viernes, 11 de noviembre de 2011

EL CUARTO MANDAMIENTO


Queridos amigos cinéfilos, aquí estamos otra vez dispuestos a compartir con vosotros el placer del cine. Gracias a todos por vuestro interés y paciencia durante estos meses, sin más preámbulo pasaré a comentar una nueva película, “Como decíamos ayer…..”
Corre el año 1941, Orson tiene 26 años y tras “Ciudadano Kane” se lanza a su segundo largometraje. La RKO escarmentada por el fracaso de taquilla, que no de crítica, se arriesga nuevamente con Welles, pero sin consentirle audacias, y desechando otras opciones más arriesgadas se decide por una novela poco inquietante de Booth Tarkington: “The Magnificent Ambersons” conocida en España como “El Cuarto Mandamiento”, que consiguió el premio Pulitzer en 1919.
“El Cuarto Mandamiento” es una de las obras maestras de Welles, y aunque fue, como veremos más adelante, duramente amputada, el director consigue dejar su impronta en escenas llenas de emoción, tratadas con exhuberancia visual e impregnadas por la poesía que destila la tragedia griega clásica. Un film profundamente teatral, que trata con sutileza y sobriedad el melodrama, la traición y el amor en el marco histórico de la sociedad americana de finales del XIX y principios del XX.
Fue nominada a cinco premios oscar: Como mejor película, mejor montaje, mejor dirección artística, mejor fotografía en blanco y negro y mejor actriz secundaria.

FICHA TÉCNICA: EL CUARTO MANDAMIENTO “The Magnificent Ambersons”
AÑO: 1942. DURACIÓN: 88 min. PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: Orson Welles.
GUIÓN: Orson Welles. MÚSICA: Bernard Herrmann.
FOTOGRAFÍA: Stanley Cortez (B&W).
REPARTO: Joseph Cotten, Dolores Costello, Anne Baxter, Tim Holt, Agnes Moorehead, Ray Collins, Richard Bennet, Erskine Sandford.
PRODUCTORA: R.K.O. Pictures. Productor: Orson Welles, George Schaefer. GÉNERO: Drama. Melodrama. Aristocracia. Fin de siglo.

SINOPSIS
A finales del siglo XIX en Indianápolis Isabelle Ambersons la hija de una aristocrática familia rechaza a Eugene Morgan, su pretendiente, para casarse con un adinerado joven de su clase social, de este matrimonio nace un hijo, George Minafer.
Años más tarde Eugene que ha enviudado, vuelve a Indianápolis acompañado por su hija Luci. Eugene se ha convertido en un industrial acomodado, mientras que la posición social y la fortuna de los Ambersons se ha ido consumiendo. El amor entre Isabelle y Eugene, que nunca se extinguió renace al morir el marido de esta, y un nuevo idilio surge entre Luci y George. Este último incapaz de aceptar la relación entre su madre y Eugene, interfiere hasta llevar el infortunio a todos ellos.


La voz de Orson Welles retumba en los títulos de crédito finales, la imagen se torna un simbólico micrófono que se va alejando, y se oye: “Yo la escribí y la dirigí, mi nombre es Orson Welles”.
Así acaba la película que Welles dirigió y cuyo guión escribió en nueve días.
Eligió para interpretarla a actores del Mercury Theater, y nos traslada el testimonio del fin de un mundo en decadencia y el nacimiento de otro pujante y joven. El primero representado por la aristocrática familia Ambersons, y el segundo por el emprendedor Sr. Morgan, de profesión inventor.
La película posee dos partes bien diferenciadas, una refleja la alegría y está rodada con movimientos de cámara rápidos, con múltiples escenas en exteriores.
La otra por el contrario se desarrolla en un ambiente obsesivo oscuro, donde el enfoque de los techos contribuye a crear esa atmósfera opresiva en el interior de la mansión de los Ambersons, lugar protagonista durante todo el film y que se convierte en la imagen visible de la decadencia de la aristocracia de rancio abolengo hasta su desaparición. De igual manera que la mansión acaba por ser cerrada, y sus habitantes y lo que ella representa desaparecen. Los movimientos de cámara son en esta mitad lentos e inducen a sentimientos de opresión y de tristeza dotados de gran teatralidad.



