En
1957, tras la serie de espléndidos westerns
interpretados por James Stewart, Anthony Mann realiza uno de sus
trabajos más reconocidos, el film bélico “Men
in war”. Una cinta rodada con aire documentalista que narra sin artificios
las vicisitudes de un grupo de soldados norteamericanos en tierra hostil enfrentados
a una situación límite.
Apoyado
por un guión de Philip Yordan,
Mann construye un film
sorprendentemente moderno, penetrante en su aspecto psicológico y enérgico en
sus escenas de acción. Sin duda podemos situar “Men in war” en clara sintonía con otras grandes obras del género
como “Casco de acero”, “Senderos de gloria” o “La delgada línea roja”; la crítica norteamericana
de la época fue unánime:"Uno de los
mejores estudios psicológicos sobre la guerra jamás realizados".
FICHA
TÉCNICA: LA COLINA DE
LOS DIABLOS DE ACERO “Men in war”.
AÑO:
1957. DURACIÓN: 102 min. PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR: Anthony Mann.
GUIÓN: Philiph Yordan, Ben Maddow. MÚSICA: Elmer Bernstein. FOTOGRAFÍA: Ernest Haller (B&W)
DIRECTOR: Anthony Mann.
GUIÓN: Philiph Yordan, Ben Maddow. MÚSICA: Elmer Bernstein. FOTOGRAFÍA: Ernest Haller (B&W)
REPARTO: Robert Ryan, Aldo Ray, Robert Keith, Philip Pine, Vic
Morrow.
PRODUCTORA: Security Pictures. Productor: Sidney Harmon,
Anthony Mann. GÉNERO: Bélico.
SINOPSIS: Durante la guerra de Corea, tras una
batalla, un pelotón de quince soldados norteamericanos comandados por el
teniente Benson, quedan aislados, e incomunicados, tras las líneas enemigas. Con
los vehículos estropeados Benson ordena una marcha a pie de 30 millas hasta la colina 465, teóricamente
ocupada por fuerzas amigas.
En el
camino encuentran al sargento Montana que huye en un jeep con un coronel en
estado catatónico. Montana un veterano hastiado por la guerra ha decidido
desertar y poner a salvo a su coronel al que quiere llevar a Virginia. El
teniente Benson confisca el jeep y tanto Montana como el coronel se ven
obligados a seguir al pelotón, pronto surgen tensiones y desavenencias entre teniente
y sargento que complicarán aún más las dificultades de la marcha.
El film
que hoy nos ocupa, y con el que pretendemos cerrar con broche de oro este ciclo
dedicado al cine de Anthony Mann,
fue concebido como una apuesta personal del autor, que ajeno a las pautas de
Hollywood dirige y produce, esta atípica película bélica de bajo presupuesto, pionera
del cine independiente.
El
director basándose en la novela "Day
Without End (Combat)" de Van
Van Praag construye junto al escritor Philiph
Yordan (guionista de “Johnny Guitar”
con el que ya había colaborado en “El
hombre de Laramie” y “Desierto
salvaje”) un film sobrio, intenso y profundo; con el que realizan una
crítica antibelicista a la política imperialista que por entonces desarrollaba su país y con la que los Estados Unidos
pretendían frenar la expansión comunista en el sudeste asiático.
“Men in war”, ridículamente titulada en
España “La colina de los diablos de
acero”, trata con realismo la odisea por la supervivencia de un grupo
de soldados tras las líneas enemigas. Para apuntalar ese clima realista el
director se apoya en su talento natural para la planificación y en una cruda
fotografía en blanco y negro. Con minuciosos, y en muchas ocasiones alargados,
primeros planos de los actores, compone un diálogo parco en palabras pero rico
en emociones, en el que se nos muestra el miedo sostenido de los soldados, que
en ocasiones se torna en pánico, provocado por la presencia de un enemigo que
no conoce la piedad, sigiloso y al acecho.
Dentro
del grupo de soldados, el teniente Benson (Robert
Ryan) y el Sargento Montana (Aldo
Ray) se convierten en portavoces de la reflexión sobre la futilidad de la guerra
y el “peso” del deber que realiza Mann
en esta obra.
El
personaje de Ryan se nos muestra
como una nueva encarnación del héroe manniano atrapado en un conflicto entre su
naturaleza humanista y su sentido del deber como soldado. El personaje trata de
conciliar esta dualidad en todo momento, pese a ser plenamente consciente del
absurdo de la guerra y de la pérdida de las vidas de sus hombres
en una lucha tan ajena, trata de sublimar la confusión que estas ideas le producen
centrándose en velar por la seguridad de sus soldados y tratando de llevarlos de nuevo a sus líneas.
Su
mando prudente, sus prejuicios morales y su capacidad para exponerse a los
mayores peligros para preservar a sus hombres, le harán chocar diametralmente
con el sargento Montana (Aldo Ray).
