible comprender una de sus películas sin contar con el sonido.
En "La huella" una película muy teatral, basada en una obra de teatro y en la que su autor (y guionista de la peli) Shaffer busca intencionadamente mostrarnos una situación de "teatralización" de la vida. El lenguaje cinematográfico de Mankiewicz, curiosamente sin caer en sus recursos habituales, se revela tan importante (y más sugerente) que los propios diálogos escritos por Shaffer y maravillosamente interpretados por Olivier y Caine.
Como bien afirmas Mankiewicz consigue cuadrar el circulo, filmándo una película que vista sin diálogos (y a poder ser con la estupenda BSO de Johna Addison)resultaría igualmente turbadora y seductora. Mankiewicz se supera a sí mismo permaneciendo fiel a sus principios, cine retroalimentado por el teatro, pero ante todo cine.
Salucines.
@Cristina
ResponderEliminarHablemos de la estructura teatral.
Yo veo una obra en 4 actos o un combate a cuatro asaltos:
1º El juego sádico de Wyke.
2º El efecto Doppler.
3º La venganza de Tindle.
4º El desenlace.
Y como dice Javi se cierra el telón.
@Ricardo y para todos.
ResponderEliminarHablemos, hablemos de la revisión de Brannagh ;)(un director, que no me gusta nada, tan pretencioso y fatuo como falto de originalidad) ya que me parece que puede abrir un debate secundario bastante interesante.
Comentar que pese a que el remake , por supuesto, no llega ni de lejos a la versión de Mankiewicz, tiene un par de cosas que la hacen atractiva por lo que recomiendo su visionado al menos por una vez:
La primera, y su gancho fundamental, es ver a Michael Caine en la piel de Wyke (algo que a mi juicio justifica completamente el acercamiento a la película).
La segunda es la nueva lectura que trata de realizar su guionista, el premio Nobel Harold Pinter, de circunscribir el duelo Wyke Tyndle a un juego sadomasoquista de dominio-seducción en el que ambos encuentran un disfrute insano.
Por lo demás la película chirría notablemente:
-En el apartado interpretativo Jude Law (Tindle) no es un rival digno para Michael Caine(Wyke), sus limitaciones interpretativas se hacen mucho más patentes al actuar junto a semejante monstruo. Esto hace que la película sufra ya desde muy temprano una "cojera" o asimetría que en ningún momento existe en la versión de Mankiewicz.
-El diseño de producción es horroroso.
La pasión del Wyke-Olivier por el juego, las charadas y los autómatas se ve sustituida por la pasión del Wyke-Caine por los elementos de diseño postmodernos y los más avanzados automatismos domésticos hightech. Es un elemento que sirve para distanciar una película de la otra pero que no crea ni de lejos la rica expresividad de la simbología de Mankiewicz.
-La realización de Brannagh es superficial, como de película de encargo, carente de fuerza, aunque esto se agradece, ya que al menos no busca dejar "Huella" con esta película.
Y bueno podría "pelarla" bastante más ya que considero que en "sí misma" el remake no me parece una película destacable... pero aún con todo la recomiendo como complemento a la versión de Mankiewicz, ya que no se le puede negar la voluntad de ofrecer una mirada relativamente novedosa a su argumento.
En cuanto a vencedores o vencidos… creo que ambas cosas teniendo en cuanta la película al completo. Tanto Wyke como Tindle, llevan su juego hasta el final, haciendo que el otro se encuentre sin salvación. Hay dos vencedores y dos vencidos. Los dos personajes son ambas cosas pero posteriormente es Tindle quien ‘da más fuerte’ en su venganza ya que cuenta con la aparición del detective Dopper y posteriormente de los otros policías. Es por esto que el vencedor parece ser Tindle y creo que en cuanto a los juegos el ganador es Tindle pero cuando en el final de la película nos encontramos con la realidad… ambos son vencidos.
ResponderEliminarEl juego de Wyke se hace realidad y Tindle muere y el juego de Tindle también se hace realidad y Wyke es atrapado por la policía.