Con gran maestría Orson Welles teje una tela de araña entre sus protagonistas, y nos deleita con un retrato psicológico profundo de las pasiones humanas y de sus consecuencias. Quizás el director eligió esta novela que ya conocía, por haber realizado una adaptación para su programa de radio, porque abordaba una vez más, los temas que le interesaban y que ya trató en su “Ciudadano Kane”.
Así nos encontramos de nuevo con, por un lado, su obsesión por la infancia encarnada en el pequeño George, que cuando aun siendo niño es un tirano y un pequeño y despótico rey.
Por otro, la presencia simbólica de la nieve, que acompaña los paseos de los protagonistas en los tiempos felices, y es testigo del primer beso de la joven pareja de enamorados.
Y finalmente, la relación entre madre e hijo que a mi entender es el verdadero motor de la película. Algunas críticas la califican de edípica, pero yo me inclinaría más hacia un amor de madre desmedido que sacrifica todo y todos por complacer a su hijo. Y un hijo que confunde amor con egoísmo, y que imbuido de sus ínfulas de aristócrata, no permite la felicidad de su madre. También leo en el tratamiento de esta relación la influencia shakespeariana que impregna tantas obras de Welles.
Añadiré que en esta obra tampoco falta el referente autobiográfico, ya que el propio Orson dio las claves para entenderlo en una entrevista que concedió a la televisión francesa, donde confesó a Jeanne Moureau que Booth Tarkington había sido amigo de sus padres y que el retrato de Eugene Morgan, pionero del automóvil, era el retrato de su propio padre, que había dedicado su vida a inventar cosas prácticas y anodinas.




Los Morgan son espectadores del devenir de los Ambersons, Eugene (Joseph Cotten) y su hija Luci (Anne Baxter), asisten a la decadencia de la aristocrática familia. Cabe destacar la excelente interpretación de ambos. No en vano Cotten era un miembro prominente del Mercury Theatre, su actuación resulta elegante y sobria. En cuanto a Baxter, está esplendida esbozando esa sonrisa que baila entre la alegría y el desafío.
Cotten es el rival de George (Tim Holt) por el afecto de Isabelle (Dolores Costello) actriz que había permanecido casi inactiva desde su etapa en el cine mudo. En esta película aunque no actúa Welles el papel de George parece venirle como anillo al dedo, es uno de esos personajes amorales y egotistas que saturan su filmografía. Finalmente George Minafer fue interpretado por Tim Holt, un desconocido que había actuado en westerns baratos y con el que Welles compartía cierto parecido físico. Su caracterización de George lleva el innegable sello del estilo interpretativo del genio.
Welles es el narrador del film, su voz nos acompaña, nos acerca y nos aleja de los personajes y de sus vicisitudes durante todo el metraje.
Especial mención haré de la tía Fanny (Agnes Moorehead), otra de las más distinguidas representantes del Mercury Theatre. Su papel es especialmente complejo, está lleno de matices que oscilan entre los celos, la traición y la autocompasión. La actriz nos deleita con una interpretación intimista a la vez que muy creíble que fue recompensada con una nominación al oscar a mejor actriz secundaria. El tío Jack es Ray Collins, y Richard Bennet interpreta al mayor Ambersons, ambos encarnan la esencia del espíritu aristocrático.