Éste
encarna también a un soldado veterano, mucho más cínico y adaptado a esa guerra
cruel. El sargento es otro personaje complejo que hastiado de la guerra y con
afán de proteger a su coronel (Robert Keith) ha decidido desertar. Al
contrario que el teniente no tiene ningún prejuicio moral a la hora de
combatir, dispara el primero distinguiendo por “instinto” a los amigos
de los enemigos y matando a éstos últimos con saña y sin piedad. Nuevamente el director retrata
la complejidad psicológica del ser humano en uno de sus personajes, dotando al aparentemente
deshumanizado Montana de una relación de amor filio-paternal con el coronel
traumatizado a su cargo, al que cuida tiernamente y protege en todo momento.
Con
mano maestra Mann nos guía a través
de las reacciones naturales de estos hombres, haciéndonos testigos de sus
momentos más bajos en los que priman el cansancio y la extenuación. Así como de sus
crisis de angustia en las que el aturdimiento y la incomprensión, por la
sinrazón de la guerra, hacen mella en sus esperanzas de supervivencia. Tanto a los soldados del pelotón como a los
espectadores, no se nos escapa que los dos protagonistas (Benson y Montana) en
continua pugna por su disparidad de talante y su forma de afrontar la lucha se
complementan estupendamente (aunque a regañadientes) a la hora de asegurar la supervivencia del
grupo.
Gracias
a la estupenda fotografía en blanco y negro de Ernest Haller, capaz de radiografiar los rostros de los personajes
con una dura luz diurna, se afianza ese tono, a caballo entre el documental y el
reportaje, ya enunciado por la planificación. Retratando unos rostros en los que los sufrimientos de cuerpo y alma quedan impresos de una forma tan veraz como
fascinante.
A su
vez la música de Elmer Bernstein suma
aires heroicos, tonos dramáticos, compases militares y melodías de inspiración
popular coreana que se alternan de una manera harto eficaz con duros y
significativos silencios.
Y para
cerrar tanto la presentación del film como este ciclo dedicado a la obra de Anthony Mann, me gustaría manifestar el
carácter paradigmático de “La colina de
los diablos de acero”. Una película en la que el autor reflexiona en torno
a sus habituales preocupaciones intelectuales y sociológicas: La
psicológia y la capacidad de respuesta del ser humano expuesto a situaciones
duras y complejas. Y a los efectos de la violencia, aquí en su forma más
terrible y devastadora, la guerra. Violencia que Mann condena en su forma más
depredadora, cuando se utiliza para satisfacer la ambición ya sea de personas o
naciones, pero que justifica a nivel individual y puesta en manos de esos personajes
tan reales que él maneja, cuando se enfrentan a situaciones límite.
Así pues aquí os dejo con esta obra audaz y
rabiosamente moderna capaz de hablar por si sola de ese gigante que fue Anthony
Mann.
David, esta película no sabía ni que existiera. Buen momento para verla y comentar algo una vez lo haya hecho. Muy buen post.
ResponderEliminarProbablemente nos encontremos ante la película con la que el género bélico se hizo adulto. Otra notable muestra del talento de Mann. Es una lástima que el ciclo termine sin haber profundizado en alguna de las cintas históricas del director, así que aprovecho para reivindicar tanto "El Cid", que goza de muy mala prensa entre el sector más progresista de la crítica y el público de nuestro país, como "La caída del Imperio Romano".
ResponderEliminarUn saludo y felicidades por la entrada.
Yo haría una excepción y pondría en el ciclo La caída del imperio romano. No la vi y me dijeron que es una maravilla. Con Ricardo ya somos dos los que hacemos esa solicitud.
ResponderEliminarPelícula muy extraña, granítica, con enemígos invisibles en un pasisaje desolador y unos hombres perdidos en sí mismos.
ResponderEliminarBuena iniciativa la del ciclo sobre Anthony Mann. Director "todo terreno" que brilló en toda clase de géneros: policiaco, musical, western, superproducciones de cine histórico, bélico... En este último género es donde, a mi parecer, demostró con menos fuerza su maestría. Tanto "Men in war" como "Los héroes del Telemark" (creo que no dirigió más bélicos) son filmes que no me acaban de convencer.
ResponderEliminar"Men in war" la recuerdo como un film claustrofóbico (aun siendo rodado en exteriores), en el que un pelotón de soldados intenta conquistar una colina mientras las fuerzas enemigas van surgiendo como depredadores, del suelo, de los árboles, de entre la niebla. Se trata, en efecto, de un bélico casi metafísico.
Desde luego, no es mala idea recuperar el cine de superproducción de Mann: "La caída del imperio romano" y "El Cid", un filme, que, sobre todo, en España, debe verse.
Saludos cinéfilos.
@Javi
ResponderEliminarGracias Javi, es una película muy recomendable pero hazte a la idea que no te vas a encontrar con la típica película bélica con mucha acción, actos heroicos y soldados arquetípicos.
No, esta es una película en la que la tensión se va acumulando durante la marcha hacia la colina. En esta marcha casi no hay momentos de acción bélica, sólo algunos latigazos aislados duros y secos que nos ayudan a conocer los caracteres del sargento Montana y del teniente Benson.