Ambos son vencedores y vencidos.
Por otro lado, sabemos que Wyke lleva tiempo organizando su broma sin embargo Tindle la organiza y la lleva a cabo en un par de días. ¿Es Tindle más inteligente que Wyke?
Estoy de acuerdo en los cuatro actos que propones que están presentes en la obra.
Saludos!
David, no tengo apenas tiempo. ¿Qué tal las vacaciones? Espero que bien. Tengo La Huella pendiente de revisar, me la miro este finde y espero entrar el lunes.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
@Lala y Cinexim
ResponderEliminarEsperamos vuestros comentarios amigos, ya sabeis que nos encantan vuestras aportaciones y puntos de vista.
@Cinexim y Ricardo
Las vacaciones fantásticas, han sido 4 días recorriendo parte de la Toscana como si fueramos novios y con las niñas en casa bien cuidadas por las abuelas.
Me gusta, David, la expresión que utilizas para sintetizar "La huella": "La película goza de una estupenda simetría, una simetría de opuestos." Los filósofos denominan a este fenómeno "armonía de los contrarios".
ResponderEliminarLa lucha de ambos contendientes, Wike/Tindle, es a muerte. Literalmente, hablando. Pero, en el juego, los contendientes están al mismo nivel. Las reglas del juego son iguales para todos. Eso es lo que les igual. La diferencia está en que cada uno utiliza sus propias armas y su particular agudeza. Wike está perdido desde el momento en que idea la partida y el duelo. Un aristócrata (un noble) sólo se mide con un igual. He aquí su acción fatal. ¿Y Tindle? Bueno, Tindle es un perdedor nato.
En suma, no es lo mismo una película con y sobre trampas que una película tramposa. "La huella" sería de la primera clase; "The Game" de David Fincher, por ejemplo, sería del segundo tipo.
Salucines
@Manderly y Gourmet
ResponderEliminarVencidos ambos por las razones que comentais, pero creo que Tindle se erige como vencedor moral. Pienso que su carcajada final, con Wyke humillado y con la policía en las puertas de la mansión, da fe de que Shaffer y Mankiewicz también le dan la victoria moral al plebeyo.
Muy buen ojo Manderly al comentar como en el desenlace de la trama ambas farsas se hacen realidad, resultando Tindle muerto y Wyke en manos de la policía... Esto es cosa del texto de Shaffer que busca que el teatro se entremezcle con la vida y acabe haciendose realidad.
¿Tindle es más listo que Wyke? Puede ser, pero no estoy seguro. ¿Habría finalizado Tindle ese maravilloso puzzle blanco en tan sólo unas horas?
Lo que sí esta claro es que está mucho más preparado para adaptarse rápidamente al medio y devolver el golpe con igual o más dureza.
Es un superviviente nato y un oportunista... Darwinismo puro.
Y además cae mucho mejor que el estirado y soberbio Wyke ¿No?
Vencidos por supuesto,pero no solo entre ellos, sino por ellos mismos. El estirado aristócrata es víctima de su esnobismo, de su complejo de superioridad, de su necesidad de agarrarse a un mundo en decadencia,donde ya no encuentra su sitio porque advenedizos irrumpen en el sin modales y con descaro.
ResponderEliminarMientras que Caine es víctima de su necesidad de sobrevivir en un mundo que le mira por encima del hombro y que sin piedad se mofa de él. Sólo el dinero puede resarcirle en parte, y lo busca en la mujer del rico y en la trampa que este le propone. Es una víctima de sus condiciones de vida, no existe ese honor del que habla Olivier, sólo la lucha por la supervivencia y su juego es vencer o morir, así que muere. Pero no sin antes cobrarse la venganza y destruir a su enemigo.