En el apartado técnico, el director vuelve a utilizar como principales recursos el plano secuencia y la profundidad de campo con gran angular, tal y como había hecho anteriormente en "Ciudadano Kane”.
Welles, director de teatro, planifica la puesta en escena en función del actor, y pretende alcanzar el clímax dramático evitando cualquier interferencia externa a la propia escena y sus actores. Dos espléndidos ejemplos son el plano secuencia de la cocina y el del baile.
En el primero se desarrolla un diálogo entre George y la tía Fanny, al que se incorpora al final el tío Jack. La cámara permanece inmóvil de principio a fin durante casi el tiempo de duración de una bobina completa. En esta escena, Welles nos cuenta dos historias, una que se corresponde con una conversación superficial en la que Fanny en su calidad de tía, comenta con su sobrino los manjares que le ha cocinado y la forma en que este los engulle, y otra mucho más intensa y real, escondida entre las pausas de la anterior, en la que Fanny intenta sonsacar a George información referente a la vida y los planes de Eugene, del que está desesperadamente enamorada. La cámara recoge la tensión, “in crescendo”, sin hacer un solo movimiento y sin orientar al espectador, provocando así mayor tensión.


La otra escena es la del baile del comienzo del film. La cámara permanece inmóvil mientras los personajes entran y salen de su campo de visión. A diferencia de la anterior es alegre rápida, y se continua con un plano secuencia que persigue a George y a Luci en su deambular por las escaleras y las pistas de baile.


La banda sonora corrió a cargo de Bernard Herrmann que era el músico de la compañía del Mercury. Y la fotografía, barroca y preciosista, fue obra de Stanley Cortez, el fotógrafo de “La noche del Cazador” consigue con su iluminación imponer una ambientación armónica con los sentimientos imperantes en cada escena.

El final de la película es sorprendente por lo poco wellesiano que resulta, y evidentemente no pudo ser el final proyectado por Orson Welles.
El montaje definitivo tampoco fue obra de Welles. Éste fue editando la película conforme filmaba y en un preestreno de la película (mientras el director estaba en Brasil rodando un documental) el público la abucheó y se burló de ella. Sin esperar su regreso, George J. Scheafer encargó a Robert Wise que volviese a editarla. El montaje de Welles duraba 131 minutos (de los 148 que tenía filmados) y Wise lo redujo a 88. Para colmo de males, se escribieron y filmaron nuevas escenas, incluido ese atípico final. A su vuelta Welles se encontró con los hechos consumados y sin posibilidad de recuperar el material que había filmado porque la RKO lo había destruido.
En palabras del director: “algo más de cinco rollos de “El cuarto mandamiento” se mantienen tal y como los monté antes de partir para Sudamérica, (…..) También monté toda la parte final, aunque fue totalmente rehecha tras un preestreno. Fueron suprimidos cerca de cuarenta y cinco minutos -en realidad, todo el núcleo principal de la película- en función de los cuales había elaborado la primera parte. La secuencia final en el hospital fue escrita y dirigida por otro. Esa historia no tiene nada que ver con mi guión”.
Ante semejantes datos, como espectadores no está de más, que nos cuestionemos si estamos viendo un film de Welles o una burla macabra realizada con su trabajo. Pero como él mismo afirmó: “El montaje de base es mío, y cuando una escena tiene fuerza es que la he montado yo”.


Estas contundentes palabras del autor despejarán cualquier (absurda) duda que nos podamos plantear frente a esta obra maestra que es “El Cuarto Mandamiento” y con ellas me despido de vosotros amigos cinéfilos, esta vez por poco tiempo, pues espero seguir disfrutando y compartiendo cinefilia con todos vosotros.

25 comentarios:

  1. Una entrada muy completa, camarada, veo que la inactividad no te ha afectado lo más mínimo :). "The Magnificent Ambersons" (no soporto el título en castellano) me parece la mejor y más personal obra de Welles junto con "Ciudadano Kane". Siento debilidad por su lírica, nostálgica y romántica visión del pasado. Me atrevería a afirmar, que de haberse estrenado conforme a los deseos del propio Welles y de haberse reservado este para sí mismo el papel de George (tampoco soporto a Tim Holt), nos encontaríamos ante una de las cinco mejores películas norteamericanas de todos los tiempos.
    Un abrazo y felicidades por la entrada.