Y en los últimos 15 se desarrolla una trepidante secuencia de acción bélica (que no explicaré para no destriparte la peli).
Sobre los personajes, Mann se ocupa de mostrarnos en todo momento, que nos encontramos ante seres humanos, no soldados alienados por ideologias o patrioterismos, ni máquinas de matar psicopáticas. Son sólo hombres que no comprenden, que sufren y que pasan miedo.
Me parece increíble que la película no levantase ampollas (políticas) en su momento, ya que no aparece en todo el metraje ni una sóla alusión a "la patria" y el heroismo... ni siquiera nos muestran una bandera norteamericana. Y la secuencia final... habla por si misma, ya la vereis, la actuación de Ryan pone los pelos de punta, es de los mejores alegatos antiguerra que he visto sin estar sustentados por un discurso.
Algo increible en un film belico USA.
Bueno una peli para descubrir, yo también lo he hecho, muy buena.
@Ricardo
ResponderEliminarEs cierto, lo mismo que ocurrió con el western Anthony Mann renueva el cine bélico. Al introducir en éste sus reflexiones sobre el hombre y la violencia, abre el campo de visión encontrando una nueva forma de afrontar el género más madura, intelectual y moderna.
Un nuevo cine bélico que quizás antes sólo se había intuido con alguna película como "Sin novedad en el frente" de Lewis Milestone.
@Pepe
ResponderEliminarEn efecto, seca y dura como un latigazo de vodka, pero al igual que éste te calienta el corazón y se te sube a la cabeza.
@Fernando
ResponderEliminarEn efecto Mann sólo rodó estas dos películas si bien "los héroes de Telemark" es una película bélica mucho más al uso, "Men in war" es muy innovadora y comprometida.
Calificarla de "metafísica" me parece una apreciación interesante por tu parte.
Pues bien es cierto que Mann realiza un profundo estudio de la naturaleza humana expuesta a la sinrazón de la guerra; ayudandose con en el ritmo, el paisaje, la planificación y la fotografía (hay algo de Dreyer aquí).
Un saludo.
Por mi no hay inconveniente en introducir "La caida del Imperio Romano" como extra en el ciclo dedicado al cine De Anthony Mann.
ResponderEliminarTeneís todos razón en que el ciclo queda un poco cojo al no haber revisado ninguna de sus superproducciones históricas.
A ver que opina mi media naranja (en la vida y cinematográfica) y los demás seguidores de ciclos de cine en la sombra.
@A Ricardo y Fernando coincido con vosotros en que "El Cid", es una gran película, que además suelo tener muy presente, digna de ser reivindicada. De hecho ahora mismo la estoy reivindicando a nivel doméstico ya que la estamos viendo (en dos sesiones) con nuestras hijas.
Un saludo para todos y gracias por vuestras sugerencias.
Es absolutamente cierto que se trata de una película extraña.
ResponderEliminarPrimero porque siendo un film bélico, el guión es atípico, apenas se muestra la batalla ni las acciones de guerra habituales.
Segundo, porque el mensaje es precisamente antibélico, nos destripa la guerra para enseñarnos su cara más absurda aquella en la que no existe justificación alguna para lo que están viviendo los soldados.
Tercero porque los personajes son paradójicos. Por un lado tenemos al humanista, el teniente Benson, que sometido a una situación extrema, se centra en salvar la vida de sus hombres e intenta no perderse en valoraciones, porque si lo hiciese el desánimo le aplastaría. No cree ni entiende la guerra pero participa como el que más.
Por otro lado, nos presentan al soldado desertor, el sargento Montana, que harto de la situación decide dejar de participar en ella, y se lleva a su coronel, con el que mantiene una relación paterno- filial. Montana no se plantea cuestiones existencialistas, sólo sabe que si no mata le matan a él. Es eficaz y duro, un auténtico hombre de guerra, pero no quiere participar y ahí está la paradoja.
Como es habitual en Mann, el factor psicológico de los personajes, es el motor del film., estamos ante el héroe manniano, pero esta vez en un contexto bélico.
La película recibió muy buenas críticas en su momento, se la tildó de unas de los mejores films bélicos conocidos, cosa que me sorprende, el mensaje antibélico e incluso anti-imperialista americano, no recibieron crítica ni castigo.
A mi juicio es una película fundamentalmente intelectual y mucho menos esteticista que las que hemos visto de Mann hasta ahora.
Estoy de acuerdo con Ricardo Pérez. Estamos ante una película de "guerra" adulta. Mann es todo un maestro de la dirección y ya es hora de que se le reivindique como dios manda.
ResponderEliminarSin duda que "La caida del imperio romano" es un peliculón. Creo que es la única película "peplum" de culto. Tuvo poca repercusión en taquilla y segnificó la "caida del imperio Bronston", pero hoy muchos críticos la colocan muy pero que muy bien. Hay una anécdota muy sabrosa acerca de esta peli. El papel de Lucilla, que interpretó Sophia Loren le fue ofrecido a Sara Montiel, pero ésta lo rechazó...¡glupp! Creo que si la Sara hubiera participado en esta peli hubiera sido un desastre.