Un saludo
Mankiewick siempre fue el aristocráta de la cultura, el que mira con superioridad a los demás. Se rebelaba contra el ostracismo del dinero frente al arte y aborrecía que aquel se impusiera y repercutiera en su obra.Cuando llegó el cine moderno, el atrevimiento acompañado de una falta de respeto por los tradicionales valores intelectuales que te inducen a pensar y no sólo a ver las películas, debió sentirse como Laurence Olivier. Este no soportaba la idea de verse vencido por un hombre de clase inferior un arribista oportunista, y eso debió pensar Manki de los que llamaba los genios inmediatos.
ResponderEliminarUn tema reiterativo de su filmografía fue el enfrentamiento entre la juventud y la madurez, y cuando le llegó el turno, se encerró en su cascaron y se marchó, no se abrió a las nuevas corrientes, hizo como Rex Harrison en "Mujeres en Venecia": si no puedo dirigir el juego, me retiro de él.
Un saludo
Toquemos ahora el tema de lo que Rafa en el cinefórum de "De repente, el último verano" denominaba acertadamente "personajes en off". Es decir personajes clave que siquiera aparecen en pantalla, como era el caso de Sebastian o Addie Ross.
ResponderEliminarEn "la huella" encontramos unos cuantos policias en off que sirven para alimentar las farsas que Wyke y Tindle componen. Y también a la amante finesa de Wyke, Taia, todos ellos podriamos denominarlos "secundarios en off".
Pero de entre todos estos personajes invisibles la figura de Marguerite Wyke destaca por su gran influencia en la génesis y el desarrollo de la trama. Ella es la persona que ha "unido" a ambos contendientes.
Marguerite es una figura omnipresente en toda la película no sólo en los diálogos, sino en mil detalles más. El más obvio es la presencia de su retrato en el estudio de la mansión, en él distinguimos a una mujer muy bella y de porte aristocrático.
En el primer acto o "el juego sádico de Wyke", Marguerite juega un papel muy importante. Andrew utiliza la descalificación de su esposa como arma arrojadiza, para provocar a Tindle y para hacerle morder el anzuelo.
No puedo dejar de citar el maravilloso detalle del torno que sólo deja pasar al meter una moneda y que protege la puerta del dormitorio de Marguerite. Y dice Wyke: "De una forma u otra siempre hay que pagar para pasar al dormitorio de una mujer"... y Tindle toma nota.
En el tercer acto o "La venganza de Tindle" Marguerite vuelve a estar omnipresente, de hecho hay un momento en que parece que puede presentarse en la casa. Me refiero a cuando Milo prepara el impermeable rojo y el sombrerito en el perchero. El impermeable de un color que llama poderosamente la atención empieza a ocupar un sitio y está siempre visible en el plano... ahí está el espíritu de Marguerite presente.
Y vaya nombrecito que le pone Mankiewicz a la actriz que presuntamente interpreta a Marguerite, nada menos que "Margo Eve Channing", que no tenía guasa ni nada el gran Joseph.
La carcajada final es la del vencedor que lleva un as en la manga.Y ese as es en el caso de Caine su propia vida. En ningún caso pensó en perderla, pero llegado el momento sabe apostar fuerte y arrastar consigo a su oponente, así visto gana, y además se lleva las simpatías del espectador que reconoce en el la lucha desesperada frente al juego elitista de su oponente.
ResponderEliminarUn saludo
La constamte del personaje omnipresente y que jamás aparece en escena, es un recurso de Mankiewic que lejos de aburrir por lo repetido en sus distintos films, crea en el espectador una espectativa de realidad, y de angustiosa espera por conocer al famoso personaje en "off". Los matices que les da a cada uno e ellos son un espejo de los personajes que sí tenemos en pantalla y un reflejo de la crítica más dura que Manki emite sobre la sociedad. Marguerite es una mujer que los dos protagonistas se pasan de uno a otro sin pudor, como simple moneda de cambio. Pero como todo es trampa y juego, en realidad ambos la codician, aunque por motivos diferentes.En ningún momento el director se plantea contar con la opinión de esa "moneda de cambio". El juego no va por ahí, sino por el enfrentamiento entre dos modos de vida, y es gracias a que ambos quieren llevarse el botín por lo que se desarrolla la trama del film.En realidad Margaret bien podía haber sido un caballo de raza, una obra de teatro o una mansión.Todo vale para hacer pagar por la humillación sufrida, primero del aristócrata al peluquero y luego se invierten los papeles y paga el señorito. El final es cruel sin duda y sorprendente, las motivaciones de ambos son deshonestas o al menos éticamente punibles, así que el castigo es para los dos. En cuanto a Margaret, supongo que se quedará con la fortuna y sin amante, pero a quien le importa, ojos que no ven.......