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  2. Que decir OBRA MAESTRA, total y absoluta, mi padre gran cinéfilo, quiza lo herede de él, era una de sus películas preferidas.
    Demostrado su talento de forma sobrada y mítica en "Ciudadano Kane", Welles acometió su segunda película, un melodrama clásico acerca de la aristocrática familia de los Ambersons, quienes anquilosados en un brillante y autosuficiente pasado pierden el tren del progreso y la identidad años después en el presente y, lo que es peor, para el futuro. En medio de ello, pues, una reflexión magistral acerca de dos formas diferentes de ver el mundo, dos concepciones distintas en dos clases sociales diferentes: unos varados en lo tradicional y rancio; otros, rastreadores y patentadores de progresos (el automóvil) y riesgos. Y por estos dos espectros y micromundos, la historia de dos amores imposibles, uno maduro y el otro joven.
    Película sobre la hipocresía, la vanidad cegadora que oscurece un luminoso futuro, sobre la frustración del ser humano cuando sus deseos son quimeras y se da de bruces con la esquiva e inexcusable realidad. Welles hizo con "El cuarto mandamiento" una obra maestra indiscutible y un extraordinario melodrama, una demostración de su sobresaliente capacidad sintética y creativa y fue la confirmación suprema de su divino y excesivo genio. Quizás por ello también, y tras un primer visionado que al público no le gustó, los productores masacraron el montaje previo de Welles y comenzaron así el linchamiento, a veces vejatorio e imperdonable (y dejemos a un lado las obvias y únicas excusas que pueden acusar a Welles de tipo insoportable: ¿y qué, si a cambio te regala genialidad y arte?), del posiblemente mayor talento y menos afortunado cineasta que haya parido el séptimo arte en su profusa y sobada Historia. Fue, por lo tanto, su segunda película y su segunda obra maestra, pero fue también el comienzo de un camino demasiado tortuoso. Qué pena.

    Besos y Bienvenidos.

    SUSAN ANÓNIMA LENOX.

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  3. Excelente reseña, yo lastimosamente no la he visto aun. Justo y gracias a una recomendacion de ustedes y otros blog vi Sed de Mal hace un par de semana y verdaderamente es una obra maravillosa. De El cuarto Mandamiento he oido bastante y creo que se dice ser de las mejores de Welles. Tu entrada me lo confirma. Ya esta apuntada.
    Saludos.

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  4. Mañana leo y te comento. Esta noche me habéis pillado con mucho sueño...

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  5. ¡Qué gozada, Cristina, volver a leer vuestras magníficas críticas de las películas de toda la vida! ¡Que gozada evocar en el recuerdo “The Magnificent Ambersons”! Mira que Welles hizo buen cine tras este film, en algunos casos cine del primer nivel. Pero ya no fue lo mismo.

    A mi juicio, “The Magnificent Ambersons” forma con "Ciudadano Kane" la pareja de ases de su filmografía. Probablemente, a Welles, al magnífico Welles, le pasó como a los personajes que refleja en ambos títulos: que la historia, el tiempo, le sobrepasó. Renació de sus cenizas. Pero, ¿ya era otro Welles? Las estrellas del firmamento que brillan con magnífico fulgor en sus primeros años, no pueden mantener la misma intensidad eternamente.

    Salucines

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  6. Aunque no es exactamente la película que había planeado Welles (hay cambios importantes y partes que no se metieron, como apuntas) a mí también me parece una maravilla, Cris. Se sigue apreciando, y esta vez con una gran precisión y belleza, el virtuosismo del director.
    En lo del cambio de un mundo que se termina a otro nuevo y muy diferente la peli de Welles tiene puntos de encuentro con la de John Ford El hombre que mató a Liberty Balance
    El protagonista de El cuarto mandamiento sacaba a cualquiera de quicio con su actitud. En la primera parte de la película resultaba un tío detestable; después le notas ciertos valores (tengo ese recuerdo. La vi hace tiempo. A ver si vuelvo sobre ella)
    A parte de tu magnífica entrada, Cris, tengo que felicitarle a Susan por un comentario tan cojonudo; me han gustado ambos mucho.
    Besos ;-)

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  7. Liberty Valance que siempre se me escapa la segunda también con b

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  8. Enhorabuena por la entrada, Cristina.