Un abrazote.
@David. me parece bien que complementemos el ciclo de Mann con una gran superproducción, "el Cid" que nos toca más de cerca puede ser una buena elección.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestas sugerencias, que harán este periplo más interesante y atractivo.
@ANRO
ResponderEliminarVaya con Saritísima, que fuerte pisaba por aquel entonces, rechazando semejante papelón.
Una anecdota muy cachonda, y sí, yo también creo que hubiese sido un fiasco como Lucilla.
Desde ciclos de cine nos sumamos a la reivindicación de Mann como maestro del cine y te apuntamos a la lista pro-revisión de "La caida del imperio romano".
Gracias por comentar y un saludo.
Por cierto que Mann fue de los primeros en reivindicar la imagen del indio en sus westerns, de hecho el primero que rodó “La puerta del diablo” (Devil’s Doorway, 1950), se considera pro-indio.
ResponderEliminarY si a esto le sumamos su película antibélica, podemos concluir que su compromiso social era firme y que supo exponer sus ideas con éxito y sin sufrir la censura o la indiferencia de crítica y público.
Hay que reivindicar a Mann y colocarlo a la altura de los más grandes. Esta película demuestra que era un autor, con todo lo que eso significa.
ResponderEliminarSaludos!
@Ethan
ResponderEliminarEfectivamente Ethan si nos atenemos al concepto de autor acuñado por los críticos de los Cahiers du Cinéma esta claro que Anthony Mann indudablemente fue un "auteur". A lo largo de toda su filmografía es capaz de plasmar sus reflexiones e inquietudes, asumiendo riesgos y esquivando las limitaciones impuestas por el sistema de estudios.
Esta busqueda de libertad quizás encuentra su máxima expresión en "Men in war" ya que para su producción se salió del opresivo control de las majors, arriesgando además su dinero en la co-producción del film, para no tener presiones a la hora de realizar una película poco comercial y controvertida políticamente.
Pero antes ya lo había hecho prefiriendo transitar por el cine de bajo presupuesto, a cambio de esa libertad. Viendo recompensada esa apuesta personal por el exito que le llegaría de la mano de los westerns protagonizados por James Stewart. Un éxito que sirvió para reafirmarse en sus planteamientos y realizar esta película y más adelante implicarse en el fugaz pero grandioso proyecto de Samuel Bronston.
Un saludo y gracias por dejar tu opinión en nuestra casa.
Es una peli curiosa. Me resulta sorprendente que el desertor sea el que mejor preparado parece estar para la guerra y el que mejor se desenvuelve en ella (Aldo Ray),y que los que aguantan, los que forman el grupo, sean los que peor lo llevan y manifiesten tan intensamente, y sin tapujos, sus miedos, menos el teniente interpretado por Robert Ryan: éste sí se desenvuelve bien en la guerra, aunque le parezca algo atroz. Su trabajo principal es cuidar de sus hombres.
ResponderEliminarMe gustan esos momentos en los que el soldado espera como puede, hay un cierto lirismo en las escenas. Hablo de esa intimidad del soldado en la batalla, o a la espera de ella. En esas escenas se palpa el miedo. No hay heroísmo y sí emoción a flor de piel, y un miedo que paraliza.
Los estragos emocionales que produce la guerra en los soldados también están en esta peli de Mann; vemos esto en algunos de los soldados que forman el grupo y, sobre todo, en el coronel que padece una especie de catatonia traumática.
Hay también una amenaza continua como en la sombra. Al enemigo no se le ve, apenas, pero se le intuye. Es un acecho continuo que dispara los nervios. Los coreanos te controlan y esperan el momento oportuno para dar el golpe definitivo... son persistentes y eso a los norteamericanos los exaspera. Hay momentos en los que parece haber un juego entre el ratón y el gato, donde el gato sería el coreano y el ratón cualquiera de los hombres que forman el grupo del teniente Benson.
La parte más humana de Rober Ryan se ve clara todo el tiempo, pero la de Aldo Ray no tanto, sólo conocemos parte de esa presumible humanidad de Ray cuando habla con su coronel y le dice que echa de menos cuando lo trataba como a un hijo (le llamaba hijo). Igual que Robert Ryan quiere salvar a sus hombres y cuidar de ellos, Aldo Ray hará lo mismo con su coronel. Son objetivos comunes en dos personajes que ven la guerra desde su lado. La ambigüedad moral de Aldo Ray marca la historia. Después de todo, y a pesar de que no cuenta con toda la simpatía del teniente, y de que tiene más que palabras con alguno de los soldados del grupo, los salva en más de una ocasión, aunque sus métodos sean muy mal vistos por Ryan (escena en la colina con los coreanos y la tampa...) Ray es un superviviente de la guerra y sabe como conducirse, aunque no quiera participar en ella por motivos que algunos podrían considerar nobles: - proteger a su coronel y sacarlo del infierno que es la guerra y que le ocasionó el trauma -
>PD: De cualquier forma, no queda del todo claro si ese es el motivo verdadero, o principal, que mueve a Aldo Ray a desertar... de ahí la ambigüedad tan radical del personaje. De haber otro motivo no tendría porque ser la cobardía, de hecho demuestra no ser cobarde en muchas ocasiones; podría ser la necesidad de autoconservación porque no cree en la guerra aunque se demuestre dispuesto y arrojado cuando hay necesidad (Antítesis con el personaje de Robert Ryan en cuanto al compromiso). Podría ver las cosas tan mal que quisiera huir para salvarse lo mejor que pudiese; podría tratarse de intentar ser pragmático en la guerra, tan sólo...pero eso es muy interpretable...
