El
reciente fallecimiento de Tony Curtis
nos lleva a hacer otro alto en nuestra revisión a la obra de William Wyler para rendir homenaje al
protagonista de clásicos de la talla de “Con faldas y a lo loco”, “Los vikingos”, “Espartaco” o “Fugitivos”.
Nacido como
Bernard Schwartz el 3 de junio de 1925 en el seno de una familia de inmigrantes
húngaros del Bronx, desde muy joven se aficionó al cine haciendo de Cary Grant su modelo a seguir tanto en
la vida como en su forma de actuar.
Tras
participar en la Segunda Guerra
Mundial regresa a casa e ingresa en la escuela de interpretación New School of New York donde comparte aula con Walter Matthau o Rod
Schneider.
En 1948
la Universal le hace un primer contrato y empieza su
carrera en Hollywood como galán, papel que repetiría una y otra vez a lo largo
de su vida, en vehículos para su lucimiento.
Un año más tarde se
casa con Janet Leigh (“Psicosis”, “Sed de mal”) con la que estuvo casado 11 años y con la que tuvo
dos hijos. Uno de
ellos, Jamie Lee Curtis (“Un pez llamado Wanda”, “La noche de
Halloween”), también seguiría los pasos de sus padres.
En 1953
llega su primer éxito con la película “Houdini” biopic del famoso mago escapista.
El actor
al verse encasillado en papeles de galán, crea su propia productora para tratar
de demostrar que también dispone de sutiles dotes interpretativas. Así en 1958 rueda junto a Kirk Douglas y su esposa Janet Leigh “Los vikingos” de Richard Fleischer una de sus grandes
películas.
Ese
mismo año llegará su primera y única nominación a los Oscar por su brillante interpretación
del preso blanco que huye de la cárcel encadenado a un preso negro (Sidney Poitier) en la película “Fugitivos”
del realizador Stanley Kramer .
Pero
será en 1959 cuando Curtis protagonizará su película más recordada la deliciosa
comedia “Con faldas y a lo loco” dirigida por Billy Wilder y coprotagonizada por Jack Lemon y Marilyn Monroe.
Posteriormente
daría lo mejor de si mismo en películas tan dispares como “Operación Pacífico” (1959), “Espartaco”
(1960), “Taras Bulba” (1962), “La carrera del siglo” (1965) y “El estrangulador de Boston” (1968).
Desde Ciclos de Cine queremos recordar Tony Curtis ese simpático galán,
vividor y mujeriego que exprimió al máximo el papel que la vida le había
dado. Para ello proponemos revisar la
mítica cinta “Los vikingos”.
Esta magnífica película narra las aventuras de Einar (Kirk Douglas) y Erik (Tony Curtis). Dos vikingos, príncipe y esclavo, que se odian profundamente. Ambos son hijos de Ragnar (Ernest Borgnine) el rey de los vikingos (aunque ninguno de ellos sospecha su parentesco) y pese a su odio común se ven obligados a unir sus fuerzas para rescatar a la princesa Morgana (Janet Leigh), a la que ambos aman, de las crueles garras del rey inglés Aella (Frank Thrink).
Siempre me gustó está película, de pequeño alucinaba con estos salvajes vikingos con sus barcos, sus hachas y el carismático Kirk Douglas al mando de semejante horda.
ResponderEliminarAhora pasados unos cuantos años me doy cuenta que la fórmula sigue siendo igual de eficaz: Acción de primera con sus batallas, abordajes y duelos de espada. El triangulo de amor odio Douglas-Curtis-Leigh. Un rey brutote pero simpático (Borgnine) y otro malo y viscoso (Thrink). Y sobre todo una buena muestra de los usos y costumbres vikingos (impagables las secuencias en el gran salón de banquetes, sobre todo el momento hachas-trenzas). Estas secuencias siempre me hicieron dudar si los vikingos eran así de verdad o estos insertos costumbristas fueron fruto de la mente de un guionista inspirado.