ResponderEliminarUn saludo
Wyke vive en su mundo y Tindle vive en el mundo. Tindle es más realista que Wyke y se maneja mejor en el mundo. Cuando Wyke lo arrastra a su juego, a su mundo, cree tener más posibilidades de vencer, pero Tindle, a pesar del primer batacazo, reacciona y contraataca con su venganza tan astuta como la perpetrada por Wyke al principio. El final es la reacción desesperada de Wyke que termina en tragedia; pero está claro que el vencedor moral del duelo es Tindle.
ResponderEliminarPregunta abierta:
ResponderEliminar¿Dentro de que género etiquetaríais la película?
Como podeis ver en la entrada yo la he tildado dentro de "Suspense", algo a mi juicio incuestionable, porque como dice Gourmet goza de todos los elementos de una peli de Hitch pero sin sus defectos. Y como un "Thriller Psicológico" por la lucha intelectual y de voluntades sin cuartel que mantienen ambos contendientes.
Creo que aunque finalmente me decidí por estos también cabría encuadrarla como: comedia negra, sátira social, el teatro filmado e incluso un drama sobre la lucha de clases (aprende Loach).
Lo que no me gusta nada, es que la encuadren dentro del cine detectivesco de misterio... y es que ese cartel con los protas y sus lupas crea mucha confusión.
Es una obra maestra y se disfruta viéndola, pero yo encuentro varias INCOHERENCIAS en la trama:
ResponderEliminar- La primera propuesta de Wyke ("nos llevamos 170000 cada uno") tendría que haber escamado al sobrino tonto de Forrest Gump: Wyke se podría embolsar esa misma cantidad sin ningún riesgo vendiendo él mismo las joyas.
- El Milo del primer acto y el del resto de la película parecen dos personajes distintos: el primero un simplón sin dos dedos de frente, embaucado con tres ginebras. El segundo, una mente poderosa capaz de urdir tramas tan complejas. Son dos personajes distintos.
- La historia con la amante de Wyke (¿Tania?) no me parece creible. La chica encuentra a un desconocido en casa de su amante y en un rato se pone de su parte, dispuesta a fingir ¡un asesinato!... Por mucha manía que le tuviera a su viejo amante impotente, me parece excesivo.
- Supongo que cuando te encañonan con un arma de fuego te pones súbitamente nervioso ("Espera, baja eso, qué haces...", son las frases típicas). Milo, en cambio, las dos veces que le apuntan con un revólver no cambia el gesto. De hecho, la segunda vez (cuando después le dispara de verdad) se marcha tan alegremente como si le estuviera apuntando con un plátano (Así le luce el pelo!!).
Bueno, a pesar de estas pegas racionalistas, es una película estupenda, la interpretación sobre todo.
Quiero ser sincero, nunca he podido terminar de ver esta peli, a pesar de estar en ella Michael Kane
ResponderEliminaral que adoro, y su fama de obra maestra...quiza me ha pillado en un momento, en que no me entraba lo que estaba viendo o no me interesaba la trama a resolver, sé que es raro en mi siendo tan cinéfila.
ero es la verdad, las dos veces que he intentado verla, me ha entrado una especie de aburrimiento o
desinteres. David y CRistina podrías explicarme por qué ??? pues ni yo misma lo entiendo.
Un abrazo.
@Susan
ResponderEliminarPues no sé, supongo que es cuestión de gustos... de todas formas si no ha conseguido engancharte en dos intentos no creo que lo haga ya.