ResponderEliminar@Javi
ResponderEliminarMe gustaría felicitarte por lo bien que has descrito los momentos de espera de los soldados, creo que con las palabras justas has plasmado toda la poesía implicita en esos rostros magnificamentes retratados.
Respecto a la cuestión que has planteado sobre la incongruencia que aparentemente existe entre los actos y las aptitudes del sargento Montana, creo que intuyo la respuesta.
Montana al igual que el teniente es un hombre hastiado por la guerra y al igual que éste se plantea el absurdo de ésta y las terribles consecuencias que acarrea.
Benson lucha para salvar a sus hombres pero también por cumplir su "deber" como soldado.
Sin embargo Montana se ha liberado de ese sentimiento de deber y por eso se rebela y deserta. Ya sólo lucha durante la marcha para asegurar su supervivencia y la de su coronel.
¿Y en qué momento Montana se ha liberado de ese sentido del "deber"? En el momento en que su coronel queda en estado catatónico, privado de voluntad.
Está claro que la relación de Montana y el coronel es de padre e hijo. El coronel-padre es el guía de Montana-hijo. Los dictados y el ejemplo del coronel eran los que daban a Montana ese sentimiento de "deber" del soldado y este los aceptaba sin entrar en valoraciones, como los hijos obedecen a los padres queridos y respetados y proceden siguiendo su ejemplo.
Montana huerfano del ejemplo del coronel actúa de acuerdo con su propio criterio y por eso decide desertar, cuando se recupera el coronel, recupera el sentido del "deber".
Esto que da claro en la secuencia final, cuando el coronel se recupera al oir el fragor del combate del que Montana se ha abstenido de participar. Los reflejos de viejo soldado son los que lo sacan de su parálisis física y mental, y sin poder hablar siquiera coge el arma y se lanza a la lucha; en ese momento Montana sigue ciegamente a su padre-guía aunque intelectualmente haya decidido no volver a participar en combates en los que su supervivencia o la de su coronel no estén comprometidas. La devoción por su padre supera los dictados de su razón.
Creo que por ahí van los tiros.
Un saludo man.
Es así, David, yo también lo veo así; pero no lograba expresarlo suficientemente bien ni desarrollarlo igual de claro.
ResponderEliminarPara mí esta peli va a más. Termina muy bien. Es una peli no sólo con mensaje sino con muchísimos matices, y muy inteligentemente introducidos en la historia.
El segundo comentario que había hecho es contradictorio con lo que digo en el anterior post. Pero era otra interpretación que me había venido... ahora veo, tras tu explicación, que equivocada. La relación con el padre-coronel era lo importante y el hastío por la guerra, está claro. Montana y Ryan son dos caras de la misma moneda.
ResponderEliminarCuando comenté la necesidad de autoconservación quería expresar que no sólo era la suya (la de Aldo Ray) sino la de su coronel (conservación). Su huida es por el motivo principal del hastío y la sinrazón de la guerra; ya no lo mueve ningún deber, sólo el de salvar a su coronel (que es como la figua de su padre). Salvando a su coronel se salva a sí mismo... no sé si eso tiene algún sentido para ti, David.
ResponderEliminarDe cualquier forma la autoconservación no es egoísta en Ray, es derivada del deseo de proteger (conservar) a su coronel.
En resumidas cuentas: no sé si sólo hay idealismo antibelicista en el mensaje que se nos quiere dar de la relación entre Aldo Ray y su coronel o también hay, aunque en segundo plano y muy razonable porque la autoconservación es algo universal e instintivo en el hombre, el quererse salvar de una guerra que no va con él y de la que trata de escaparse, ayudando en su necesidad al coronel.
Una pregunta que dejo: ¿Habría desertado Ray igualmente, aunque no fuera en el mismo momento que describe la película, de no haberle ocurrido eso a su coronel? Tal vez esa era una idea que le rondara, y el suceso del coronel lo ayudó a decidirse…
Yo también estoy de acuerdo en eso, Montana, al igual que un buen hijo que cuida de su padre impedido, protege al coronel cuando cae enfermo y desvalido. Otra de las razones de la deserción y del hastío que siente por la guerra, es que ésta es la causante directa de la "enfermedad" del coronel, y como cualquiera que quiere a una persona con esa intensidad, rechaza completamente lo que hace daño a su ser querido.