    La primera vez que vi la película, desconociendo los entresijos de su devenir, me quedé con una extraña sensación: qué final tan apresurado. Había visto Ciudadano Kane, donde todo era tan perfecto, que aquí veía ciertos pespuntes que me dejaron un sabor agridulce.

    Luego supe por qué. Desconozco si la parte que me dejó la desazón corresponde a Wise (en cualquier caso, uno de sus primeros trabajos) o a Welles. A pesar de todo, quedó muy bien, qué duda cabe, y estamos hablando de una de las películas clave de su filmografía. No me aventuraría tanto como Fernando, Welles tiene más ases en la manga, pero vaya manera de arrancar en este mundillo. Vamos, que si se hubiera retirado aquí, ya hubiera entrado de lleno en el panteón de los mejores directores de cine.

    Saludos :)

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  9. Bienvenidos, se os echaba de menos.

    Será casualidad pero volví a ver la semana pasada "El cuarto mandamiento" así que estoy en disposición de felicitaros por vuestra excelente entrada.

    Coincido con Genovés en afirmar que junto a Ciudadano Kane estamos ante una de las obras maestras de Welles, sobre todo técnicamente, con planos que me parecen muy interesantes y ayudan a ahondar en la psicología de los personajes y a ponernos en contexto. Me gusta especialmente que la cámara deje en un segundo plano a los personajes que están hablando para mostrarnos en un primerísimo plano a otros actores.

    Un saludo y enhorabuena por la entrada!

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  10. @ Ricardo.
    Pues que razón tienes camarada, el título de “El Cuarto mandamiento” tampoco me gusta a mí. Cuando me pongo a elucubrar sobre las razones de tal elección, las conclusiones a las que llego hacen que me disguste aún más. El cuarto mandamiento de la ley de Dios enuncia lo siguiente:” Honrarás a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios, te va a dar”.
    Cuando se estrenó la película en España, el entorno religioso y clerical tenía tanta relevancia en todos los ámbitos de nuestra sociedad que supongo que fue el prisma a través del cual entendieron la película. Es cierto que la relación madre e hijo es la más potente del film, y que el cuarto mandamiento hace referencia a ello. Pero el título original nos orienta hacía el esplendor de los Ambersons y hacia el contexto social de la época. Como bien dices Welles nos está describiendo una visión nostálgica del pasado, y desmenuza el comportamiento de sus personajes, con todas sus grandezas y bajezas. El enfoque religioso no me parece adecuado, y es a lo que me remite ese título en español.
    Es una pena que Orson no interpretara el papel de George, nos hemos perdido la intensidad y furia que es capaz de transmitir, para quedarnos con el trabajo adecuado y correcto de Holt, aunque flojillo en emoción y profundidad.
    Gracias por tu comentario, estoy encantada de reentablar nuestro diálogo cinéfilo contigo,
    Un saludo

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  11. @ Susan Lennox
    Estupendo comentario Susan, muy acertada la visión de los mundos paralelos, uno emergente y el otro en pleno decaimiento.
    Me gustaría conocer tu opinión acerca del papel de Eugene. ¿Crees que lucha por su amor como corresponde? Durante el film queda claro que ama desde un principio a Isabelle, a pesar de que le cierran la puerta repetidas veces, el insiste. ¿Qué opinas de la reacción de Eugene ante estos desplantes? ¿Crees que se conforma fácilmente o que acata su situación con resignación?
    Gracias por tu comentario, es un placer leer tus opiniones.
    Un saludo

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  12. @Daniel,
    Bienvenido a este blog, espero que encuentres el momento de ver esta nueva película, Tras ver de “Sed de Mal”, en su género negro, seguro que te resulta interesante comprobar como criticaba Welles a la sociedad de finales del XIX.
    Gracias por participar,
    Un saludo