La película rodada con solvencia por Richard Fleischer especialista en cine de género con buenas dosis de acción hace un magnífico trabajo con el rodaje de exteriores mostrandonos un paraíso nórdico y primaveral (sacado mismamente de Peer Gynt). Los cruces de miradas (que matan) entre Erik y Einar en un notable trabajo de plano contra plano. Y el asalto final del castillo de Aella con el duelo entre los dos protagonistas en lo alto de la torre del homenaje en el que Fleischer sigue con el trabajo plano contra plano, esta vez alternando picados y contrapicados, para marcarnos esos momentos en que por fin la rivalidad y el odio se traducen en mandobles y estocadas para acabar con el oponente.
(SPOILER) Y la resolución de la película es muy coherente. Einar no consigue matar a Erik (algo que es una constante en todo el film) no por falta de oportunidades lo tiene a huevo, Erik con la espada rota y esperando la muerte, sino porque duda y vacila como ha dudado durante todo el metraje.Y es que Erik es un personaje tocado por Odín y protegido de éste. Nacido príncipe, crecido como esclavo y elegido, tras mucha lucha y penurias, para ser rey y para llevarse a la chica guapa al huerto.
El sueño americano vikingizado...
Por último destacar la labor de Tony Curtis que de todos los interpretes es el que me resulta más creible. Marcado por el odio y el resentimiento se comporta como un animal, unas veces acorralado y otras con la determinación de un toro. No sonrie, no vacila y sabe que no pierde nada, por lo que lucha sin cuartel por lo que quiere y desea.
Sin embargo Kirk Douglas que también lo hace bien está un poquito sobreactuado en los momentos festivos.
Esas risotadas ¡JAHJAHJAH!
Debió de repasarse todas las pelis de piratas de Errol Flynn y ensallar brazos en jarras frente al espejo del vestidor.
Y la guapa Janet Leigh, pues eso, no pasa de hacer de guapa un poco pava como buena princesa. Que diferencia con respecto a su papel en "Psicosis"... y es que "El Maestro" sabía tratar a las damas (sobre todo si estas eran rubias, guapas y estaban bien dotadas)
Recuerdo la primera vez que ví esta película. Algunas escenas quedaron grabadas en mi memoria acompañadas de ese componente emocional que es el responsable de que acabes amando el cine. Una de esas escenas, la de los cangrejos, me horrorizó. Con el paso de los años la percepción ha cambiado naturalmente. Ahora me doy cuenta de que filmaron la escena en semipenumbra, alternado primeros planos con tomas más alejadas para darle más dramatismo a la expresión de miedo y desesperación de Tony Curtis, todo a medida que los cangrejos se acercan y la marea va subiendo. Y como telón de fondo, la voz de la bruja y el tronar de la tormenta. Aún reconociendo su buen hacer en una interpretación diferente a la de galán a la que nos ha acostumbrado, he de decir que Tony Curtis no es actor de mi devoción. Me imagino un cambio de papeles, donde Kirck sería el esclavo y la intensidad y dramatismo que imprimiría al personaje. A mi entender Tony adolece de cierta “blandura” tanto en su físico (esos mofletes rellenos y esa nariz en porreta) como de carácter. Tony Curtis hace un papel difícil y poco agradecido, es un hombre lleno de odio, encogido bajo el peso de su rebeldía por el destino que le toca. El gran Kirk, sí cae bien. Su interpretación algo histriónica, le permite empatizar más con el espectador. Muy llamativos esos silencios previos a las escenas de acción filmadas al aire libre, a mi gusto son demasiado largos, la peli pierde ritmo.
ResponderEliminarLa parte de documental que aporta el film es interesante, pero desde luego parece que le han pedido a una tribu que “actúe” de ahí esas escenas algo forzadas en las que todos reciben entre saludos con la mano y risas excesivas a los vikingos que llegan por mar en sus preciosos barcos. Poco natural.
En definitiva, una de aventuras entretenida, bien interpretada y bien filmada