ResponderEliminarRespecto a tu pregunta, yo creo que no hubiera desertado. La figura del coronel y su ejemplo (esta claro que por lo poco que Mann nos muestra del coronel es un militar con un alto sentido del "deber" y al igual que Ryan capaz de liderar y luchar codo con codo con sus hombres) son más poderosos que las dudas morales del personaje de Ray.
Una cosa más, David, y ya no doy más el coñazo que a veces tengo la impresión de que quiero sacar cosas de donde no las hay... algo más que se podría interpretar es que Aldoy Ray sí podía tener ideas de deserción antes del suceso del coronel (en contradicción con lo que dijiste tú antes… es sólo una teoría), y que fuera precisamente éste el que lo ayudara cuando le surgían esas dudas con respecto a la guerra, una ayuda que le ofrecía como lo hubiera hecho con su propio hijo por la relación evidente que tenían...porque, después de todo, si no tenía esa idea ya de desertar entonces, ¿por qué no lleva al coronel a un hospital para que lo curen, o lo atiendan bien, sin más, cuando le ocurre el percance traumático?¿Por qué se fuga con él? Su propio hijo hubiera hecho eso para que estuviera mejor y se pudiera recuperar, estando a salvo de la guerra, y más si el coronel era un hombre comprometido con la guerra y su país que seguramente no hubiera desertado de haber estado bien. Eso es confuso... ¿Por qué se lo lleva en una escapada desesperada? Son ese tipo de preguntas que surgen a veces en esas pelis de Mann en las que la actitud o formas de actuar de alguno de los personajes son confusas, ambiguas, y el no concretar Mann ,voluntariamente, ciertos aspectos le da más incertidumbre a esos personajes y a las relaciones que mantienen; eso le da más atractivo a las historias y pueden surgir preguntas que te hacen pensar… por ejemplo, y hablando de La brigada suicida: ¿Por qué O´Keefe es un policía si siente esa atracción por el mundo del hampa?¿Por qué no es un mafioso?¿O es que desconocía que era ser un mafioso y lo que se podía sentir siéndolo?
ResponderEliminarA veces soy muy pesado, David. Creo que a partir de ahora no voy a marear tanto la perdiz ni a hacer comentarios tan largos... eso sí, colaborar seguiré colaborando :) pero sin tantas historias. Hasta la próxima, David. Un saludo.
Yo no veo ningún problema en estrujar una idea hasta quedar satisfecho con los resultados.
ResponderEliminarYo (como casi todo el mundo) por inercia, tengo la costumbre de llenar las lagunas de guión de las películas(salvo en las que en vez de lagunas tienen oceanos) con deducciones propias basadas en lo que se nos muestra en el film fundamentalmente. Muchas veces cuando intentas verbalizar esas conclusiones te das cuenta o se da cuenta tu interlocutor que tus explicaciones no despejan todas esas zonas ambiguas. Es el momento de trabajar en equipo e intentar aclarar lo que se pueda, dandole vueltas a las deducciones en busca de nuevas conclusiones y si no tienen aclaración aceptarlo como tal, como un punto que el director pretende que sea deliberadamente ambiguo o simplemente un problema de mala realización (ya sea por un corte excesivo en el montaje o porque se trata directamente de una mala producción).
Por ello, te agradezco que realices esa labor en este fórum que vuelvas una y otra vez sobre las argumentaciones que plantean diferentes respuestas, eso sí con planteamientos diferentes (que lo haces) para sacarle el jugo a la película.
Y ahora voy a concretar:
ResponderEliminar- Sí, es más que posible que Montana tuviese ideas de deserción antes del trauma del coronel, también pienso que es posible que se las plantease a éste.
En cualquier caso no creo que el coronel alentase esas ideas de deserción en Montana, todo lo contrario, yo pienso que trataría de aplacarlas y seguir demostrando con su ejemplo que es lo que deben hacer los "buenos soldados".
-Al ¿por qué no lleva al coronel a un hospital directamente? La respuesta porque no puede, porque al igual que el pelotón de Benson, ellos han quedado aislados tras las líneas enemigas. Tiene que volver a sus líneas para encontar un hospital. Creo que en algún momento Montana explica que antes de llegar a Virginia tienen que pasar por una población coreana, por lo que deduzco que pretende volver a sus líneas para después dar el definitivo salto hasta EEUU.
-Al presentarnos Mann una escapada tan alocada, nos define el caracter impulsivo e instintivo de Montana. Un hombre agresivo, que lucha por instinto y que protege a los suyos con uñas y dientes. Es un comportamiento bastante primario, desatado por la falta de represión que ejercía sobre él su mentor, el coronel. Algo que Mann se esfuerza en presentarnos en oposición al teniente Benson, más reflexivo y con sus problemas éticos. Un intelectual frente a un hombre muy básico. Dos opuestos, ambos veteranos combatientes . Por eso se complementan tan bien y por eso se llevan tan mal.