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  13. @ Fernando.
    Has dado en el clavo amigo. Como siempre tu comentario es muy acertado. Me pregunto hasta que punto la crítica se deja influir por la ideas preconcebidas, tanto a favor como en contra de los autores. El esplendor de Welles al principio de su carrera le acompañó le estigmatizó. La crítica le elogió, la taquilla le abandonó, y la RKO, que no dejaba de ser el puesto de venta de los” churros”, tenía clarísimo que su prioridad era vender cuanto más mejor. Como en otros directores que hemos ido viendo, se entabla una lucha entre el arte y el bolsillo. ¿Porque será que suelen llevar sentidos opuestos?. ¿Puede alguien como Orson Welles, alguien capaz de llevar a la pantalla obras maestras, resistir el peso de la presión económica, durante años y años sin sufrir un desgaste importante?
    Releyendo su biografía tengo la sensación de que era un superviviente, irredimible y tenaz que encontraba la vía de escape para plasmar su nueva idea, a pesar de los problemas y dificultades con tropezaba. Admiro la perseverancia que demostró y en ella entiendo también y en cierto modo su genialidad.
    Gracias por tu reflexión.
    Un saludo

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  14. @ Javi
    Hola Javi, aquí estamos de nuevo, contentos de poder intercambiar contigo, estos momentos que nos da el cine.
    Es cierto que el personaje de George no genera precisamente simpatías. Es un crío, y lo sigue siendo de adulto, mimado y mal criado, egocéntrico que no ve más allá de su ombligo. Toda su posición social no es más que un corset ideológico que le mantiene con mano dura bajo la presión de la conveniencias sociales y del que dirán. El que no ha luchado nunca por nada, que ha heredado una posición sin esfuerzo, no es capaz de valorar su situación. Está ciego ante los cambios, subido a un pedestal inestable sin enterarse. No tiene motivos para dudar de que su posición se eternizará porque no conoce ninguna otra y el yugo social mantiene su cerebro adormecido y congratulándose consigo mismo. No es un retrato nada agraciado, es una dura crítica a una clase social privilegiada y una de las razones que explican su caída.
    Es curioso que comentes las similitudes con “El hombre que mató a Liberty Valance” porque en esta película, dos hombres se relacionan con el mundo de dos maneras diametralmente opuestas, para uno de ellos la violencia se resuelve con violencia, para el otro con no violencia. Sin embargo la real es la violenta, la que parece perder la partida, aunque solo en apariencia. El aristocrático mundo de los Ambersons, es el único real para George, pero es ya quimera, no es real.
    Gracias por comentar.
    Un saludo

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  15. @ GCPG
    ¡Muy buenas de nuevo gourmet!
    Pues si a mi también me parece que Orson tenía muchos recursos, al ver “El Cuarto Mandamiento”, he echado de menos algún que otro toque de humor, humor negro fundamentalmente, porque la obra se presta a ello. Pero más tarde leí un comentario de Welles que decía:” Soy un hombre al que le encanta satirizar, pero vivimos en una época en la que es imposible encontrar trabajo de ”satirista”. No he podido nunca hacer un film o una obra con un enfoque satírico. Nadie se interesa por eso. Y es muy difícil atacar la moral vulgar sin recurrir a la sátira: en el cine me he visto obligado a hacerlo recurriendo al melodrama, lo cual es mucho menos eficaz”.
    No creo que exista vulgaridad en la obra de Welles, consiguió criticarla y desenmascararla sin caer lo más mínimo en ella.
    Vista la película desde este prisma, podemos entender la crítica social que subyace en el metraje, que aunque es tratado con nostalgia no deja de ser dura y afilada. El retoño de la aristocracia es un esperpento vestido de rey con rizos y todo. Esa escena aunque dramática en el fondo sí que conlleva cierta sátira inherente.
    El final es una pena, no encaja con el resto, y desmerece por supuesto, resta realismo en un intento de final feliz a lo “Hollywood”. La RKO quería asegurase la aceptación del gran público, y aplicó la fórmula infalible de que gana el amor y los malos se redimen.
    Gracias por tu aportación,
    Un saludo camarada.