No será para ti,
Un abrazo.
@Javier
ResponderEliminar¡Aaaay este hombre tan racionalista! Si parece un profe universitario de una carrera de ciencias ;)
Te doy mi punto de vista sobre las incoherencias:
-Wyke ofrece a Tindle las joyas presuntamente para que le libre de su mujercita, ya que con lo que saque por ellas va a poder costearle el alto tren de vida que ella le exige a Milo. Wyke cobra el seguro (por lo que no pierde pasta) y Tindle tras vender las joyas tiene solvencia para mantener a Marguerite sin riesgo de que esta vuelva a Wyke porque su amante es un pobretón.
-Milo parece tonto en el primer acto porque el olor la pasta lo desorienta y se traga la trampa de Wyke sin dudar. Es muuuy ambicioso y ese dineral que le ofrecen supone consumar parte de sus ambiciones.
-El asunto de Taia es el que más chirría, pero concediendo crédito al guión supondremos que Tindle es algo así como un afrodisíaco viviente para las damas, el latin lover con el que ellas sueñan. Así que Taia cae facilmente en sus brazos y queda tan satisfecha que está dispuesta a complacer a Milo en su venganza. Cierto es que por el diálogo se intuye que Taia ha podido sufrir el caracter manipulador y un tanto sádico de Wyke, pudiendo ésto suponer un aliciente más para que decida ayudar a castigarle.
-Lo de la pistola, pues tienes razón, pero creo que en ninguna de las ocasiones (al menos al principio de la primera) Milo piensa que Wyke vaya en serio... y como bien comentas ¡Así le acaba luciendo el pelo!
:):):)
Gracias por tu comentario, no sé pero intuía que esta peli iba a ser de tu agrado y que nos ibas a regalar con tu opinión.
Un abrazo y besos para las chicas.
David, ya que lo mencionas... sobre el sombrerito y el impermiable rojo en el perchero.
ResponderEliminarParece que va a ser un detalle supercuidado de Milo ya que lo coloca delicadamente en el perchero para que quede a la vista de Wyke... pero en ningún momento, que sepamos (a no ser que se me haya escapado solo a mi) Wyke se da cuenta de ello. ¿Es otro juego de Milo para despistar e intrigar más a los espectadores? Parece que el espectador es el único que se da cuenta de que esta ropa ha sido colocada ahí a posta.
En cuanto al género, creo que tanto 'suspense' como 'intriga' le va bien pero ambos de tipo 'psicológico'. Es un reto intelectual, de eso no hay duda.
Y por cierto, a mi el retrato de Marguerite me recordaba a la actriz Joan Wodward.
Saludos!
@Manderly
ResponderEliminarLo de la cuidadosa preparación del chubasquero y el sombrero rojos siempre me ha llamado la atención, Mankiewicz que no hace las cosas gratuitamente (y menos en esta peli) juega un poco con el espectador con este detalle. Creo que busca crear cierto suspense apuntando con la posible irrupción de Marguerite en la casa.
Al final no es así (seguramente si la dama hubiese entrado en escena la obra se habría resuelto de otra forma) pero con esas prendas rojas siempre destacando en el plano nos recuerda que Marguerite es el leitmotiv que ha desencadenado el encuentro y el combate entre ambos hombres.
Del retrato, los detalles que más me sorprenden son el hermoso cabello plateado y la mirada altiva de la dama... ¿hay algo de nuestra querida Rebeca de Winter en ese retrato?
David, más que a Rebeca de Winter (personaje totalmente ausente) yo diría que me recuerda más a la 'Laura' de Preminger o a 'La mujer del cuadro' de Lang.
ResponderEliminarMe encanta ese color rojo, que atrae nuestra atención...
Sí por supuesto.
ResponderEliminarYo lo decía por el porte aristocrático y esa mirada a la vez altiva y seductora. Rasgos que coinciden con los de Rebeca tal y como siempre la he imaginado.