Mi momento favorito es aquel en el que el teniente Benson dice que no existe la guerra, ni corea, ni los soldados, ni siquiera los EEUU. Sus palabras taslucen el gran absurdo de la guerra, en unos instantes de debilidad el teniente deja que sus planteamientos éticos tomen la delantera. Pero consigue sobreponerse acallando su voz interior para actuar en cumplimiento de su deber.
ResponderEliminarBuena elección Cristina, mi momento favorito va un poco en la misma línea.
ResponderEliminarEs al final de la película, cuando Ryan tira las chapas de identificación de sus soldados caídos durante la toma de la colina. Tras darle Montana al teniente la medalla al valor que el coronel le entregó (como una preciosa herencia que pasa de padre a hijo) cuando estaba agonizando.
Benson lleno de amargura procede a "condecorar" a los hombres muertos con sus propias chapas de identidad. Con gesto desolado e incluso asqueado tira al suelo de la colina las chapas mientras va nombrando uno a uno a todos los caidos.
Siendo más consciente que nunca de que el deber del soldado no compensa nunca la perdida de vidas humanas.
Esta secuencia final me parece uno de los mejores momentos antibelicistas retradados cinematográficamente.
Jugando a las suposiciones, y basandome en la conmovedora interpretación del gran Robert Ryan en la secuencia. Creo que Benson a partir de ese momento queda roto por dentro.
Ya que para un hombre como él con su ética humanista, la perdida de esos hombres por los que ha estado velando, a costa de cumplir el deber de luchar en esa guerra(que él ya ha concluido que es absurda) le pasará a su psique una factura impagable.
Gracias por la explicación, David. Esa escena se me pasó por alto. Creí que ellos estarían combatiendo, pero no en ese plan, parecido a como lo hacían Benson y sus hombres (como una patruya perdida y aislada). No sé porqué creí que ellos estarían con un ejército más grande combatiendo y que tendrían su infraestructura sanitaria.
ResponderEliminarExcelente película. De entrada los protagonistas no han de lograr una arriesgada misión, sólo salvar la piel pues una ofensiva los ha dejado tras las líneas enemigas (igual premisa que algunas novelas de Sven Hassel) Impresionante la escena en que aparece Ray con su coronel desquiciado atado en un jeep. Además emplean métodos discutibles como hacer andar a un prisionero para comprobar si hay trampas. Una de las mejores muestras de cine bélico. Borgo.
ResponderEliminar@Miguel
ResponderEliminarSí creo que llevas algo de razón en que al igual que en las novelas de Hassel, "Men in War" nos muestra los métodos poco ortodoxos de los soldados veteranos en su afán por sobrevivir; también es cierto que el personaje de Aldo Ray podría tener puntos de conexión con el "Hermanito" de Hassel.
Pero creo que el film de Mann es infinitamente más maduro e intelectual que las novelas del danés, que se suele mostrar mucho más pirotécnico y efectista a la hora de desarrollar las andanzas de sus "héroes".
Si bien es cierto que tanto Mann como Hassel nos muestran soldados hastiados por la guerra que a pesar de todo siguen combatiendo.
Buen comentario Miguel y pasate por ciclos de cine siempre que lo desees.
Joer, cada día estoy más atontao, David. Sí que le dice que lo tiene que llevar al hospital. Acabo de poner la escena otra vez y se lo dice.
ResponderEliminarMe ha gustado más que los westerns de este director.
ResponderEliminarYa lo habéis dicho todo (¡qué montón de conentarios!)
Pinceladas diversas:
-La realización excelente.
-Maravillosa la habilidad del coronel para fumar sin manos
-¡Milagro, milagro! ¡El coronel paralítico echa a correr ladera ariba! Los milagros de Lourdes se quedan pequeños...
- (Dejando las bromas:) Los 5 segundos que resumen toda la película: el teniente observa la foto de la familia del japonés muerto, y mira al tarugo de Montana como diciéndole: "¿Ves como son seres humanos?"
- Finalmente: La palabra "desertor" es dura porque conlleva asumir la validez de las reglas de la guerra (que el desertor infringe). Admiro a la gente coherente. Montana lo es y el teniente no. Ambos han comprendido que la guerra no tiene sentido y ya no sienten que ellos mismos sean la pieza de ningún engranaje militar. Y a pesar de todo el teniente sacrifica a sus queridos hombres para tomar la colina ¡Eso es un aleluya a los valores militares incrustado dentro de una película aparentemente antibélica!
Me gustó el blog. Enhorabuena. Vamos a hacer una conexión
ResponderEliminarideas? Y VIVA EL CINE!
Abrazos
www.ofalcaomaltes.blogspot.com
@Javier
ResponderEliminarFumar sin manos, complicadiiiísimo... el humo permanentemente en los ojos y alto riesgo de quemaduras de 2º grado en los labios.
Con esas habilidades, no me extraña que llegase a coronel el tío. jejeje como pones la puntilla Javi.
Benson se autoinmola psicológicamente al mandar a sus hombres al matadero. No ha sabido salir airoso de su encrucijada moral y en la secuencia final de las medallas es plenamente consciente de ello. Como tú bien dices no ha sabido ser coherente y lo pagará.