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  16. @ DeWitt
    Hablando de la psicología de los personajes, me gustaría plantearte una cuestión (que hago extensiva al resto de los amigos cinéfilos) sobre el personaje de la tia Fanny. En mi opinión es de los más interesantes y complejos, está lleno de matices, de claros y sombras. En ella veo resignación, traición, frustración, soledad, complejos y un sinfín de connotaciones más en las que me gustaría profundizar. La interpretación es espléndida, destaca por encima de las demás. ¿Qué opinas del personaje? ¿No te parece que precisamente son los enfoques, la luz y la fotografía las que aumentan el preciosismo de la interpretación?
    La última escena es muy interesante, cuando vemos a Eugene y a la tia Fanny juntos saliendo del hospital. Ella ostenta una medio sonrisa algo ambigua, se la ve feliz, pero ¿Porqué? Me pregunto si fue cosa de Welles o de Wise, pero me resarce un poco de la forma tan pobre de resolver la película.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Un saludo

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  17. Welles es sin duda uno de mis directores favoritos, y esta película una auténtica joya. no me extraña nada que la RKO estuviera más atenta a la conducta de Welles en este rodaje después de Ciudadano Kane y los quebraderos de cabeza que les dio. Desconocía muchísimos detalles de esta peli y me ha gustado conocer cosas nuevas de esta gran peli. Destacaría dos cosas: la técnica cinematográfica (cámara, iluminación, planos, etc) y la interpretación de Agnes Morehead, realmente pienso que debería haberse alzado con el Oscar.

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  18. Welles que había irrumpido en el mundo del cine con la revolucionaria "Ciudadano Kane" afina y define sus propuestas dramáticas, estéticas y narrativas con "The Magnificent Ambersons". Una película menos ambiciosa que la ópera prima pero más concisa en cuanto a estilo y puesta en escena.
    El uso del plano secuencia, la luz y el encuadre son exquisitos, un disfrute permanente a lo largo de todo el film. La trama, bastante menos interesante que la de Kane, se enriquece de tal manera con el tratamiento formal con el que Welles dota a la película que trasciende sobradamente el melodrama de época propuesto en la novela de Tarkington, dotándolo de una lírica visual sorprendente y cautivadora.

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  19. Ahora me gustaría retomar algunas cuestiones que han surgido en este cine fórum en el que desgraciadamente no hemos podido dialogar con fluidez ya que todavía no tenemos acceso a la red en casa.
    La primera es la mesetaria elección de "El Cuarto Mandamiento" como título para la peli en vez de algo más natural como por ejemplo "La grandeza de los Amberson".
    Como siempre la pacata y torpe censura nacional aporta su toque de parcialidad y presenta la historia desde un punto de vista religioso (barriendo para casa) que no aparece en ningún momento en la peli. Tratando de centrar el quid de la trama en el contraste entre las relaciones George-Isabelle y Luci-Eugene propiendo a George como el pecador (de la pradera)que no honra a su madre y por tanto incumple el cuarto.
    Tal y como apuntais casi todos, yo creo que la historia no va de eso, aunque éste sea el elemento dramático más obvio de la historia, sino que trata más bien del ocaso de un mundo gastado y rancio y el nacimiento de otro nuevo y fresco (encarnados en los Amberson y los Morgan) y las inevitables consecuencias de dicha transición.

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  20. La interpretación de Holt como George Minafer me parece muy correcta pero coincido con vosotros en que fue una elección desafortunada teniendo en cuenta, tal y como Cris comenta en la entrada, que el personaje era perfecto para Welles ya que es uno de esos tipos repugnantes que tanto le gustaban. Aunque el hecho de que lo interprete Holt le concede al personaje un plus de repelencia imposible de conseguir para Welles.
    Me explicaré, yo al igual que Andre Bazin soy de los que inevitablemente miran con cierta simpatía a toda esa caterva de personajes nocivos interpretados por Orson; Kane, Quinlan, Macbeth, Arkadin, Harry Lime… son unos “piezas” pero indiscutiblemente gozan de un carisma del que George Minafer carece.
    Ese carisma lo aporta Welles y es algo de lo que Holt carece, haciendo al personaje incapaz de generar ni el más mínimo atisbo de simpatía entre el espectador, por carecer de eso que Bazin calificaba de “genialidad” o “naturaleza superior”.
    Por lo que, y creo que esto será algo unánime, es inevitable desear impacientemente durante todo el metraje que alguien ponga en su sitio a George/Holt (o en su defecto le de un par de ostias)… y esto es algo que Welles como interprete no hubiese conseguido despertar con tanta vehemencia en los espectadores. Y aunque la vida pone a George en su sitio, con el edulcorado final de Wise, nos quedamos con las ganas de que el correctivo sea un poco más duro con el niñato.
    Ya llegaran Huston y Bogart con “El tesoro de Sierra Madre” para ajustar cuentas con Holt ;)

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  21. Lo de Holt es muy curioso, ya que sin ser un gran actor, participó en tres de las más importantes películas norteamericanas de la década de los cuarenta: "El cuarto mandamiento", "Pasión de los fuertes" y "El tesoro de Sierra Madre". Casi nada... Por cierto, ¿para cuándo un ciclo dedicado a John Ford?
    Saludos, camarada.

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  22. Cierto camarada Holt tuvo su "momento" en esa época trabajando con tres pesos pesados, luego ya ni se supo, lo recuerdo también en la comedia "Nunca fuimos ángeles" pero en nínguna más.
    El ciclo de Ford está ahí pendiente, para cuendo recuperemos la inercia de momento stá semana acabamos con el ciclo dedicado a Welles comentando "Fake" y luego atacaremos con Preminger.
    Un abrazo.

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  23. @ White Gold
    Desde luego el reparto de los oscar nunca complace a todos, estoy contigo en que la tia Fanny se lo merecía.
    Ese año el oscar lo ganó Teresa Wright por “La señora Miniver” de de William Wyler, que de paso se llevó otros cinco oscars más incluido el de mejor actriz para Greer Garson. Hay que reconocer que la elección fue difícil.
    Gracias por tu comentario
    Un saludo

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  24. @ David
    Esa es la palabra! Holt es repelente. Rotunda y eternamente repelente en su papel de George. No porque esa un niño insoportable o un adulto pusilánime sino porque algo en el actor produce repulsión. Supongo que por eso lo eligió Welles para el papel. Pero los personajes de Welles, como hemos comentado muchas veces, producen a la vez rechazo unido a una potente atracción y hasta simpatía .
    Y eso es precisamente lo que Holt no consigue, él solo genera rechazo, sin ambigüedad, sin matices. Por eso creo que si el actor hubiera sido Welles la interpretación hubiera ganado en preciosismo y en perversidad.
    En tu comentario apuntas un tema del que no hemos hablado hasta ahora. Me refiero al aspecto premonitorio o predictivo de la película. Está contada desde un tratamiento fatalista, en el que el pueblo entero participa, desde su postura humilde pero infinitamente más real y sensata que la de la aristocracia. El abuelo Ambersons es quizás el único capaz de vislumbrar la verdad de la época que se extingue.
    La vida acaba poniéndole en su sitio, como bien dices, y es la crónica de un correctivo ya anunciado por las voces del pueblo y la voz de Orson, el narrador.
    Saludos

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  25. @ Ricardo Perez.
    De raza le venía al galgo, Tim Holt era hijo de actores, y hermano de actriz. Se dedicó sobre todo al western, de hecho rodó más de dos decenas de películas del género hasta que este decayó. Después Holt no encontró su sitio en el la pantalla, se dedicó a la radio, y acabó muriendo precozmente por un cáncer de huesos a los 54 años.
    Es curioso que su carrera fuera tan gris, y que sin embargo apareciera en esos tres momentos que han quedado inmortalizados para siempre, que David y tú comentais.
    Holt tuvo su dosis de gloria, y no fue poca!
    Un saludo camarado cinéfilo.
    gracias por pasate por aquí.

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