No lo veo como un aleluya a los valores militares, más bien Mann nos somete a una exposición brutal a lo terrible de la guerra y a lo perverso de los valores militares.
Veredicto: Antibélica por terapia de aversión.
@Antonio, gracias amigo tu blog también está muy bien. Un saludo.
Te visitamos.
Acerca del teniente Benson:
ResponderEliminarSi el teniente Benson es oficial posiblemente lo sea por dedicación, porque le gusta su trabajo, auque haya cosas que no le convenzan. Sabrá bien qué es la guerra y lo que suele ocurrir en ella. Por la edad que tiene, y el año de la guerra de Corea, seguro que había participado en la segunda guerra mundial y habría vivido experiencias similares, aunque no fuesen tan al límite. Si fuese un soldado podría interpretarse aún más fácilmente que fue obligado a ir por tener dudas o rechazar el uso de las armas por ideología. Ya se sabe lo que le ocurría a la gente que no quería ir al ejército cuando había una guerra y era reclutada… a la cárcel por insumisiójn (un caso que se me viene ahora es el de Muhammad Ali). La actitud de sentirse mal por haber muerto sus hombres en la batalla es noble y entendible, como es lógico, pero es algo que se podía dar perfectamente dedicándose a al oficio de las armas.
De estar desencantado con la guerra, y, consecuentemente, con el ejército, una posibilidad sería haberlo dejado, a no ser que no pudiese por estar embarcado su país en pleno conflicto armado. En este caso sería un secuestrado de su nación, como muchos jóvenes que debían alistarse obligados si no querían ser castigados por su país con la cárcel de mantenerse en su decisión de no querer ir a la guerra. En lo anteriormente dicho estaría hablando de una versión como de denuncia hacia gobiernos e intereses por mantener el status quo de nación privilegiada, la norteamericana.
El defender los valores de libertad y democracia entrarían más bien en la segunda versión, la que llamaría algo así como romántico- pacifista por la dualidad que se da en la evolución… en esta versión, Benson, se daría cuenta en Corea, o ya antes, de la sinrazón de la guerra a pesar de haberla justificado y haber colaborado en ella para intentar ganarla por esos valores de libertad de la que tanto presumen los norteamericanos, aunque en tales decisiones entran más, creo yo firmemente, motivos geopolíticos de intereses, y económicos, que éticos. Benson se sentía obligado con la causa de la guerra porque creía en ella.
Pero en su evolución comienzan a surgir cada vez más dudas, comienzan a resquebrajarse sus ideales, con lo que se sentiría un hombre confundido y engañado, igual de engañado que se sentiría Tom Cruise en su película Nacido el 4 de Julio cuando los políticos de su país querían meter el miedo a la población con amenazas de enemigos que no eran tales: un pretexto cínico para mantener la influencia y el poder del último imperio.
El cambio último de Benson obedece a lo injusto que le parece morir de una forma tan triste, como animales sacrificados, e injustificada; ninguna guerra justifica aquello y Benson lo demuestra en su comportamiento final. Hay en él un claro descontento y un rechazo hacia la guerra evidente.
Buen análisis sobre la personalidad del teniente Javi, felicidades porque has trabajado muy duro con esta película. La verdad es que es muy buena y da para hablar y debatir largo y tendido.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas me gustaría comentaros que mañana colgaremos una entrada sobre LA CAIDA DEL IMPERIO ROMANO, prolongando con este film una semana más el ciclo dedicado al cine de Anthony Mann.
Esperamos con ello completar de forma satisfactoria una visón más global de la obra de este polifacético autor.
Gracias a todos por seguir ahí.
Bueno ante todo lo primero que tengo que hacer es pedir disculpas por mi humanidad, entiéndase esta, como incapacidad de abstracción, para hacer un juicio critico exento de imparcialidad, he de reconocer que he visto las películas de este director prejuzgadamente, no me gustan los westersn.
ResponderEliminarPor otro lado me encanta el cine bélico.
Pues bien esta película que confiaba borrase el poso oscuro de los western, una peli bélica mmmm que bien.
Que malisisisisisisisma, no me ha gustado nada, creo que ha de estar en las listas de cine C ò D… por dios, ni las selva junglar lo era ni el buen soldado ni el gay poniéndose flores en el casco, pero que es esto y el general, casi da la risa, no me ha parecido una peli anti bélica, me ha parecido una peli anti cine
@Rafa
ResponderEliminarY yo que pensaba que el del casco con flores te habría hecho saltar una lagrimita.
Aaaay corazón de piedra.
Abuelo cebolleta.
ResponderEliminarEsta película la ví en Televisión Española cuando se emitió en los años 60, la dieron por la noche, y me acuerdo de que fue la primera vez en mi vida en ver las excelencias del Jeep..., ahora una chorradita final, la película me impresíonó tanto que al final conseguí que me regalaran el super equipo "misión campaña" de los madelman, con su jeep, sacos terreros, caja de granadas, fusiles Thomson, etc..., igual que en la película.
Un saludo